Fallece Amparo Rivelles
Maestra del cine y del teatro, miembro de una mítica familia de intérpretes, la actriz muere en Madrid a los 88 años
Este jueves falleció en Madrid a los 88 años la actriz Amparo Rivelles, hija de los también actores Rafael Rivelles y María Fernanda Ladrón de Guevara, pareja famosa en los teatros y también en el cine, especialmente en las versiones españolas de Hollywood en los primeros años 30. Aunque Amparo confesaba que hubiese preferido ser abogada o médica, subió pronto a un escenario, a los 14 años en un pequeño papel de La madre guapa, de Adolfo Torrado.
Y no abandonó esa profesión hasta 2006, cuando anunció al público su retirada tras una representación de La brisa de la vida, de David Hare, dado que comenzaba a notar dificultades para moverse con facilidad. Entre una y otra intervino en un número incalculable de obras, pero su gran popularidad se la debió al cine y la televisión. En los años 40 fue la gran estrella del cine español contratada en exclusiva por la marca Cifesa, formando frecuente pareja cinematográfica con los galanes Alfredo Mayo y Rafael Durán o Jorge Mistral. Obtuvo la Rivelles grandes triunfos con El clavo, La fe, Fuenteovejuna, La calle sin sol, La duquesa de Benamejí, La leona de Castilla, Alba de América, que rodó en avanzado estado de embarazo… Incluso recibió ofertas de Hollywood que rechazó aunque fue contratada por Orson Welles para intervenir en la versión española de Mr. Arkadin, en 1955.
Por razones personales que nunca desveló se trasladó a México a finales de los años cincuenta. En aquel país su presencia en el cine y la televisión tuvo una resonancia extraordinaria hasta el punto de que permaneció en él más de veinte años trabajando en todos los campos “menos en circo”, decía ella con su buen humor, interpretando preferentemente melodramas lacrimógenos en cine y en televisión, aunque su película más notable en ese período sea la ácida El esqueleto de la señora Morales, en 1959. Regresó a España en 1974 para protagonizar La madrastra, dirigida por el mexicano Roberto Gavaldón, en la que se insinuaba algún desnudo aprovechando la apertura censora que entonces comenzaba.
En 1996 recibió el premio Nacional de Teatro, y por su trabajo en la película Hay que deshacer la casa (1986), obra que previamente había representando en teatro durante varios años, obtuvo el Goya, siendo ella la primera actriz que lo ganaba
La Rivelles se asombró de que a pesar de su larga ausencia el público la seguía reconociendo como gran actriz, abarrotando los teatros en que actuaba, mientras que los más jóvenes comenzaron a admirarla en sus apariciones en televisión, especialmente en la serie Los gozos y las sombras. Amparo Rivelles siguió alternando teatro y cine. En 1996 recibió el premio Nacional de Teatro, y por su trabajo en la película Hay que deshacer la casa (1986), obra que previamente había representando en teatro durante varios años, obtuvo el Goya, siendo ella la primera actriz que lo ganaba. Su director, José Luis García Sánchez, informado por este periódico de su fallecimiento recordaba que “estaba dotada de un talento descomunal y era una profesional impecable. Era una maestra, generosa, con un conocimiento descomunal de, por ejemplo, saber contar historias con su cuerpo. No encontrarás nadie que hable mal de ella, porque era una gozada trabajar con ella”.
Efectivamente será difícil encontrar quien no hable con calor de esta actriz insigne, persona inteligente, mujer rebelde y extraordinaria. “No tengáis pena cuando me muera porque me lo he pasado muy bien”, dijo en el homenaje que el Instituto Cervantes de Madrid le rindió hace pocos años. “Me gustaría que me recordaran como una buena persona, porque creo que sí lo soy”. Aunque retirada en su casa madrileña, esta leyenda del cine clásico español seguía recibiendo el merecido tributo de admiradores y de compañeros de profesión. Fue hermana por parte de madre de Carlos Larrañaga y tía de Amparo Larrañaga y Luis Merlo.
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