“El éxito puede ser venenoso”
Debutó a los seis años en un anuncio. Hoy, Joseph Gordon-Levitt ha tocado todos los palos del espectáculo. Ahora dirige 'Don Jon'
Debutó a los seis años con un anuncio de mantequilla de cacahuete y para cuando tenía quince su conocimiento de las bambalinas del mundo audiovisual superaba con mucho al de algunos veteranos: televisión, cine, publicidad o teatro, Joseph Gordon-Levitt (Los Ángeles, 1981) ha tocado todos los palos del espectáculo desde que era un niño y ha vivido para contarlo. Ahora presenta Don Jon, su ultimo trabajo, esta vez a ambos lados de la cámara: “No ha habido ningún plan pero si la sensación de que todo lo que he hecho me ha empujado de algún modo a lo que estoy haciendo ahora” dice Gordon-Levitt en una habitación con vistas a Bryant Park, en el centro de Nueva York. Viste como una estrella de los años sesenta, zapatos lustrosos, traje oscuro y peinado con la raya en medio, como si de pies a cabeza reivindicará a los maestros de la vieja escuela, esos que podían bailar, cantar y actuar sin que se les moviera ni un pelo. “[Risas] Se me da bien bailar, aunque está mal que lo diga yo” dice el actor, que en Don Jon interpreta a un adicto al sexo virtual incapaz de encontrar una mujer que empate con sus fantasías cibernéticas hasta que se cruza con alguien al otro extremo de su universo, una creyente en los cuentos de hadas a la que pone rostro una diva como Scarlett Johansson.
“Es cierto que el porno es un elemento importante en la película y que es un tema vistoso pero de lo que realmente quería hablar –y espero que eso llegue al espectador- es de la vulgarización a la que sometemos a la imagen de la mujer, de ese filtro sexual a través del que la vemos, sobre todo en la publicidad, donde para vender cualquier cosa se utiliza una determinada imagen de la feminidad que no tiene nada que ver con las mujeres. Internet solo ha multiplicado eso por 1.000, y el porno forma parte de ello aunque desde luego no es el único problema: el problema real es como perpetúan ese estereotipo los medios de comunicación”, cuenta el californiano.
Gordon-Levitt ha aparecido películas de culto como Brick, Looper o 500 días juntos, pero también en producciones multimillonarias como Origen o El caballero oscuro: la leyenda renace, en una carrera construida a base de talento, inteligencia y suerte. “Desde luego, siempre hay un factor –por pequeño que sea- que tiene que ver con la suerte. Es verdad que el trabajo es muy importante, pero hay pequeñas cosas que al final pueden ser muy importantes. ¿Mi mejor decisión? Pararlo todo e irme a estudiar a la universidad de Columbia. Creo que me sirvió para entender muchas cosas y adquirir algo de perspectiva, que es importante para esta profesión. Cuando hacía televisión tuve mucho éxito con una serie y todo el mundo se empeñaba en decirme cuál era la mejor manera de aprovechar ese éxito: para ellos consistía en repetir el modelo una y otra vez. Para mí el éxito puede ser venenoso y por eso intento no perder nunca el mundo de vista y seguir haciendo lo que me apetece, sin ningún tipo de urgencias”. El actor es un hombre calmado, de sonrisa permanente y con fama de perfeccionista, su imagen en Hollywood es impoluta: nada de escándalos, ninguna palabra más alta que otra. Metido hasta los codos en proyectos de crowdfunding (financiación popular) y consciente de que los tiempos cambian, el intérprete no cree en el inmovilismo que parece presidir a algunos en la meca del cine: “Cada película debe encontrar su propio modelo de distribución. No creo que haya modelos malos y buenos, simplemente cada proyecto tiene unas necesidades distintas y no puedes venderlas todos del mismo modo. No puedes pedir al espectador lo mismo por El caballero oscuro: la leyenda renace que por Don Jon. Son modelos de explotación diferente. Creo que poco a poco todos se van dando cuenta de que hay muchas maneras de enfocar el negocio y nadie puede sentarse en su casa a esperar que el futuro nos pase por encima. El espectador demanda nuevas plataformas, nuevos modelos, nuevas maneras de ver las películas y si nosotros no se las ofrecemos ellos buscarán otra solución. Hollywood puede encabezar una revolución tranquila o esperar que todo se transforme para actuar. Yo apuesto por la primera opción”, remata Gordon-Levitt.
Babelia
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