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Julian Assange, contra la visión de Hollywood de Wikileaks

El 'hacker ataca a 'El quinto poder', la película que explica el nacimiento de su web, y a Benedict Cumberbatch, que le encarna en la pantalla

Benedict Cumberbatch, caracterizado como Assange en 'El quinto poder'.
Benedict Cumberbatch, caracterizado como Assange en 'El quinto poder'.

Estaba cantado: Julian Assange, fundador de Wikileaks, está en completo desacuerdo con el retrato que la película El quinto poder (que se estrena este viernes en España) ofrece de él. Pero el prófugo de la justicia –sigue asiliado en la embajada de Ecuador en Londres- ha respondido a su estreno con un llamamiento a Hollywood para que asuma su responsabilidad social: “Las películas de Hollywood son un producto cultural que tiene un impacto muy significativo en la manera en la que el público percibe el mundo”, aseguró en una entrevista vía Skype con representantes de la Asociación de la Prensa Extranjera en Los Ángeles. El hacker australiano, de 42 años, definió la película, dirigida por Bill Condon y en la que le pone rostro Benedict Cumberbatch, como “oportunista y hostil” y culpó a los medios de comunicación tradicionales, una “vieja guardia” en la que incluyó a aquellos dedicados a la cultura, de perpetuar el estado de injusticia y control que existe en Occidente. “¿Cuál es la responsabilidad de los realizadores de Argo o de La noche más oscura? ¿Es que si quieres que Michelle Obama te dé un oscar tienes que hablar de Wikileaks o de Irak?”, señaló Assange en referencia a otros filmes que, como El quinto poder, unieron política y espectáculo.

Sus críticas contra Hollywood se suman a la carta abierta que dirigió la pasada semana a Cumberbatch donde, educadamente, le recomendó que se dedicara a otra cosa y dejara la interpretación. “Me acusa de ser un matón a sueldo como si se me pudiera comprar para hacer propaganda de derechas”, le respondió el actor este fin de semana asegurando que lo que le atrajo de El quinto poder fue una figura “provocativa y difícil pero oportuna e importante”. En su charla con la prensa Assange no se refirió a Cumberbatch pero aseguró que El quinto poder fracasará en la taquilla porque el público prefiere las historias en las que David puede contra Goliat. “Ya no vivimos en los tiempos en los que organizaciones como DreamWorks o Disney pueden hacer sin más una película sobre gente real, refugiados políticos y personas implicadas en procedimientos legales en Estados Unidos y ponerlos verdes sin que haya consecuencias”.

Assange se mostró optimista con respecto a su situación y a la de su organización. Incluso describió de forma positiva su presencia en la embajada ecuatoriana donde se encuentra refugiado desde 2012. Una reclusión que le permite volcarse en su trabajo sin distracciones: “Lo que pasa fuera es más importante”. También consideró una “victoria táctica” para la libertad de expresión la sentencia contra Bradley Manning, el soldado estadounidense condenado a 35 años de cárcel por filtrar documentos secretos a Wikileaks, dado que fue absuelto de los cargos más severos. “En cualquier caso es un escándalo”, añadió indignado ante la sentencia por un crimen del que en su opinión no hay pruebas: “Es una fuente condenada por espionaje por informar a los estadounidenses de lo que se hace en su nombre”.

Durante la entrevista, Assange reconoció que en los últimos años solo le ha gustado de Hollywood Pozos de ambición, y defendió el documental Mediastan, producción de Wikileaks, mientras que criticó con dureza otro documental, We steal secrets: the story of Wikileaks, de Alex Gibney. Sobre su conocimiento de español tras 500 días en suelo ecuatoriano, Assange prefirió no entrar en detalles. “Si eres un periodista de investigación es mejor no reconocer los idiomas que hablas”, comentó entre juguetón y sobrado.

Me acusa de ser un matón a sueldo como si se me pudiera comprar para hacer propaganda de derechas”, le ha respondido el actor

El director de Wikileaks también habló del también prófugo de la justicia Edward Snowden, en la actualidad refugiado en Rusia en lo que definió como una “exitosa operación” que le permite seguir en libertad. Irónicamente Assange comentó que EE UU ha dejado de ser “el país al que pides asilo” convertido en ese “del que pides asilo”. El refugiado no quiso entrar en detalles sobre su vida en la embajada ecuatoriana, un día a día en un ambiente que Oliver Stone describió este año como una “habitación modesta” donde hay poco más que una cama, teléfono y conexión de Internet.

Redoblando sus ataques contra los medios de comunicación tradicionales donde “cada organización responde a una agenda por lo general compleja porque tiene muchos intereses”, Assange indicó su esperanza de que Wikileaks ocupe un lugar en la historia más allá de una organización combativa dedicada al periodismo de investigación. En su opinión, lo que están construyendo es la nueva biblioteca de Alejandría con “millones y millones de documentos de importancia histórica” que sirvan de cimientos para decisiones políticas que mejoren la civilización: “Occidente vive en una encrucijada. De un lado la distopía de un estado policial que no obedece sus propias reglas y de otro un nuevo consenso internacional marcado por la revolución en nuestras comunicaciones y que está forzando gracias a organizaciones como Wikileaks y otras formas innovadoras de periodismo a una mayor transparencia gubernamental”.

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