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OBITUARIOS

Alberto Bevilacqua, cronista de la sociedad italiana

Prolífico escritor, llevó personalmente a la pantalla varias de sus obras literarias

Alberto Bevilacqua, novelista y director cinematográfico italiano, en 2002.
Alberto Bevilacqua, novelista y director cinematográfico italiano, en 2002. ULF ANDERSEN (GETTY)

El director de cine Alberto Bevilacqua (Parma, 1934) falleció el lunes a los 79 años a causa de una insuficiencia cardiaca. Aunque solo dirigió siete largometrajes, su fama como cineasta fue reconocida con premios en festivales y aplaudida por el público, pero aún más lo fue como poeta, novelista y articulista, desde que Leonardo Sciascia le apoyara tras leer su primera obra La polvere sull’erba, en 1955. Bevilacqua publicó más de 30 novelas por las que obtuvo numerosos premios; algunas de ellas él mismo las llevó al cine. La más conocida es sin duda La califa (1970), que cuenta la historia de una viuda (Romy Schneider) cuyo marido ha sido asesinado por la policía durante una huelga; el afán de venganza de la mujer contra el dueño de la fábrica en que su marido trabajaba (Ugo Tognazzi) la lleva, paradójicamente, a enamorarse de él. Este tipo de contradicción fue analizada por Bevilacqua en otras películas suyas. Esa clase de amor (1972), narra las tribulaciones del hijo de un luchador antifascista que desembocan en su boda con la hija de un rico industrial. Obtuvo el Premio David de Donatello a la mejor película del año, ex aequo con La clase obrera va al paraíso, de Elio Petri: una fértil época del cine italiano en que predominaban los temas políticos. Otras películas notables de Bevilacqua fueron El ojo del gato (1968), Atención al bufón (1975) y Bosco d’amore (1981), no estrenadas en España.

Cuando visitó nuestro país en 1984 con motivo de un homenaje organizado por el Instituto Italiano de Cultura y la Filmoteca Española, el director mostró su enfado por la ausencia en Italia de una política cinematográfica adecuada, significándose “contra ese perverso sistema europeo que obliga a un autor a perder gran parte de su vida en la pretensión de hacer cine”. Hombre batallador, se enfrentó igualmente a muchos de sus colegas a los que calificaba de “traidores” por haberse entregado fácilmente a las comedietas o al cine producido por las televisiones. “Nuestro país está en manos de la Mafia, y me temo que los cineastas de nuestros días no se sensibilizan lo bastante con esta situación”, dijo entonces a este periódico.

Las novelas o poemas de Bevilacqua, muchas de ellas publicadas en España, cubrieron diversos géneros y temáticas, incluso eventualmente el erotismo (El Eros, de 1995, editada en La Sonrisa Vertical); no obstante, en sus obras predomina la preocupación por los contrastes sociales y la situación de su país: Una escandalosa juventud (1982), El juego de las pasiones (1990), Carta a mi madre sobre la felicidad (1997), Los años difíciles (2000), El que te traicionaba (2009)… Su último libro, El Gengis (2012) denuncia los abusos del poder a través de la historia de un dibujante satírico amenazado. Trece años antes había dirigido la que sería su última película, Gialloparma, basada en su propia novela, rebautizada en Francia como Crímenes escandalosos. Aunque no resultara una gran película, Bevilacqua fue amenazado por los propios corruptos que en ella se denuncian.

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