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El restaurante Can Fabes dice adiós este sábado

La familia del desaparecido chef Santi Santamaria mantiene conversaciones con posibles compradores nacionales e internacionales del espacio gastronómico El menú final incluirá platos emblemáticos del cocinero catalán

Santi Santamaria, en su cocina de Can Fabes, en una imagen de 2007.
Santi Santamaria, en su cocina de Can Fabes, en una imagen de 2007.CONSUELO BAUTISTA

Después de 32 años con los fogones encendidos, Can Fabes cierra sus puertas, empujado por la falta de viabilidad económica. Como ya había anunciado el pasado julio la familia del fundador del restaurante, Santi Santamaria, el próximo sábado 31 de agosto se servirá la última cena, que consistirá en un menú con los platos más emblemáticos del cocinero.

Raviolis de gambas, papada con caviar, jarrete de ternera, langosta con albahaca, tripas de bacalao con butifarra negra, cochinillo ibérico, y buñuelos de chocolate, son algunos de los platos que se ofrecerán en este Gran Menú de Santi que se elaborará a la medida de cada comensal, según asegura Regina Santamaria, la hija del famoso chef catalán, fallecido en Singapur en febrero de 2011.

Para el día del cierre en el conocido restaurante de Sant Celoni (Barcelona) están todas las mesas reservadas, sobre todo de clientes habituales. “Será muy duro para todos y no será un día feliz”, ha declarado Regina Santamaria, quien espera que este cerrojazo no sea definitivo. La familia Santamaria, que bajo el liderazgo de Santi lució en Can Fabes tres estrellas Michelin, está negociando con inversores nacionales e internacionales la compra del espacio gastronómico. No saben si el reflote se producirá en “uno, tres o seis meses”, afirman. “Lo último que se pierde es la esperanza”, dicen, y esperan que el equipo de 17 personas de la plantilla (en cocina y sala) pueda recuperar pronto su empleo. “Para la familia sería un honor que quisieran volver”, dice Regina Santamaría.

El chef Xavier Pellicer, mano derecha en la cocina de Santi Santamaria, estuvo al frente de los fogones mientras el titular de la casa ponía su mano y su firma culinaria en proyectos gastronómicos internacionales. Tras la sorpresiva muerte del maestro, Pellicer se mantuvo en Can Fabes como heredero gastronómico y, en febrero pasado, tras el divorcio de común acuerdo con la familia Santamaria, cedió el testigo a dos chefs que ya habían trabajado en el equipo del restaurante, el francés Jerome Bondaz y el catalán Iván Solà.

La permanencia de los dos nuevos titulares de la cocina de Can Fabes ha sido breve, hasta el anuncio de la familia propietaria de interrumpir el negocio. “En estos tiempos tan difíciles para la gran cocina de nuestro país, Can Fabes carece de la viabilidad económica necesaria para seguir con un proyecto basado en la excelencia, y por ello hemos decidido poner el punto final a uno de los capítulos más brillantes de la cocina catalana y europea de los últimos veinticinco años”, manifestaron en su comunicado, y ponían de relieve el influjo de Santi Santamaria: “Nos enseñó a estar satisfechos por el trabajo bien hecho. Al cabo de dos años y medio de su muerte, nos satisface también haber mantenido los valores y los ideales que nos inculcó, incluso en su ausencia”, así como le huella en otros profesionales. “Estamos muy orgullosos de los grandes equipos que hemos formado y de la brillante trayectoria de muchos grandes cocineros y jefes de sala y bodega que han pasado por Sant Celoni”.

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