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crítica de 'perder la razón'
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Explicar lo inexplicable

El belga Joachim Lafosse parte de un terrible caso real de la crónica negra acontecido en febrero de 2007 en Nivelles

La familia protagonista, con Émilie Dequenne y Tahar Rahim.
La familia protagonista, con Émilie Dequenne y Tahar Rahim.

Segundo largometraje del belga Joachim Lafosse estrenado en nuestro país tras Propiedad privada (2006), Perder la razón parte de un caso real de la crónica negra acontecido el 28 de febrero de 2007 en Nivelles. Dos de los supervivientes del entorno familiar donde tuvo lugar el hecho han repudiado la película por su intento de encontrar una razón a aquello que no queda otro remedio que sancionar como una atrocidad inexplicable. En los créditos de la película se incluye un mensaje que deja claro que el propósito de Lafosse no es elaborar una crónica de los hechos, sino tomarlos como punto de partida. Y el desarrollo de Perder la razón parece subrayar que el objetivo es, precisamente, aquello que ha resultado intolerable para los supervivientes: bucear en la oscuridad para encontrar una explicación a lo aparentemente inexplicable.

PERDER LA RAZÓN

Dirección: Joachim Lafosse.

Intérpretes: Émilie Dequenne, Tahar Rahim, Niels Arestrup, Stepháne Bissot, Mounia Raoui.

Género: drama. Bélgica, 2012.

Duración: 111 minutos.

Como en Propiedad privada, donde Lafosse evocaba el mito de Caín y Abel reflexionando sobre la dislocación de roles de poder entre padres e hijos, Perder la razón tiene lugar en un entorno familiar disfuncional y patológico: la vida de una joven pareja con el padre adoptivo del marido, un territorio donde el afecto y la entrega se convierten en arma de doble filo y donde se irá esclareciendo el camino hacia esa imagen —unos ataúdes subiendo al cargamento de un avión— que aparece al principio del metraje. Émilie Dequenne da el do de pecho en la piel de esa esposa y madre que se irá desintegrando, y la manera en que Lafosse ejecuta el desenlace es soberbia y permanecerá largo tiempo enquistada en la memoria de todo espectador. Perder la razón es una película controvertida que maneja material explosivo con genio.

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