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“Si Wert me pidiese sentarnos a hablar para buscar soluciones, yo lo haría”

El actor José María Pou lee 'El Gallitigre' de Javier Tomeo por primera vez en castellano en la biblioteca Menéndez Pelayo de Santander

El actor y director José María Pou.
El actor y director José María Pou. Pablo Hojas

Hace 30 años y un día José María Pou (Mollet del Vallés, Barcelona, 1944) fue a Santander a recitar poesía, como ahora llamado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Este lunes se subió al escenario improvisado de la biblioteca Menéndez Pelayo para leer el texto El Gallitigre, de su amigo Javier Tomeo, por primera vez en castellano. Este monstruo de la interpretación que se autodefine un tanto zangolotino reconoce que ya va siendo hora no de bajar el telón, pero sí de disminuir el ritmo. Tras casi 45 años dedicados en exclusiva al teatro, llega el momento de pensar en uno mismo.

Pregunta. Ha asegurado que no se quiere retirar pero que quiere parar un poco el ritmo…

Respuesta. Si, es cierto. Debuté en este oficio en 1968, se están cumpliendo 45 años en los que empecé con dos frases y he acabo dirigiendo y haciendo teatro. He estrenado casi 50 funciones, que no son muchas, pero he tenido la suerte de que han estado mucho tiempo en cartel.

P. ¿Cuándo baja un actor el telón para siempre?

R. Nunca, pero atención, que solo digo que estoy pensando en echar el freno, no en retirarme del todo, porque todavía hay personajes que uno puede hacer y que estoy deseando hacer.

P. En 45 años ha logrado casi todo tipo de reconocimientos. ¿Cómo mide el éxito?

R. Para mí consiste en permitirme vivir de esto. Fernando Fernán Gómez decía que después de cada estreno venían todos los amigos a felicitarte al camerino y le decían lo bien que lo había hecho. Se decía a sí mismo: pues ya los he vuelto a engañar otra vez y con eso he conseguido crédito para seguir ejercitando mi oficio durante un año más, hasta el próximo estreno, donde por fin se darán cuenta de que soy muy mal actor y no me dejarán subirme más a un escenario.

P. ¿Con cuál de sus papeles se queda?

R. Fue fundamental, en el año 1982, interpretar al marido de Nora, Torvald Helmer en Casa de muñecas, de Henrik Ibsen. También el del rey Lear fue un salto mortal en mi carrera. Y el personaje principal en La cabra, una obra original Edward Albee, que yo mismo dirigí en 2006.

P. ¿Actor antes que director?

R. Siempre. Aunque nunca me propuse serlo. Me cabreaba muchas veces cuando me decían que debía dar un paso más ¿Por qué ser director es algo más que ser actor? Es un creador del espectáculo al mismo nivel de responsabilidad que el actor.

P. ¿Da libertad a sus actores para que desarrollen sus personajes o es de esos directores que lo controlan todo?

R. Es una exigencia. Mi misión es orientarles acerca de cómo creo yo que es su personaje, de la misma manera que ellos me tienen que contar cómo creen que es su personaje.

P. ¿Ha llegado alguna vez a un punto muerto?

R. Sí, yo mismo me he despedido de algún espectáculo. He abandonado tres funciones, algunas ya muy avanzadas, porque no tenía un entendimiento con el director. No era posible una negociación.

P. Imagino que se molestarían.

R. (risas) Sí, pero no me lo tienen en cuenta, mejor que no mencione quiénes son. Además, uno de ellos ya está muerto.

P. ¿Qué personaje le hubiese gustado interpretar y nunca ha conseguido?

R. Cyrano de Bergerac. No recuerdo si lo vi representado o si lo leí. Me imagino a mí mismo en la soledad de mi casa leyendo el texto emocionado. Creo que la he visto unas 14 o 15 veces.

P. ¿En la televisión vemos caras bonitas y en el teatro, actores?

R. No es tan radical. Eso era antes. Alguna de las mejores interpretaciones que yo he visto en mi vida las he visto en televisión en series como Mad Men, The Wire

P. ¿Y en España?

R. Tampoco es tan radical. Se cree que hay una fórmula mágica en la que las series para que funcionen deben ser de personajes más o menos borderline, adolescentes que se quitan la camisa a los dos minutos de entrar en el plano…

P. ¿Diga algo que haya hecho bien el ministro de cultura, José Ignacio Wert?

R. Necesitaría muchísimo tiempo para contestar. Tendrías que darme 24 horas por lo menos para poder buscar, escarbar e investigar en las hemerotecas montones de noticias y declaraciones suyas.

P. Los actores de Julio César, en el festival de Mérida, decidieron no recibir al ministro. ¿Haría usted lo mismo?

R. El que no coincidamos en cien mil cosas no me impide que yo sea una persona educada y que le devuelva el saludo. Es más, si viniera el ministro y me dijese: José María te importaría sentarte conmigo dos horas y ver cómo podemos solucionar esto yo lo haría, sería un irresponsable no hacerlo.

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