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CRÍTICA: 'BAZTÁN'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un gueto en Navarra

Curiosa propuesta de Iñaki Elizalde para su debut en el largometraje, alrededor de un gueto nacido en el siglo XIII

Javier Ocaña
El actor Unax Ugalde en 'Baztán'.
El actor Unax Ugalde en 'Baztán'.

Agotes (según el Larousse): grupo social cohesionado del valle del Baztán, a cuyos miembros se consideró sospechosos de herejía y contra los que se practicó una segregación social; solo podían ejercer determinados oficios (carpintero, leñador), y no eran admitidos en los gremios.

¿Cosa del pasado? Vaya usted al Baztán, en el Norte de Navarra, y pregunte. ¿Un tema tabú? Quizá alguna puerta se cierre en sus narices. Al menos eso es lo que se desprende de Baztán, curiosa propuesta de Iñaki Elizalde para su debut en el largometraje, alrededor de este gueto nacido en el siglo XIII, a cuyos miembros no se les reconoció la igualdad jurídica hasta el XIX, y que, aunque ahora se considere vestigio de otro tiempo, como se dice en el relato, “aún se sabe quién desciende de agote y quién no”. Un tema de evidente atractivo que, sin embargo, peca de cierto acartonamiento en su doble mecánica narrativa: un falso documental sobre los preparativos de producción para una supuesta película sobre los agotes; y la propia película, ambientada en la Edad Media, en tono de aventuras dramáticas, con la Santa Inquisición como germen de males. Una sistemática que, en cierto sentido, recuerda a También la lluvia, de Icíar Bollaín, pero a la que Elizalde no ha sido capaz de dotar de fluidez ni de credibilidad. Gente como Carmelo Gómez y Unax Ugalde otorga verosimilitud a sus secuencias en ese presente guionizado (digamos que saben ser naturales interpretando), pero, como no podía ser de otra forma, las numerosas presencias aficionadas de gentes del Valle aplican un barniz amateur a sus diálogos, más propios de un teatrillo de instituto que de una película profesional. Así, ese doble procedimiento se antoja, al mismo tiempo, su mayor virtud, por lo insólito, y su mayor defecto, por sus discretos resultados.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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