El renacimiento duplicado por Joan Fontcuberta

Elegir una foto de entre toda una vida no resulta tarea fácil. Tras las dudas, tantas como lo que supondría escoger entre un hijo u otro, se decanta por La nascita de Venus (1992), un fotograma virado al selenio sobre una reproducción del original de Botticelli, de la serie Palimpsestos. Una representación del cuerpo humano en la que fotografía y pintura coexisten de forma pacífica al tiempo que sacuden la conciencia del espectador. Mezcla discurso y calidad, pero tras esos valores se ocultan algunas de las reflexiones sobre la naturaleza de la imagen que caracterizan la obra de Joan Fontcuberta  (Barcelona, 1955). Este ensayista y crítico lleva media vida jugando con los límites entre la realidad y la ficción del medio fotográfico. Toma una imagen hecha por otro, la adopta y le da una segunda vida. En esta obra, ha usado como fondo El nacimiento de Venus, con toda su simbología en la historia de la pintura, y le ha colocado encima papel fotográfico. Al encender la luz queda la marca del objeto. Aquí la cámara ya no es un objeto sino la señal que deja la luz, una huella en movimiento que ocupa toda la diagonal del marco. Al poner una fotografía sobre una pintura combina dos sistemas de representación. Las imágenes no son lo importante para Fontcuberta. Trabaja con series y su tesis es que las fotos carecen de valor por si mismas. “Son como palabras que tienen que juntarse para tener contenido”, cuenta. La nascita de Venus,de la colección del IVAM, fue realizada en los días posteriores al nacimiento de su hija, mientras el bebé superaba en la incubadora un problema respiratorio. En el momento de realizar la composición nunca pensó que hubiera un nexo, al menos no fue consciente entonces pero ahora sí valora ese aspecto personal.