‘Otello’ desembarca en el Palacio Ducal tras 43 años de ausencia
Venecia acoge la obra de Verdi tras dos años de trabajo en el escenario ‘Otello’ desembarca en el Palacio Ducal tras 43 años de ausencia
Otello regresó a Venecia tras 43 años de ausencia. Fue una noche llena de emociones, alta calidad artística y potentes efectos visuales. Los arcos góticos del Palacio Ducal acogieron la velada, el pasado miércoles, transformándolo en un escenario casi mágico durante los cuatro actos de la obra de Giuseppe Verdi. Este es el evento más importante de la temporada lírica del Teatro de La Fenice, en el bicentenario del nacimiento del compositor italiano. La obra se repetirá el domingo 14 y el miércoles 17 de julio.
Shakespeare ambientó la tragedia de amor y celos en la ciudad de los dogos. Otello, el moro de Venecia (moor, como le bautizó el escritor inglés), comenzó con siete minutos de retraso, ante la presencia de 1.200 personas, entre ellas: la Ministra de Justicia, Annamaría Cancellieri; el alcalde veneciano, Giorgio Orsoni; escritores, actrices, empresarios y un público ansioso por ver la obra. El llenazo fue total hasta el punto que más de un centenar de personas se quedaron sin asiento y tuvieron que buscar más sillas. Una vez resuelto el problema, el maestro Myung-Whun Chung subió a la tarima. Ya había dirigido Otello con la orquesta y el coro del Teatro de La Fenice el pasado abril, en Japón. En Venecia, sin embargo, cuando empezaron los primeros compases se respiraba una atmósfera especial.
Dio inicio a una de las noches más espectaculares bajo el cielo de la ciudad de los canales. El público se trasladó al momento más esplendoroso de la lírica en La Fenice. Contemplar el rostrode Otello reflejando sus celos y rabia delante de la imponente escalera de los gigantes, en el patio del Palacio Ducal, fue uno de los momentos cumbres de la obra.
"Otello es capaz de vencer batallas navales y tempestades terribles del Mediterráneo. Es un hombre inseguro, celoso. Las constelaciones estelares, como el león de Venecia, para él se convierten en monstruos",
Desde 1970 el personaje de Otello no atravesaba las puertas de la casa de los dogos. Las diferencias políticas entre los distintos partidos quedaron en esta ocasión aparcadas y la cultura ha superado todas las dificultades hasta lograr que la obra pudiese representarse en el palacio Ducal.
La sobreintendente de Bienes Artísticos y Paisajísticos de Venecia, Renata Codello, (mujer de armas tomar en la laguna, arquitecta siempre del lado de los técnicos) puso como condición que no se debía colocar ni un solo clavo en el Palacio Ducal. Ni un solo elemento arquitectónico podía ser alterado. El Teatro de La Fenice y la Fundación de Museos Cívicos de Venecia pusieron de su parte para que se cumpliesen los deseos de la arquitecta Renata Codello. Dos años de trabajo, semanas de ensayos, un importante número de análisis sobre las previsiones del tiempo y las salidas de emergencia necesarias permitieron a Otello retornar a su casa.
El amor de los protagonistas es el punto de partida de la obra. Otello, interpretado por el tenor estadounidense, Gregory Kunde (premio Abbiati 2012), y la soprano, Carmela Remigio, en el papel de Desdémona, logran superar los prejuicios raciales y étnicos. La mala fe fractura la relación y el productor, Francesco Micheli, la convierte en un encontronazo cultural. "Por eso he usado el símbolo de la fe cristiana como instrumento de muerte", declaraba Micheli.
Los sentimientos de celos y odio de Otello se convierten en una especie de realidad imaginaria. La rabia y la impotencia del protanogista aparecen reflejados en diferentes imágenes de vídeo que se proyecta en las paredes del Palacio Ducal. "Otello es capaz de vencer batallas navales y tempestades terribles del Mediterráneo. Es un hombre inseguro, celoso. Las constelaciones estelares, como el león de Venecia, para él se convierten en monstruos", continuaba Micheli.
En el último acto, mientras Desdémona reza un Ave María el público contempla las secuencias proyectadas del naufragio sobre las paredes del Palacio Ducal.
El productor Francesco Micheli juega en este acto con la idea del naufragio en Venecia, la vieja urbe que lucha por no hundirse. Los 100 miembros de la orquesta y los 80 del coro de La Fenice aparecen encaramados en las pasarelas que usan los venecianos para caminar cuando hay mareas altas. Mientras sonaban las últimas notas de la ópera comenzaron a tañer las campañas de San Marcos.
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