Walter Jens, decano del movimiento pacifista alemán
El intelectual y filólogo era miembro destacado del grupo de escritores del 47
No hubo discursos fúnebres. Los más de mil asistentes al funeral de Walter Jens (Hamburgo, 1923) en la iglesia evangélica de Tubinga escucharon en cambio el Réquiem de Mozart, sobre el cual el filólogo ha dejado escritos varios ensayos. Pero dicen sus familiares que Jens, fallecido en Tubinga el pasado día 9, se había despedido hace ya años. El viejo profesor padecía desde hace 10 una forma de demencia que le haría protagonista involuntario de una última polémica que ensombreció sus últimos años, cuando su hijo Tilman Jens escribió que la enfermedad del padre era la reacción a su pasado nazi. La aventurada tesis provocó un alud de críticas contra el hijo, que se defendió con un artículo en el populista y conservador diario Bild, el periódico que su padre criticaba a finales de los sesenta, cuando los movimientos contestatarios se veían demonizados en sus páginas. Walter Jens, que en marzo cumplió 90 años, decía no recordar su militancia juvenil en el partido nazi NSDAP cuando esta fue descubierta en 2003. Como subrayan sus defensores, es plausible que el partido lo inscribiera sin su conocimiento cuando aún no había cumplido 20 años. El asma lo libró del servicio militar y también del frente durante la II Guerra Mundial.
Poco antes de la rendición incondicional alemana obtuvo el doctorado en Filología Clásica por la universidad de Friburgo. Hijo de un acomodado banquero hanseático, emprendió una doble carrera académica e intelectual que lo puso en la vanguardia del movimiento pacifista y de la izquierda liberal de la posguerra. A los 27 años logró su primer éxito editorial con la novela El mundo de los acusados, una denuncia del totalitarismo nazi y del estalinismo rampante en el Este de Alemania ocupado por los soviéticos. Participó desde ese mismo año en la plataforma informal conocida como Grupo 47, que contó con muchos de los principales escritores de la posguerra alemana.
Jens sostenía que un intelectual debe participar en los debates públicos y advertir de los riesgos sociales. Él mantuvo su principal compromiso con el movimiento pacifista alemán. Se manifestó contra el rearme de las Fuerzas Armadas alemanas, la flamante Bundeswehr. Después protestó activamente contra el estacionamiento de misiles nucleares estadounidenses en territorio alemán, donde todavía siguen por alguna parte. También hablaba de fútbol, una de sus pasiones, en televisión, hacía crítica televisiva bajo seudónimo en un semanario y debatía con brillantez sobre la guerra de Irak. Dijo, sin embargo, que su habilidad como escritor nunca había superado la de un artesano hábil.
Jens escribía ensayos, obras de teatro y piezas dramáticas para la radio. Firme creyente protestante tradujo los cuatro Evangelios al alemán, así como el Apocalipsis y la Epístola a los Romanos de San Pablo. Redactó versiones de la Orestíada de Esquilo y adaptó la Ilíada y la Odisea para lectores jóvenes. Reflexionó sobre la figura del traidor bíblico en El caso de Judas. También escribió versiones personales de diversas obras clásicas como Las troyanas de Eurípides y Lisístrata, de Aristófanes. Su esposa, Inge Jens, escribió con él La señora Thomas Mann. Esta biografía de Katia Mann tuvo notable éxito porque desvela una vida inesperadamente atractiva. Jens, polemista apasionado, fue un destacado interlocutor del teólogo católico disidente Hans Küng. Precisamente, los dos libros de Jens traducidos al castellano son colaboraciones con Küng: Morir con dignidad (2010) y Teología en libertad (1998), ambos publicados en Editorial Trotta.
En 1963, la Universidad de Tubinga instituyó para Walter Jens la primera cátedra de Retórica de Alemania. Jens la ocupó hasta 1988. Un año después asumiría la presidencia de la Academia de las Artes en Berlín. El filólogo e intelectual cristiano ha sido enterrado en una tumba cercana a la del gran poeta Friedrich Hölderlin. La eligió el propio Jens antes de caer en la demencia.
Babelia
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