Música que pinta mucho
El museo Es Baluard de Mallorca expone los lienzos inspirados en melodías del abstracto José Manuel Broto
"Estas obras forman un mundo paralelo. Quiero que a la gente le guste. Que con su explosión cromática se suscite una actitud positiva. No deseo colaborar para acrecentar las penurias del mundo oscuro que nos rodea. No deja de ser una actitud política”. Lo asegura el artista que fue abanderado de la pintura-pintura, José Manuel Broto (Zaragoza, 1949). El autor ilumina, hasta enero, con 15 enormes telas, dípticos y trípticos de colores vivaces la caja blanca del museo Es Baluard de Palma.
Broto, militante sin dudas de la abstracción -“desde siempre, desde los 17 o 18, no he sentido una tentación realista”, dice-, cree que la música es la más abstracta de las artes. De ahí que su muestra se titule: Broto. Grandes partituras. La exposición está formada por obras que datan entre 2004 y 2012. Pintura que proclama deudoras del impacto o fusión de la música con la expresión de sus gestos.
Las piezas son de factura pulcra, de acrílicos en superficies sin masas de materia en relieves. Para abarcar el centro y los extremos de las telas gigantes “y que la pintura no se escurra” pinta las telas en el suelo, tendido, en equilibrio, sobre un carro que le diseñaron adrede, como las brochas gigantes que a veces usa. Broto habita todo el año en Mallorca, en una casa y estudio que él mismo diseñó en un terreno rural entre Sant Llorenç y Son Servera, al este de la isla, no lejos del mar donde hay empresarios, en cuyos hoteles y sótanos se atesoran importantes y dispares colecciones de arte.
Dejó las idas y vueltas entre el gris París -donde permaneció durante más de dos décadas- y la luminosa isla. En la ruta fija de emigración anual entre los estudios en el sur mediterráneo y en la capital francesa coincidió con otros importantes colegas, en la misma banda generacional, el nativo mallorquín Miquel Barceló, también José María Sicilia y en su día Miguel Ángel Campano.
“Da la impresión que la Historia del Arte se ha detenido”, razona.”Antes los nuevos movimientos surgían desde la opinión negativa del anterior. Lo vanguardista devenía totalitario por el intento de supresión del resto. Ahora las novedades aparecen en un conjunto que se ve ecléctico, abierto, donde no se toman posiciones de ventaja despótica donde una obra debe destruir a la anterior”. Apunta como hay fotografías que son más figurativas que la pintura figurativa, que retornó el hiperrealismo, al lado del vídeo, las perfomances, las instalaciones, en connivencia con otras expresiones clásicas del arte contemporáneo y vanguardista.
El autor “trabaja aislado”, sin estar "pendiente" de los sucesos del mercado del arte. Siempre tiene música en su taller con ventanas al campo. Es afín y cómplice de compositores ante los que siente "cierta envidia". Él solo tocó la armónica. De niño escuchaba Radio 2 (Radio Clásica) y grababa conciertos en una cinta. Ahora en Es Baluard pretende envolver al visitante en sus composiciones ahijadas de los sonidos, que mire y rebusque en una superficie expresiva gigante y sin un significado concreto.
Ondas y oleajes de grandes brochazos con coloraciones distintas peinan algunas piezas, otras contienen el eco del sonido en posibles fracturas geológicas. O un jardín sin flores nítidas. Broto, a veces, exhibe en el tumulto grandioso un orden geométrico de posibles grandes teclas –o rejas- blancas.
El escritor musical José Luis Téllez, conocedor polivalente porque ejerció de buen dibujante de prensa en la transición, dijo que “la pintura electrónica de Broto propone arquitecturas ingrávidas que se resuelven en máscaras o en ideogramas. Su propósito es hacer intervenir el tiempo en la pintura, transmutarla en música visual”.
Pintura estática con el viento dinámico de los sonidos. También existen ecos directos o códigos posibles. Una pieza se llama LEF ("Libertad, igualdad, fraternidad" , en lema de la revolución francesa), se traslucen los colores de la bandera española, de una muestra de las relaciones entre “para reconciliar Francia y España". Un cuadro de 2006 se llama Ligeti. Mientras lo pintaba murió este compositor.
El tumulto de gamas cromáticas se emparenta con piezas musicales. Literalmente. José Manuel López López ha realizado un vídeo en alianza con el pintor: las obras para piano con imágenes que les aluden o acompaña en color y forma.
Andreu Manresa, Palma de Mallorca
“Estas obras forman un mundo paralelo. Quiero que a la gente le guste. Que con su explosión cromática se suscite una actitud positiva. No deseo colaborar para crecentar las penurias del mundo oscuro que nos rodean. No deja de ser una actitud política”. Lo asegura el artista que fue abanderado de la pintura-pintura, José Manuel Broto (Zaragoza, 1949). El autor ilumina, hasta el mes de enero de 2014, con quince enormes telas, dípticos y trípticos de colores vivaces la caja blanca del museo Es Baluard de Palma.
Broto militante sin dudas de la abstracción -“desde siempre, desde los 17 o 18, no he sentido una tentación realista”, dice- cree que la música es de las artes la más abstracta no en vano ello su muestra es “Broto. Grandes partituras”. La exposición está formada por obras que datan entre 2004 y 2012. Pintura que proclama deudoras del impacto o fusión de la música con la expresión de sus gestos.
Las piezas son de factura pulcra, de acrílicos en superficies sin masas de materia en relieves. Para abarcar el centro y los extremos de las telas gigantes “y que la pintura no se escurra” pinta las telas en el suelo, tendido, en equilibrio, sobre un carro que le diseñaron adrede, como las brochas gigantes que a veces usa. Broto habita todo el año en Mallorca, en una casa y estudio que el mismo diseñó en un terreno rural entre Sant Llorenç y Son Servera, al este de la isla, no lejos del mar donde hay empresarios que en sus hoteles y sótanos atesoran importantes y dispares colecciones de arte.
Dejó las idas y vueltas entre el gris París -donde permaneció durante más de dos décadas- y la luminosa isla. En la ruta fija de emigración anual entre los estudios en el sur mediterráneo y en la capital francesa coincidió con otros importantes colegas, en la misma banda generacional, el nativo mallorquín Miquel Barceló, también José María Sicilia y en su día Miguel Ángel Campano.
“Da la impresión que la Historia del Arte se ha detenido”, razona.”Antes los nuevos movimientos surgían desde la opinión negativa del anterior. Lo vanguardista devenía totalitario por el intento de supresión del resto. Ahora las novedades aparecen en un conjunto que se ve ecléctico, abierto, donde no se toman posiciones de ventaja despótica donde una obra debe destruir a la anterior”. Apunta como hay fotografías que son más figurativas que la pintura figurativa, que retornó el hiperrealismo, al lado del vídeo, las perfomances, las instalaciones, en connivencia con otras expresiones clásicas del arte contemporáneo y vanguardista.
El autor “trabaja aislado”, sin estar "pendiente" de los sucesos del mercado del arte. Siempre tiene música en su taller con ventanas al campo. Es afín y cómplice de compositores ante los que siente "cierta envidia". El solo tocó la armónica. De niño escuchaba Radio 2 (Radio Clásica) y grababa conciertos en una cinta. Ahora en Es Baluard pretende envolver al visitante en sus composiciones ahijadas de los sonidos, que mire y rebusque en una superficie expresiva gigante y sin un significado concreto.
Ondas y oleajes de grandes brochazos con coloraciones distintas peinan algunas piezas, otras contienen el eco del sonido en posibles fracturas geológicas. O un jardín sin flores nítidas. Broto, a veces, exhibe en el tumulto grandioso un orden geométrico de posibles grandes teclas –o rejas- blancas.
El escritor musical José Luis Téllez, conocedor polivalente porque ejerció de buen dibujante de prensa en la transición, dijo que “la pintura electrónica de Broto propone arquitecturas ingrávidas que se resuelven en máscaras o en ideogramas. Su propósito es hacer intervenir el tiempo en la pintura, transmutarla en música visual”.
Pintura estática con el viento dinámico de los sonidos. También existen ecos directos o códigos posibles. Una pieza se llama LEF (Libertad, igualdad, fraternidad, en lema de la revolución francesa), se traslucen los colores de la bandera española, de una muestra de las relaciones entre “para reconciliar Francia y España". Un cuadro de 2006 se llama Ligeti. Mientras lo pintaba murió este compositor.
Algún tumulto de gamas cromáticas Broto lo sitúa emparentado las piezas musicales, a la interpretación de los pentagramas. Por ejemplo, directamente al compositor José Manuel López López sobre el que ha realizado un vídeo en alianza: las obras para piano con imágenes que les aluden o acompaña en color y forma. Partituras legibles, un gozo explicado en una expresión autónoma también.
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