Amat Escalante revalida en Cannes al cine mexicano

El realizador Amat Escalante, de 34 años, se convirtió este domingo en el tercer mexicano en recibir el premio al mejor director de la Sección Oficial del Festival de Cannes en sus 66 años de historia. Escalante fue reconocido por la película Heli, una cinta que retrata la guerra contra el narcotráfico. Su amigo y mentor, el también mexicano Carlos Reygadas, obtuvo el mismo galardón por Post Tenebras Lux el año pasado y Alejandro González Iñárritu fue premiado por Babel en 2006.

Escalante, de madre estadounidense, padre mexicano y nacido en Barcelona por casualidad, aplaudió la “valiente” decisión del jurado, presidido por Steven Spielberg. Heli cuenta la historia de una familia atrapada en un violentísimo círculo de crimen y venganza y en su descripción no escatima detalles. La secuencia de una tortura incluye la quema de los testículos de un hombre en primer plano.

El director descartó las críticas por la excesiva violencia. Argumentó: “¿Qué sentido tiene no mostrar la violencia solo para que el espectador no sufra, si en la vida real no es así?

También en esta edición, la cinta mexicana La jaula de oro (del director español Diego Quemada-Díez) ganó el premio al mejor reparto en la sección Una Cierta Mirada. El cine mexicano, que pasó ausente por décadas de los grandes festivales del mundo, ha experimentado en Cannes un renacimiento desde hace 10 años.

Hace ya 13 años que Amores Perros, dirigida por Alejandro González Iñárritu y escrita por Guillermo Arriaga, ganó el Gran Premio de la Crítica en Cannes en el año 2000. La irrupción de la cinta fue el culmen de una hornada que, de la mano de directores como Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, fotógrafos como Emmanuel Lubezki y Rodolfo Prieto, y actores como Diego Luna, Gael García Bernal y Demián Bichir ha devuelto al cine mexicano un prestigio que se mantuvo empañado por casi medio siglo.

Por ejemplo, la mayoría de los premios obtenidos por el cine mexicano en Cannes se concentran en los últimos 10 años. De los últimos siete premios al mejor director, tres han ido a parar a manos de mexicanos. Ninguna película mexicana, eso sí, ha vuelto a ganar la Palma de Oro desde María Candelaria, de Emilio Fernández, en 1946.