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Dror Moreh: “Desde el 67, Israel camina hacia el desastre”

El israelí presenta en Documenta Madrid 'The Gatekeepers', con el que fue candidato al Oscar

Ana Carbajosa
El director de cine israelí, Dror Moreh, en el Matadero, de Madrid.
El director de cine israelí, Dror Moreh, en el Matadero, de Madrid.CARLOS ROSILLO

Al final, The Gatekeepers no ganó un Oscar, pero sí se ha ido ganando poco a poco a los espectadores, hasta convertirse en la tercera película israelí más taquillera de la historia en Estados Unidos. El dato sorprende, si se tiene en cuenta que se trata de un documental tirando a deprimente y rodado sin excesivos fuegos de artificio. Una habitación, una silla, imágenes de archivo y hasta seis entrevistados que se asoman a la cámara de Dror Moreh. La clave está en la identidad de los entrevistados y en su excepcional entrega al proyecto que logra el director. Los que hablan ante la cámara son los seis jefes de los servicios secretos internos israelíes vivos, los mismos que han ordenado asesinatos selectivos e interrogatorios inhumanos a los palestinos y que han convertido Cisjordania en un lugar infernal. La suma de confesiones de estos hombres maduros se convierte en una radiografía perfecta de la ocupación israelí desde 1967 y en un lúcido recorrido por la historia reciente del Estado judío.

En la película no hay propaganda, ni eslóganes políticos, ni denuncias que valgan. Hay hechos y testimonios. El resultado es cristalino: un alegato en contra de la ocupación a los palestinos y la convicción de que Israel ha elegido el camino equivocado si lo que busca es la paz. De que puede que el gigante militar de Oriente Próximo sea capaz de ganar una y mil batallas, pero que como dice uno de los protagonistas de la película, es incapaz de ganar la guerra y mucho menos la paz.

Moreh pasó por Madrid, donde The Gatekeepers se proyectó en el festival Documenta Madrid y conversó con este diario. Dice que después de rodar 72 horas de entrevistas con los jefes de los servicios secretos y de ver miles de horas de imágenes de archivo sobre la historia de su país se ha convertido en una persona más pesimista; tanto que está pensando emigrar de Israel, en un intento de dejar atrás un conflicto al que no le ve solución posible si de los actuales gobernantes depende.

Pregunta. Recuerdo el estreno de su película en la filmoteca de Jerusalén. David Grossman, políticos, militares. La élite del país estaba en aquella sala que se quedó muda cuando al final aparecieron los títulos de crédito. Alguno incluso lloraba. Daba la sensación de que aquello se convirtió en una sesión catártica. ¿Era ese el objetivo principal de su película?

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Respuesta. Sí. En Israel, estamos sometidos a titulares terribles a diario. Si quieres cambiar algo, tienes que desatar un terremoto y solo los jefes del Shin Bet, los servicios secretos podían hacerlo. Ellos son los que mejor conocen el conflicto israelo-palestino y las consecuencias para los dos bandos. A ellos se les escucha. Cuando ellos dicen “no a la ocupación”, eso supone un dilema para el centro-derecha, porque esos seis hombres son los que han ordenado asesinatos selectivos y torturas a los detenidos. Ahora son ellos los que dicen que eso no sirve, que hay que cambiar de estrategia.

P. ¿Cómo consiguió que los jefes de los servicios secretos se abrieran y le confesaran sus pecados?

R. Primero decidí que las entrevistas tenían que desarrollarse en su terreno para que se sintieran cómodos. Unos eligieron su casa y otros la oficina. Había leído muchísimo y me había preparado una montaña de preguntas, pero decidí no interrogarles. Dejé que fueran ellos los que dirigieran la conversación y así fueron hablando durante horas. Cada sesión duraba tres o cuatro horas. En total fueron unas 75 horas sentado con ellos. Yo creo en las entrevistas largas.

P. A veces pensamos que los dirigentes toman decisiones porque no son conscientes de las consecuencias que tienen sobre la gente. En la película sorprende el grado de conocimiento del sufrimiento de los palestinos por parte de los jefes del espionaje.

R. Claro, porque conocen a la perfección el terreno. Han sido agentes que han crecido profesionalmente en las cloacas de los campos de refugiados palestinos.

P. ¿Por qué se escucha con tanta atención a los militares en Israel?

R. Porque la gente está harta de los políticos. A los militares se les considera profesionales, técnicos.

P. ¿Qué ha aprendido después de escuchar a estos hombres y de ver tantas de imágenes?

R. Los tres investigadores que trabajaron conmigo quieren ahora irse de Israel. Yo también me lo estoy pensando. Cuando te expones a miles de horas de imágenes, resulta muy deprimente darse cuenta de cuantas oportunidades hemos perdido. No hemos aprendido de nuestros errores. El Estado de Israel ha cometido los mismos errores una y otra vez. Yo era mucho más optimista antes de hacer la película. Ahora conozco de cerca la incompetencia de los líderes israelíes. Les ha venido grande su trabajo. Soy más pesimista y me he vuelto más izquierdista. Desde la victoria militar del 67, Israel solo camina hacia el desastre. Y lo digo desde una perspectiva sionista. Desde entonces, nos hemos convertido en ocupantes, perdimos nuestra identidad de nación civilizada. Nos convertimos en un Estado colonial y yo no conozco en la historia ninguna ocupación que haya triunfado.

P. ¿Con qué reacciones se ha encontrado en Israel?

R. El primer ministro [Benjamín Netanyahu] dice que no la ha visto y que no piensa verla. A la derecha nacionalista israelí no les ha gustado nada. En general, ha tenido mucho impacto. Tanto, que ahora la primera cadena de la televisión va a emitir una versión larga de cinco horas. Es más agresiva y subversiva. Espero que el Gobierno no la censure.

P. ¿Por qué en España no se va a estrenar en los cines?

R. Me han explicado que aquí la gente no va al cine, que se baja las películas [de Internet].

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Sobre la firma

Ana Carbajosa
Periodista especializada en información internacional, fue corresponsal en Berlín, Jerusalén y Bruselas. Es autora de varios libros, el último sobre el Reino Unido post Brexit, ‘Una isla a la deriva’ (2023). Ahora dirige la sección de desarrollo de EL PAÍS, Planeta Futuro.

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