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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un actor a golpes de escenario

Alfredo Landa era para mí como un hermano desde que nos conocimos en 1960, cuando yo hacía de meritorio en la compañía del teatro Infanta Isabel en una obra que se llamaba El cenador. Si él te nombraba como amigo entonces sabías que eras uno de ellos de verdad.

Estuve con Alfredo en muchos rodajes y siempre fue el primero que llegaba y el último que se iba. Participamos en muchísimas películas, El arte de no casarse, El alma se serena, Vente a Alemania, Pepe, La vaquilla... La verdad, no me quedo con ninguna en especial, sino con la suma de todas, con todas, incluidas las del landismo, un género que Alfredo, y yo con él, reivindicó totalmente. Habría que hacer una revisión de aquellas películas porque eran una crónica social de España. Alfredo y yo formábamos parte de los que se habían hecho actores a golpes de escenario, así que el hecho de tener trabajo en aquella época, y que encima nos pagaran, era de celebrar. No íbamos a ser tan miserables de renegar de todo aquello, y no hubiéramos sido amigos si una sola vez me hubiera dicho que miraba por encima del hombro aquellas películas.

Sobre lo que se cuenta de su difícil carácter... Es cierto, a veces le aparecía, pero con el tiempo yo también lo pienso de mí mismo. Lo que pasa es que era un hombre que se tomaba la vida sin blandenguerías, no engañaba a nadie.

Viendo sus interpretaciones creo que es difícil aprender este oficio de gente como Alfredo porque la madre naturaleza solo dota a algunos de esos dones, y eso no hay quien lo aprenda. O se tienen o no. Es algo que me ocurre también con Fernando Fernán Gómez. A los jóvenes actores les recomiendo que se sienten tranquilos a ver Los santos inocentes o El bosque animado. Y que se fijen en su mirada… Cuando a Alfredo le dieron el premio en Cannes a mejor actor, Dirk Bogarde se le acercó y le dijo: “Tiene usted una mirada poco común”. Como actor era un fuera de serie, un superdotado en todos los géneros, el número uno por su fuerza, su vitalidad, su talento y su brillantez.

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