La triología ‘Anima mundi’ traslada la literatura fantástica a nuevos territorios

Austria, Italia, Suiza y Francia se transformaron en los nuevos territorios de la fantasía. Estos son algunos de los escenarios donde la escritora alicantina Elia Barceló (1957) ambienta su trilogía Anima mundi. El primer volumen, Hijos del clan rojo (Destino), recién publicado, narra el drama de una especie que cree estar en vías de extinguirse. Es una mezcla de su pasión, el género fantástico, con los de aventura, thriller, romance y terror.

Aunque escribe en español, Elia ha desarrollado su carrera en el extranjero. Hace tres décadas dejó España para vivir en Inglaterra, Francia e Italia hasta que se estableció en Austria. De las 19 novelas que ha publicado, nueve son para lectores jóvenes, como Cordeluna y El almacén de las palabras terribles. No es que ella lo haya definido así. En una entrevista la semana pasada en un hotel madrileño explicaba que a la hora de escribir no se preocupa por la edad del lector: lo que le importa es la historia. Hijos del clan rojo, por ejemplo, puede ser considerada un crossover, o sea, una novela para ser leída por jóvenes y adultos.

Dejó España hace tres décadas. De las 19 novelas que ha publicado, nueve son para lectores jóvenes

Esta primera parte de la trilogía empieza en un universo fantástico que luego se transforma en realista. "El libro parte de la premisa de que existe en el mundo un pequeño grupo de personas que son de otra especie. No son humanos, pero lo parecen. Han vivido mucho tiempo y por eso han acumulado mucho dinero y mucho poder", explica. Dicho grupo vive en el comienzo de la novela la dolorosa sensación de estar extinguiéndose. Es el hecho que les motiva a luchar por su supervivencia. Y de ahí parte la trama.

Trasladar el escenario de la literatura fantástica a lugares como Italia o Brasil es una estrategia para que se pudiera huir de lo convencional en el género —la trilogía El señor de los anillos, por ejemplo, está ambientada en Nueva Zelanda—. "Yo quería que fuera una novela muy global y cosmopolita, que sucediera en muchos lugares". Lo único que no quería es que aparecieran los paisajes estadounidenses. Lleva años observando que gran parte de la literatura fantástica ocurre en este territorio, por lo que, dice, es necesario expandir este universo.

Para mí las historias son como las copas de champagne, que tu coges y ves que hay burbujas, no sabes de donde salen, pero salen

La minuciosa descripción de cada ciudad no deja dudas de que Elia ha visitado cada una de ellas. Ningún esfuerzo: "Viajar es una de la cosas que más me gusta", revela. Cuando está en un lugar desconocido, sigue un ritual de turista y escritora. Primero, deja sorprenderse por el espacio e imagina qué historias podrían suceder allí. "A partir del segundo día, empiezo a mirarla con otros ojos. Cuando veo un sitio del que pienso 'aquí me gustaría que sucediera una escena de una novela', me fijo bien cómo es, la luz, como huele… Y en algún momento será publicado. Es un deporte", sonríe.

Los viajes son una referencia a la hora de escribir, pero no la única, porque la inspiración le brota por todos lados. Está siempre escribiendo tramas, se le ocurren dos o tres por día. "Nunca he tenido problemas. Para mí, las historias son como las copas de champán: las coges y ves que hay burbujas que no sabes de donde salen, pero ahí están", compara.

En Austria, la escritora comparte su oficio con el de profesora de literatura española. Las clases le permiten atestiguar el interés que genera en aquel país los autores y, sobre todo, la cultura y el modo de vivir españoles. Es común que los estudiantes le transmitan sus planes de vivir en España o en América Latina. ¿Qué les aconseja? "Quizás Argentina o Costa Rica", dice entre risas, añadiendo que 2013 no es el mejor momento para mudarse a España.