La actriz Mariví Bilbao fallece con 83 años
La intérprete ha muerto "por causas naturales y en compañía de su familia", según su entorno Era muy popular por su papel en la serie televisiva 'La que se avecina'
La inteligente, lenguaraz, magnífica actriz e incombustible fumadora Mariví Bilbao Goyoaga ha fallecido esta mañana en su domicilio de Bilbao, ciudad en la que había nacido en 1930. Aunque padecía una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, su familia, que ha estado con ella hasta el final, ha señalado que el fallecimiento se ha debido a causas naturales.
Trabajadora de teatro durante décadas, sin embargo la actriz se hizo muy popular en los últimos años, por su descarado personaje de Marisa Benito de la serie Aquí no hay quien viva y posteriormente por su papel de Izaskun Sagastume, en la serie de Telecinco La que se avecina, que abandonó el pasado año porque se sentía cansada y había decidido tomarse un descanso, según contó entonces su compañero de reparto Nacho Guerreros. No es de extrañar, ya que además de ser octogenaria, muchos días tenía que levantarse a las cinco de la madrugada para acudir a la grabación de esta serie.
Aunque no era el mismo cansancio al que hacía referencia en una entrevista con este periódico en 2000, cuanto sostenía: "La realidad es muchísimo más dura que la ficción. Muchas veces, esa flema que aparentas, porque tienes muchos años, no es por flema ni por un estar ni nada, es simplemente cansancio".
Lo primero que hizo sobre un escenario fue en el colegio, pero pronto llegó el teatro independiente, el teatro de calle, en el que no ganaba nunca dinero porque el transporte de pueblo en pueblo se llevaba lo recaudado. Luego empezó a incorporarse a grupos vascos de teatro. Era la época en la que figuraba en los programas con un seudónimo para que su padre no se enterara de que trabajaba como actriz. Pero pudo más la pasión que la obligó a tener que marcharse de su casa para ejercer su oficio, lo que le costó no hacer las paces con su padre hasta bien mayor.
En el teatro fue cofundadora de grupos míticos como Akelarre, Karraka y Geroa; llevaba más de tres lustros sin subirse a un escenario y aceptando solo trabajos de cine o televisión, ya que sostenía que haciendo teatro ella amanecía sabiendo que tenía que levantar el telón: "¡Y es jodido! Es una vida que tienes que controlar mucho; el teatro es muy duro, por eso es tan bueno", comentó hace dos años en la revista Actúa, de la Aisge, sociedad de gestión de los actores españoles a la que pertenecía, y donde habló de lo inestable de su profesión: "Tengo cantidad de amigos que han sido los primeros y ahora venden medicinas para poder comer. Desde luego, no puedes pensar que vayas a vivir de actuar porque unas veces estás arriba y otras, olvidada. Yo he tenido la suerte de trabajar solo como actriz, aunque en mi casa también hacía la comida. Desde que estoy sola ya no guiso, ¡pero he cocinado de puta madre!".
Colaboración en cortos
Bilbao se hizo especialmente popular en la profesión por su continua colaboración en cortos españoles, algo que le encantaba porque suponía trabajar con gente joven y se confesaba cansada de trabajar con directores viejos: "Para hacer de vieja ya estoy yo".
También intervino en más de una veintena de películas entre las que destacan Siete Calles, de Juanma Ortuoste y Javier Rebollo, Alumbramiento, de Chapero Jackson, La comunidad de Álex de la Iglesia; La playa insólita de Javier Aguirre; La primera vez, de Borja Cobeaga, Pecata minuta, Salto al vacío o Las huellas borradas.
Actriz de las que creía que no hay que llevarse el personaje a casa, a veces no lo lograba, hasta el punto de que un día que cruzó la calle distraída un policía le preguntó que adónde iba y ella le espetó: "¡A mangar al súper!".
Contenta con la vida que le había tocado vivi, solo había una cosa que le hubiera gustado: nacer en Hollywood, porque allí huele a cine. Claro que luego reflexionaba: "¡Esto lo digo en Bilbao y me miran mal, seguro!, pero como me tocó nacer en España, al menos me hubiera gustado hacer de vedette y bajar unas escaleras como dios manda, pero tampoco ha podido ser”.
Llena de seguidores en Facebook, por la calle pensaba que sus fans eran una clientela: "Si esa gente te falla, te puedes ir a la mierda". Mariví Bilbao era viuda del artista plástico y cronista Javier Urquijo y madre de Elvira.
Babelia
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