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Entrevista:MARIVÍ BILBAO GOYOAGA - ACTRIZ

"En el teatro, una vez que se ha levantado el telón no te salva ni la caridad"

La actriz bilbaína Mariví Bilbao Goyoaga se inició en el teatro independiente de Cultura Hispánica. Después surgió la creación del grupo Akelarre, ente que fue una invención de Luis Iturri y la propia Mariví. Luego, a partir de Akelarre, y a su rebufo, emergieron grupos como Karraka, Geroa, entre otros. La labor de Mariví fue creciendo extendiéndose hasta empezar a trabajar en el teatro profesional, donde intervino en 15 obras. Alternó el teatro con el cine y televisión. Acredita actuaciones en más de una treintena de películas. En televisión ha intervenido en varias series. Valora sobre todo dos de esas series, con papeles muy importantes, que dirigió el hijo Mercero. Tuvo una experiencia televisiva para una cadena inglesa, que recibió un premio en Inglaterra. Evoca con cariñosa nostalgia a amigos de otro tiempo como el citado Luis Iturri, Jesús Luis Jimeno, Villanueva, Roberto Negro, Luis García y muchos otros... Pregunta.¿Se hace teatro para escapar de la realidad?

Respuesta. Es una pregunta que me moriré sin respuesta, porque nunca me ha importado.

P. ¿Cómo nace su vocación de actriz?

R. Desde el colegio, porque como no me gustaba nada estudiar -y fíjate lo que luego me ha tocado estudiar-, entonces, siempre que había que realizar comedias, como decían las monjas, pues me apuntaba yo, y las escribía y todo.

P. ¿La madurez es la maestra de las actrices?

R. No me parece que por ser madura seas más artista. Quien es artista por dentro lo puede ser a los doce años, a los veinte y a los setenta. Y si eres estúpido, a la vejez igual eres mucho más estúpido.

P. ¿Es más dura y aburrida la realidad que la ficción?

R. Sí, muchísimo más dura. Muchas veces, esa flema que aparentas, porque tienes muchos años, no es por flema ni por un estar ni nada, es simplemente cansancio.

P. ¿En escena las lágrimas son el refugio de las mujeres hermosas y la perdición de las feas?

R. Las lágrimas no son el refugio de nadie. Las lágrimas son las lágrimas, como el aire es el aire. El tiempo pone todo lo demás.

P. Si Ofelia hubiera dicho "Ser o no ser, he ahí el dilema", en vez de decirlo Hamlet, ¿el teatro sería de otro modo del que es?

R. No lo dijo, pero seguro que lo pensó alguna vez. Lo que pasa es que igual no le hicieron caso.

P.¿Y la condición de la mujer hubiera cambiado de signo si Ofelia hubiera dicho famosamente esas palabras?

R. No creo, porque ha habido otros personajes femeninos, incluso del mismo Shakespeare, y no se ha levantado cabeza con una frase nunca.

P. ¿El fin del teatro es la creación de una conciencia más alta y no meramente un abordaje sobre los sentimientos del público?

R. Eso depende de las personas. Hay personas que a lo mejor piensan eso del abordaje, y hay otras personas que dicen, "voy a ver cómo me sale este papel", y te tiras a ello.

P. ¿Sigue siendo la vanidad isótopo de la pasión?

R. La vanidad está en cada cosa de la vida. La vanidad no la podemos retirar porque sería como retirar la sangre. Es el motor del mundo. En el mismo amor, entra la vanidad, también.

P. ¿Le han preguntado muchas veces si el teatro está en crisis?

R. A cada momento. Hay que responder que el teatro está en crisis desde siempre.

P. ¿Diferencia entre teatro, cine y televisión?

R. En el cine y la televisión estás mucho más cómoda, porque sabes que si algo no ha salido bien, lo pueden quitar y volver a hacer. En el teatro, una vez que se ha levantado el telón no te salva ni la caridad.

P. ¿Los Asimov, Weiss, Max Frich, Dürrenmat son prehistoria?

R. No creo que sean prehistoria. Para nada es prehistoria. Tienen valores eternos. Pasa como con Cervantes, como con Shakespeare. Asimov me parece una auténtica maravilla.

P. ¿En el teatro cada día que sube el telón es como si fuera un estreno?

R. Sí, porque nosotros no estamos programados, por ejemplo, como una lavadora, que le das al botón y lo hace todo ella a las mil maravillas. Sube el telón y algunos salen con su padre muerto en casa; otro que se ha reñido con su mujer; tú que tienes un dolor de tripas que no te lames o que tienes un fiebrazo que te han tenido que meter dos inyecciones, para poder chutar. O sea, que nunca salen las obras exactamente idénticas todos los días.

P. ¿Le echa mucho teatro en tus discusiones familiares?

R. No, no le echo teatro; lo que le echo es una mala leche,...pero mortal (ríe).

P. ¿Qué personajes le hubiera gustado interpretar?

R. Me hubiera gustado, y me moriré sin hacerlo, actuar en un teatro de variedades y salir de starlet y bajar las escaleras llena de plumas. Aunque sólo sea una noche en mi vida, haber bajado tirando las plumas por las escaleras...

P. ¿Y el papel de Blanche en Un tranvía llamado deseo?

R. Sí, ese papel es fantástico. ¡Qué trabajo hizo Vivien Leigh!..

P. ¿Por qué Benavente está muerto y Valle-Inclán vivo?

R. Porque Valle Inclán es mucho Valle Inclán.

P. No importa que Benavente fuera Premio Nobel...

R. También le dieron el Premio Nobel a Echegaray, y está en el puro olvido. Sin embargo, el teatro de Valle Inclán será puesto en escena siempre, siempre, siempre.

P. ¿Mientras el público pone una atención extrema hacia las actrices jóvenes, las actrices maduras pueden desarrollar su talento con mayor libertad de acción?

R. No se hace teatro para que te miren a tí. Se hace teatro para lo que se ha acordado con el director y los actores.

P. ¿El arte escénico podía ser el mágico espejo que hace reflejarse los múltiples sueños invisibles en cuadros visibles?

R. Tienes conciencia de que lo que estás diciendo es la gran mentira. Y además estás encantada, porque te pagan y entonces esa mentira se convierte en verdad...

Ahora bien, el que se refleje en un espejo o no, eso depende de la agilidad mental que tenga cada espectador. Tú lo haces para ellos. Hasta en los ensayos te acuerdas del público, porque sin ellos no hacemos nada.

Tú estás trabajando. La creación ya la has hecho en los ensayos. Como digo, luego depende de la inteligencia o pirueta metal que tenga cada espectador.

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