“Se trata de mostrar la crudeza de la vida en la calle sin regodearse en ella”
En su primera novela, el autor madrileño pone voz a una persona sin hogar Su trabajo en la acción social fue determinante para afilar su punto de vista literario
Hay veces en que la calle no es "la puta calle" sino un hogar. Un hogar donde la cama es un banco y la calefacción es el sol del verano, donde unos cartones pueden dar cierto grado de intimidad y unos vecinos desdichados ayudan a desterrar la soledad. Y vista así, la calle puede ser El hogar infinito. Ese es el nombre de la primera novela de Álvaro Gutiérrez, está publicada por 451 Editores y sus páginas contienen una sucesión de capítulos breves en los que un vagabundo narra, con un lenguaje sencillo, directo y agridulce, cómo las pequeñas cosas que suceden a su alrededor se convierten en acontecimientos extraordinarios.
“Cuando empecé a escribir El hogar infinito, hace ya algunos años, aún no había emergido la crisis económica, al menos no con la crudeza con la que lo ha hecho posteriormente. Sin embargo, tanto a lo largo del proceso creativo como en las revisiones del texto, la crisis adquirió influencia en la escritura, sobre todo si tenemos en cuenta su impacto sobre aspectos como el desempleo, los desahucios, el incremento en los índices de pobreza o la fractura social, muy afines a la temática de la novela”, cuenta Gutiérrez, quien confiesa, además, que su trabajo en la acción social fue determinante para afilar su punto de vista literario.
Desde hace más de cinco años, Gutiérrez trabaja coordinando un programa de inserción laboral para la comunidad gitana. Tiene, en consecuencia, poco tiempo para escribir. Pero dice que eso es bueno porque, de lo contrario, "la escritura dejaría de ser atractiva." En el cajón guarda un puñado de relatos y una novela “a medias” que le gustaría publicar “cuando estén listos.” También compone canciones. Y, cómo no, las canta acompañado por su guitarra. Lee a autores como Julio Cortázar, Günter Grass o Miguel Ángel Asturias. Vivió una “prolongada aventura de juventud” en Irlanda y luego un tiempo en Argentina con una beca de investigación. Si decidió escribir sobre las personas sin hogar fue porque le parecía un tema “con escasa presencia literaria” y porque quería acercarse “a una realidad que para la mayoría de la gente es muy próxima y muy desconocida a la vez.
Era necesario ofrecer un cierto contrapunto, plantear escenarios que reflejasen la humanidad de los personajes
Además, al poner voz a una persona sin hogar podía ofrecer una visión de la vida cotidiana y de la sociedad actual desde un prisma completamente distinto al habitual, incorporando elementos de reflexión de manera continua a lo largo de toda la trama. "Su escritura fragmentada obedece, en gran parte, al lenguaje cinematográfico. A películas específicas, como Los olvidados de Luis Buñuel. “Tuve la oportunidad de ver y analizar Los olvidados en una proyección en la universidad y recuerdo que salí de allí conmocionado. Y supongo que algo de todo aquello ha podido calar en El hogar infinito, aspectos como el ritmo narrativo, la distancia con respecto a los personajes, la imparcialidad de la narración", reconoce.
¿Pero su novela no es, quizá, demasiado amable? "A la hora de abordar una temática como la de la novela, para mí era muy importante mantener la distancia, huir de los juicios de valor, no tomar partido y dejar que fuese el lector quien lo hiciese según avanzase en el argumento”, responde. “Para ello era necesario evitar que la trama redundase continuamente en la adversidad del entorno, que diese pie a la compasión del lector de forma artificiosa. Sin embargo, no estoy seguro de que la novela llegue a ser amable. Creo más bien que trata de mostrar la crudeza de la vida en la calle sin llegar a regodearse en ella. Y para ello era necesario ofrecer un cierto contrapunto, plantear escenarios que reflejasen la humanidad de los personajes, incluso en un contexto tan adverso. De ahí que a lo largo de la trama emerjan situaciones vinculadas a la amistad, el sexo, la ingenuidad… Creo que todo ello forma parte de esa imparcialidad que comentaba, de la necesidad de no mostrar únicamente lo peor."
Babelia
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