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La esperanza de la renovación musical discursiva y estética del rock argentino

Él mató a un policía motorizado es la primera banda argentina dentro del circuito mundial del rock

Los argentinos de Él mató a un policía motorizado.
Los argentinos de Él mató a un policía motorizado.

Y una tarde, Jota volvió a ser fan. A pesar de que la atención del Primavera Sound de 2010 la acaparaban Pixies y Wilco -amén del regreso de Pavement a los escenarios-, al manda más de Los Planetas se le pudo ver el jueves previo al temible duelo de titanes del indie mostrando su fervor, aunque por la entonces ignota banda argentina Él mató a un policía motorizado. La pequeña muchedumbre de asistentes latinoamericanos y españoles, que de a poco se tornó en multitud, hizo notar no solo la presencia del ilustre espectador que le acompañaba, sino su sorpresa por la fascinación que evidenciaba ante la performance del conjunto. “Apenas terminó el show, se acercó hasta nosotros para decirnos: ‘No sé qué banda les gusta a ustedes, pero para mí son la mejor del mundo’”, recuerda Santiago Barrionuevo, bajista y cantante del combinado de la ciudad de La Plata. “Al igual que Jota, soy muy tímido. Así que éramos dos introvertidos tratando de comunicarse mientras dábamos vueltas por el predio para ver a otros grupos. Es un genio, y como persona es aún más increíble. Nos enamoramos de él en un segundo. Cuando le conté al corista de la agrupación 107 Faunos, que se llama Jota, porque es fan de Los Planetas, y fue quien nos la mostró, lo que nos pasó, no lo podía creer”.

Después de que fueran considerados unos de los artistas revelación de la décima edición del festival, en el que fue, asimismo, su debut al otro lado del Atlántico, los organizadores del Primavera Sound repitieron a Él mató a un policía motorizado en su cartel del año siguiente. Esa vuelta a España, además de permitirle llevar su sonido a varias ciudades del país, sirvió para afianzar el vínculo con el también artífice del Grupo de Expertos Solynieve. “La vez que lo conocimos, nos invitó a su casa para que pasáramos unos días, pero no pudimos ir porque debíamos volver a Argentina”, evoca Barrionuevo, más conocido por su álter ego: Santiago Motorizado. “Durante el segundo viaje, sus tiempos y los nuestros no coincidieron. Sin embargo, Jota viajó tres horas de Granada a Murcia, donde íbamos a dar un concierto, para vernos. Ahí estuvimos más tiempo disfrutando de esas charlas nocturnas que te dejan con ganas de más. Nos insistió con que fuéramos a su ciudad a tocar, aunque no cerramos nada.Siempre está la idea de actuar juntos. De hecho, Los Planetas tenían un show en Galicia, y nos querían dar parte de su set. Así que es un sueño compartir escenario, y, por qué no, alguna grabación”.

Esta historia de admiraciones, desencuentros, flirteos y deseos se remonta a 2008, cuando Los Planetas visitó por primera vez la capital argentina para presentarse en el despegue del festival Ciudad Emergente (encuentro musical que se tornó en vitrina del indie español en Buenos Aires, tras las intervenciones de exponentes del temperamento de Russian Red, Love of Lesbian o El Columpio Asesino). “Tocábamos al día siguiente que ellos. Pero estaba muy enfermo, así que no pude ir a verlos. Me molesté mucho porque no podía arriesgarme”, rememora el igualmente artista plástico, creador de la estética visual del grupo. “Al parecer, alguien le pasó a Jota los discos de la banda, los escuchó en su casa, y les gustó un montón. Recuerdo que tenía una columna en un programa de Radio 3, o algo así,y puso nuestras canciones. Por MySpace me llegaron mensajes de gente de España en los que me decían que nos buscaron porque él nos había recomendado”. Sin embargo, lo que comenzó como una mera fábula se transformó desde este lunes en una certidumbre, luego de que el sello madrileño Limbo Star pusiera a la venta La Dinastía Scorpio, el estreno discográfico de Él Mató a un Policía Motorizado en la nación europea, y el primer título internacional de su catálogo. 

Publicado en Argentina en diciembre último, a través de la etiqueta local Laptra, el dichoso y emotivo segundo álbum del conjunto, que en 2013 celebra su primera década de existencia, apareció cuatro años después de Día de los muertos, desenlace de una indispensable trilogía de EPs. “Veníamos con el ritmo de sacar algo una vez por año, pero eso se rompió con Día de los muertos, con el que tardamos dos”, explica Santiago, quien presentó en vivo La Dinastía Scorpio, junto a su banda, en Buenos Aires,el pasado jueves y viernes, con dos funciones a reventar en la sala Niceto Club de la megalópolis porteña. “La salida del disco también se retrasó porque decidimos hacer una producción un poco más grande que la delos trabajos anteriores, y, aparte, apareció la invitación del Primavera Sound, que nos pareció una buena oportunidad para mostrar nuestra música a un público diferente, más allá de todo el esfuerzo que significó, pues invertimos el presupuesto que teníamos previsto inicialmente para el álbum. No obstante, cuando finalmente comenzamos a grabar las nuevas canciones, lo hicimos de manera de que pudiéramos llegar al estudio con algo un poco más armado, listo para editarse”.

Si bien Día de los muertos lo transformó en la punta de lanza del indie argentino, La Dinastía Scorpio presenta al quinteto como una de las grandes esperanzas en la renovación musical, discursiva y estética del rock del país sudamericano (al lado de una troupe de agrupaciones de la que destaca también la taciturna Acorazado Potemkin), escena que, tras convertirse en escuela y diva de América Latina, hoy padece la escasez de ideas: desbordada de clones de Calamaro, de grupos con más de una década de trayectoria que imprevistamente se vieron envueltos en la masividad, de referentes juveniles que trascienden los 40 años y de un sonido propio que se perdió en su en dogenismo, y que pareciera resignado a vivir de su glorioso pasado. “No lo analizo tanto así”, espeta el líder del conjuntoplatense de indie rock. “Pero es cierto, escucho mucho el rock argentino que suena actualmente en la radio, que todos los discos, más allá de que puedan tener buenas canciones, empezaron a parecerse, como si la producción artística quisiera imitar ese estilo clásico que ya está instalado en la FM. Eso me deprime, por más que uno haga el esfuerzo, junto a los amigos, de ver qué se puede rescatar de todo esto”.

La portada de 'La dinastía Scorpio'.
La portada de 'La dinastía Scorpio'.

Al mismo tiempo, Él mató a un policía motorizado, que en marzo se estrenará en el festival mexicano Vive Latino y en el estadounidense SXSW, es la primera banda argentina que, desde su país, consiguió insertarse en el circuito mundial del rock. “Cuando fuimos al Primavera Sound, nos pareció alucinante estar en el medio de ese festival que celebra todo lo que está pasando en el mundo. Fue bastante fuerte”, comparte Santiago Motorizado, que paralelamente a su grupo lleva adelante un homónimo proyecto solista, con el que compartió escenario con Los Punsetes, en el debut de los madrileños en Buenos Aires, en 2012. “Sentíamos de alguna manera que, por más que estuviéramos en el escenario más chico, pertenecíamos a eso o podíamos llegar a ser tenidos en cuenta. Era raro que una banda argentina tocara ahí”. Y es que comprendieron que el idioma ya no es un impedimento para conquistar audiencias incluso en Croacia. “Como era muy difícil tocar allá, un chico se fue hasta Berlín nada más que para vernos. No lo podía creer. También en Londres nos pasó que pensaban que tocábamos algo autóctono, y, una vez vieron lo que hacíamos, quedaron sorprendidos”.

Pero la identidad argentina en el indie local pasa más por la tradición poética. “Hay una herencia oscura, derrotista, de protesta medio débil, que uno busca, y que coincide con diferentes manifestaciones de la música argentina. Jugando con mis amigos, delirando con impresiones muy urgentes, siempre hablamos de lo triste que somos en comparación con Brasil. ¿De dónde nace eso? ¿Por el clima? No lo sé. Aunque también el abanico del indie de acá es muy amplio, 107 Faunos, Banda de Turistas u Onda Vaga ofrecen propuestas muy diferentes entre sí”. Nigromante de un sonido que toma prestado la marca minimalista del krautrock, Él Mató a un Policía Motorizado es legatario de la tradición del loado rock platense, escena de la que provienen además los dos grupos que terminaron de definir (musical y culturalmente), en los ochenta, al rock argentino: Virus y Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. “La Plata es una ciudad con una dinámica diferente,que ostenta una Facultad de Bellas Artes a la que asisten chicos de todo el país”, expone Barrionuevo. “Hay una particularidad con todas sus bandas,y es que se esfuerzan por diferenciarse de las demás, y complementan lo musical con otras expresiones artísticas”.

Al igual que los demás protagonistas de la actual avanzada de agrupacionesdel indie del terruño rioplatense, Él mató a un policía motorizado es una consecuencia de la renovación política que experimentó el país tras el estallido social de 2001. “En ese contexto desfavorable, aunado a la Tragedia de Cromañón, que fue un golpe duro para la cultura rock, surgió la necesidad de buscar algo por fuera de eso, de romper con todo. Fue el momento de ponernos las pilas. A partir de ver cómo esa realidad fue cambiando, lo que este gobierno hizo, comencé a valorar esas pequeñas cosas porque pensé que nunca iban a suceder”. A pesar de la proyección que alcanzó internacionalmente en los últimos años, el quinteto, en su país, todavía debe remar fuerte, especialmente por su condición de militante de la autogestión. “La verdad es que es difícil”, reflexiona el bajista y vocalista. “Cuando era chico, pensaba que un grupo que salía en la Rolling Stone ya vivía de la música. Ahora me doy cuenta de que es una fantasía. Más allá de que me pueda quejar y llorar un rato, lo vivo con felicidad. Está bueno este camino. Trato de ser lo más positivo posible, sobre todo porque las cosas salieron bien. Estoy muy contento de pertenecer a esta nueva generación de bandas, que me emociona y siempre soñé”.

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