El cine español festeja sus buenas cifras pero se inquieta por el futuro
En 2012 las películas nacionales consiguieron un 17,9% de la recaudación total, un alivio frente a la debacle producida por la subida del IVA y el parón de rodajes
Los Goya son una fiesta. La pregunta es: ¿está el cine español para fiestas? Cinco meses después de la entrada en vigor de la tremenda subida del IVA cultural –pasó del 8% al 21%, muy por encima de la media europea que está en torno al 10%- el sector del cine se encuentra en una situación muy contradictoria y llena de incertidumbres. Junto al dato positivo de que en 2012 se registró la mayor cuota de recaudación de los últimos 27 años, con un 17,9%, la realidad es que las dificultades para levantar nuevos proyectos son enormes, casi insalvables. Hay menos rodajes y menos producciones. A todo esto se añade la intranquilidad y la zozobra instalada en el sector ante la ausencia de un nuevo modelo de negocio, en el que los incentivos fiscales deberían jugar un papel primordial, unido a los recortes drásticos en el Fondo Nacional de Cinematografía de donde salen las ayudas al sector (la cifra para 2013 será de 39,28 millones de euros, frente a los 49 de 2012 y los 76 de 2011). Todos confían en las comisiones de trabajo y las negociaciones que se están celebrando estos meses entre todos los sectores de la industria –productores, exhibidores, distribuidores y cadenas de televisión– y los distintos ministerios implicados en este mercado con el objetivo de estudiar a fondo los aspectos financieros del cine y tener lista una nueva ley de cine para enero de 2014 que sustituya a la actual en vigor de 2007.
Pues sí, a pesar de este panorama algo trágico, hay razones para la fiesta. La gala de la 27ª edición de los premios Goya, que se celebrará el próximo 17 de febrero, llega repleta de excelentes y películas, dentro de una heterodoxia de estilos y temas que va del blanco y negro de Blancanieves, de Pablo Berger, y El artista y la modelo, de Fernando Trueba, frente a la acción en color de Lo imposible, de Juan Antonio Bayona, y Grupo 7, de Alberto Rodríguez. Cuatro propuestas diferentes en la que están reflejados todos los géneros cinematográficos y que se repartirán el codiciado pastel en las categorías de mejor película y mejor director en las que todas compiten. Siempre hay sorpresas en los Goya y todas parten como favoritas, pero quizás en esta edición es Blancanieves, ese cuento en imágenes en blanco y negro y mudo, un melodrama, una historia de amor, todo un homenaje al cine mudo de los años veinte, la que se perfila con mayores posibilidades. Con 18 candidaturas, todas a las que optaba para los premios de la Academia, el filme de Berger tiene potentes rivales: Grupo 7 (17 candidaturas), un crudo retrato de la corrupción policial en la Sevilla de finales de los años ochenta dirigido por Alberto Rodríguez; Lo imposible (14), la gran aventura internacional de Juan Antonio Bayona sobre la tragedia del tsunami de Indonesia que acabó con la vida de 300.000 personas, y El artista y la modelo (13), ese viaje tan personal de Fernando Trueba, todo un homenaje a su hermano Máximo fallecido en 1966 que habla de la búsqueda de la belleza y de la despedida de la vida.
El guateque goyesco de este año tendrá lugar a 11 kilómetros de la Puerta del Sol de Madrid. Ante el cierre del Palacio Municipal de Congresos de Madrid a raíz de la tragedia del Madrid Arena, la Academia de Cine se ha visto obligada, deprisa y corriendo, a buscar una nueva sede y lo único que ha encontrado, capaz de albergar toda la infraestructura necesaria para un espectáculo de este tipo que será retransmitido en directo por TVE, es el gigantesco hotel Auditorium de la madrileña Avenida de Aragón. Han sido muchos los quebraderos de cabeza del equipo de la Academia de Cine ante este cambio imprevisto. Han visitado multitud de espacios y locales de la capital sin éxito. “A mi me encantaría acercar la gala de los Goya al centro de la ciudad, pero no hay un espacio que nos dé soluciones a todas las necesidades de una ceremonia de estas características”, asegura González Macho.
Y es cierto: las necesidades son múltiples y variadas. Se trata de una ceremonia con centenares de invitados, 350 periodistas y fotógrafos acreditados, y 45 cámaras de televisión. A ello hay que sumar la infraestructura técnica necesaria para la retransmisión televisiva en directo, con salas de maquillaje, peluquería, vestuarios y elementos escénicos. “Hemos salido ganando, tenemos un patio 2.200 butacas, en el que poder satisfacer a los 1.200 académicos y a todos los invitados”, resalta ufano el presidente de la Academia, que afronta esta segunda gala de su mandato con ganas y esperanzado por el hecho de que, al menos, la ceremonia tenga el mismo nivel de calidad y de optimismo que arrojó la celebrada el año pasado.
“Buscamos la risa porque el país lo necesita, que sea ágil, algo que no es sencillo, y también que sea una celebración colectiva de unos compañeros unidos por su amor al cine”, explica González Macho que ha vuelto a confiar, por segundo año consecutivo, en la humorista Eva Hache como conductora de este espectáculo en el que no faltarán números de baile y música en directo interpretados por actores y actrices, que tan buena acogida tuvieron el año pasado. El presidente de la Academia resalta la dedicación, el esfuerzo y la responsabilidad de tantos compañeros que se suben al escenario y que ensayan días y días solo con el objetivo de homenajear a sus colegas. Y todo sin cobrar un duro. El año pasado, el único gasto que tuvo que pagar la Academia con sus invitados y presentadores fue el hotel de Salma Hayek, que acudió a la gala como candidata a mejor actriz por La chispa de la vida, de Álex de la Iglesia. Los bombones y las flores que se encontró la actriz en la habitación del hotel salieron del bolsillo de González Macho.
Del guion que, como siempre, permanece en secreto, se esperan sorpresas, aunque este año va a ser casi imposible contar con la presencia en el escenario de Santiago Segura, que el año pasado protagonizó el más inteligente e hilarante monólogo de la velada, sin duda uno de los grandes momentos en la ya larga historia de los Goya. Pero por encima de florituras, glamour y espectáculos varios que puedan aflorar en las más de dos horas de ceremonia, la intención del presidente de la Academia está claramente dirigida a brindar y homenajear esa noche a los finalistas y premiados. El protagonismo de las estrellas será el justo. “Si Antonio Banderas entrega un premio a una peluquera, la protagonista es la peluquera y no Antonio Banderas. Esto es esencial, es el gran día para todos los que hacen las películas y que han sido elegidos por sus compañeros. Todo lo demás son fuegos de artificio, necesarios también para hacer una gala divertida y agradable, pero con la mirada puesta en la entrega de premios”.
Hay novedades felices en esta edición pero también dolorosas ausencias. La felicidad se llama José Sacristán, uno de los nueve fundadores de la Academia de Cine que logra su primera candidatura a los Goya por El muerto y ser feliz, de Javier Rebollo y con muchas posibilidades de hacerse con el galardón –lo logró en el Festival de Cine de San Sebastián y recientemente en el los premios Forqué–. Pero también responde al nombre de Enrique Gato, el primer director de un filme de animación, Las aventuras de Tadeo Jones, que logra estar entre los nominados a mejor realizador novel. Tres actores extranjeros, Naomi Watts, Ewan McGregor y Tom Holland, los tres protagonistas de Lo imposible, han encontrado un hueco en las candidaturas de mejor actriz, actor y actor revelación, entre sus colegas y estrellas nacionales. Algo de lo que está especialmente orgulloso Enrique González Macho –“es un muestra de generosidad e inteligencia por parte de los académicos, que han sabido valorar la calidad por encima de su nacionalidad”–. Más que feliz será la velada para Antonio de la Torre, el único que cuenta con dos posibilidades de premio, al estar nominado como mejor actor de reparto por Invasor y como protagonista por Grupo 7. Y que decir de la familia León Barrios, en la que sus tres miembros, madre, hijo e hija, han logrado candidaturas gracias a esa valiente y arriesgada película titulada Carmina o revienta. Paco León buscará el Goya al mejor director novel, su madre, Carmina Barrios, a actriz revelación, y su hermana, María León, que ya logró el año pasado el premio por su interpretación por La voz dormida, a mejor actriz secundaria.
Una de las ausencias más sorprendentes en este palmarés es la de la película de Cesc Gay Una pistola en cada mano que solo estará en los Goya con la selección de la actriz Candela Peña en actriz de reparto. Ninguna de las excelentes interpretaciones de ese agudo retrato de ganadores y perdedores en crisis permanente, como Luis Tosar, Ricardo Darín, Javier Cámara y otros más, ha conseguido rascar ninguna candidatura.
Y ahora a esperar al día de después que también es importante, sobre todo de cara a la taquilla. Más teniendo en cuenta la floja e inmerecida recaudación de tres de las películas que parten como favoritas. Exceptuando el éxito de Lo imposible, -42,5 millones de euros recaudados solo en el mercado interior: la película más vista en la historia del cine español- los otros tres títulos se han quedado muy por debajo del talento que emana de sus imágenes. Grupo 7 alcanzó los 2.400.000 euros, mientras Blancanieves apenas ha superado el millón de euros y El artista y la modelo se quedó en 432.000 euros.
Babelia
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