La violencia del lerdo
El cine coreano de la última década se ha ido estrenando en España con cuentagotas
El hecho de que el cine coreano de la última década se haya ido estrenando en España con cuentagotas ha conllevado una doble impresión: la primera indicaría que la cinematografía oriental resulta original, artística y comercial, todo a un tiempo; la segunda, en cambio, avisaría de que esa impresión general puede ser falsa, pues al estrenarse dos o tres títulos por año, en justicia, eso solo demuestra que hay (al menos) dos o tres títulos memorables por curso en Corea del Sur, algo que ocurre casi en cada país con cierta tradición. Y sin embargo, mientras no nos lleguen las discretas, las regulares y / o las malas, nos seguiremos quedando con la sensación de que su cine, sobre todo el criminal, es especialmente estimulante. Nameless gangster, tercer largo de Yun Jong-bin, es una nueva muestra.
Jong-bin abarca las vertientes criminal, judicial y política, aunque, a diferencia del Bong Joon-Ho de Memories of murder, del Na Hong-ji de The yellow sea y del Lee Jeong-Beon de El hombre sin pasado, apenas indaga en la marginalidad de los estratos sociales más bajos, retratando la violencia de un modo menos descarnado, aunque más apegado al espectáculo.
NAMELESS GANGSTER
Dirección: Yun Jong-bin.
Intérpretes: Choi Min-sik, Ha Jung-woo, Kim Yun-seok, Peter Cavnoudias.
Género: thriller. Corea del Sur, 2012.
Duración: 134 minutos.
Ambientada en la década de los ochenta, e inspirada por historias reales, Nameless gangster tiene como protagonista a uno de esos oscuros personajes de carácter lamentablemente universal: un modesto funcionario de aire incluso un tanto lerdo, que, tras entrar en contacto con la delincuencia organizada, encuentra un filón con el que demostrar una innata capacidad para la corrupción que le hace ir subiendo en el escalafón político al tiempo que se forra en el apartado económico. Pura actualidad. Así, cerca del modelo scorsesiano, los personajes de Jong-bin parecen copias exactas al prototipo que bordó Joe Pesci: pobres tipos de apariencia enclenque, capaces de cualquier barbaridad mediante estallidos de rabia.
Babelia
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