Martin Richards, productor que llevó ‘Chicago’ al cine
Ganó 40 ‘tonys’ y, por la adaptación del musical, un ‘oscar’
Chicago fue la primera obra que Martin Richards puso sobre las tablas de Broadway. El musical acabó por convertirse en una especie de apuesta personal. Hasta el punto de ser una de sus fuentes de desvelos profesionales durante casi tres décadas. El productor, que ganó más de 40 tonys y un oscar por la adaptación que realizó de Chicago para el celuloide, murió el pasado 26 de noviembre a los 80 años en su casa de Manhattan.
Su verdadero nombre era Morton Richard Klein y nació en el neoyorquino barrio del Bronx en 1932. Su padre era corredor de Bolsa y su madre ama de casa. Fue compañero de clase del director Stanley Kubrick en el instituto William H. Taft y su primer contacto con el mundo artístico se produjo nada menos que en Broadway en 1944, cuando apareció en la comedia musical Mexican Hayride de Cole Porter. Siendo ya adulto comenzó a ganarse la vida cantando en cafés con el nombre artístico de Martin Richards.
Produjo el filme ‘El resplandor’,
de su excompañero de instituto, Kubrick
En 1975 decidió producir lo que a priori podía ser una historia arriesgada: una sátira negra, en formato musical, sobre dos mujeres que, tras matar a un hombre, acaban con sus huesos en el corredor de la muerte, con música de John Kander y letra de Fred Ebb. Se trataba de Chicago, una obra de Bob Fosse cuya versión primigenia se mantuvo en cartel durante dos años.
Aparte de la presión de estrenar en Broadway, Richards hubo de hacer frente a un grave contratiempo: la obra se pospuso porque Fosse sufrió un ataque al corazón. Richards, lejos de verse superado por las circunstancias, se las ingenió para contratar personal de forma temporal pero con la suficiente cualificación para sacar adelante la obra, lo que le granjeó el respeto de Fosse, quien en principio deseaba un productor más experimentado. En 1996 se repuso Chicago, permaneciendo en cartel hasta hoy en la calle por excelencia de los teatros. Pese a su éxito teatral, el camino para su adaptación al cine fue tortuoso y no se consiguió hasta pasado un lustro.
Tras el éxito de Chicago, los estrenos de Richards en Broadway y los galardones se sucedieron en la vida del productor: On the twentieth century (1978), un musical de Betty Comden, Adolph Green y Cy Coleman protagonizado por Kerry Kline, Imogene Coca, Madeleine Kahn, Judy Kaye y John Cullum que ganó cinco tonys. O Sweeney Todd (1979), obra maestra de Stephen Sondheim que recibió ocho tonys, incluido el de mejor musical.
Posteriormente La cage aux falles y Grand Hotel recibieron seis y cinco de estos galardones, respectivamente. La primera era una divertida farsa de Harry Fierstein y Jerry Herman sobre la dicotomía de las relaciones heterosexuales y homosexuales en el seno de una alocada y extensa familia. La segunda, dirigida por Tommy Tune, contaba las peripecias de los huéspedes de un hotel de Berlín a finales de los años veinte.
Antes del éxito de Chicago en el cine en 2002, con un reparto en el que estaban Richard Gere, Catherine Zeta-Jones y Renée Zellweger, Richards había producido filmes de la talla de El resplandor (1980) —de su excompañero de instituto, Kubrick, y protagonizada por Jack Nicholson— o Distrito Apache (1981), una de policías en la que intervenía Paul Newman y cuya dirección estuvo a cargo de Daniel Petrie.
Los últimos años de su vida hubo de hacer frente a la batalla legal presentada por los herederos de Mary Lea Johnson, rica heredera de Johnson & Johnson fallecida en 1990 y con la que Richards estuvo casado. Sus hijos defendían que no tenían por qué compartir con Richards una herencia valorada en más de 360 millones de dólares. La Corte Suprema de Nueva Jersey, sin embargo, dio la razón a Richards en 2008.
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