Maillol: de lo micro a lo macro
La Kunsthal de Rotterdam celebra su 20º aniversario con la mayor muestra de obras monumentales del escultor francés
“Quiero demostrar que Maillol no fue de ninguna manera un neoclásico. Fue el primer escultor moderno, pionero en concebir la forma en toda su realidad espacial y más plena tridimensionalidad. Sus obras, ajenas al tremendismo impresionista de Rodin, constituyen una de las principales vías de renovación del lenguaje formal de la escultura del siglo XX”. Lo afirma Alex Susanna, poeta, editor y gestor cultural, además de comisario de exposiciones, como Maillol, arquitecto de las formas, que se inaugura el próximo día 15 en la Kunsthal de Rotterdam. La muestra, abierta hasta el 10 de febrero, le fue encargada en el marco del 20º aniversario del centro de arte, diseñado por el arquitecto Rem Koolhas y Susanna aceptó encantado el reto de establecer un diálogo entre los dos creadores.
De cada pieza se exhibe lo micro y lo macro, es decir la primera figurita en barro y la obra monumental
“Si la escultura de Maillol dialoga tan bien con la arquitectura de Koolhaas —quien además me dijo que le encantan sus obras— es justamente debido a su carácter abstracto, que este edificio pone en evidencia como nunca se había podido hacer hasta ahora”, indica Susanna, convencido de que sin Aristide Maillol (Banyuls-sur-Mer, 1861 – 1944), ni Arp, ni Brancusi, ni Moore —por poner tres ejemplos— habrían podido surgir. Decidido a poner voz a la revolución silenciosa, y por eso de más tardío reconocimiento, de Maillol, Susanna ha concebido la mayor exposición nunca realizada de las obras monumentales del artista, con más de cien piezas, prestadas mayoritariamente por el Museo Maillol de París y la colección Dina Vierny, pero también por museos holandeses, alemanes y franceses, y colecciones privadas suizas y norteamericanas.
De cada pieza se exhibe lo micro y lo macro, es decir la primera figurita en barro y la obra monumental. Solo La Méditeranée, su obra cumbre, “en cierto modo, la pensadora de Maillol, en oposición al pensador de Rodin”, se exhibe con todas las fases del proceso: dibujos, estatuillas, bajorrelieves, tapices, óleos y grabados, que ofrecen una mirada a 360º sobre un artista, que no fue solo escultor. “Tras el impresionismo dramático y narrativo, todavía muy literario, de Rodin, la obra de Maillol se presenta solo como escultórica y se aleja de cualquier vana palabrería para introducir por primera vez el silencio en la escultura: sus obras no quieren decir nada en concreto, pero significan mucho”, asegura Susanna, recordando que ya el prestigioso escritor y crítico francés André Gide afirmó “que habría que remontarse muy atrás en el tiempo para encontrar el mismo desinterés para cualquier preocupación ajena a la simple manifestación de la belleza”.
El recorrido se abre con Léda, una pequeña terracota que ilustra perfectamente la actitud de Maillol, que se apropia del relato mitológico de Leda y el cisne, pero elimina el ave y con este el aspecto narrativo de la pieza, materializando la obra en un cuerpo de mujer desprovisto de cualquier historia. A continuación, el visitante descubre la vertiente más poliédrica de Maillol y el “carácter poligénico” de su producción, con una selección de sus pinturas nabí, un movimiento que intentó superar el impresionismo con una apuesta por la abstracción y el simbolismo, en las que sólo aparecen figuras femeninas. Finalmente, en la gran sala principal de la Kunsthal, se encuentra el despliegue de esculturas monumentales de Maillol, más amplio que jamás se haya podido ver en un museo. “La arquitectura de Koolhaas permite percibir como las obras de Maillol llenan el espacio y lo dominan”, asegura el comisario.
Para revelar el largo proceso que subyace detrás de cada obra monumental, Susanna ha creado un montaje en forma de penínsulas, que incluye el principio, es decir la estatuilla que se encuentra en su origen, y el torso —autónomo—, cuando lo hay, y la obra final. “Eso permite demostrar como Maillol construía cada una de sus esculturas, como si de una obra arquitectónica se tratara. En cierto modo, su papel en la historia de la escultura es paralelo y similar al de Cézanne en la pintura”, afirma el comisario. En la selección hay que destacar obras como La Nuit, Ile de France, La Montagne, L’Air y La Rivière con sus formas lisas y plenas, tan alejadas de la rugosidad y el claroscuro característicos de Rodin y su escuela. Sin embargo, el corazón físico y conceptual de la muestra es La Méditérranée en todas sus declinaciones (dibujos, grabados, tapiz, óleos, bajorrelieves, estatuillas, torsos…), que muestran la complejidad e intensidad de la búsqueda que se oculta tras esta obra.
Babelia
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