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Primera sucesión en la moda española

Josep Font debuta al frente de Delpozo en Cibeles un año después de morir el fundador Este tipo de relevos, común en industrias como la francesa, es inédito en la española

Eugenia de la Torriente
Una modelo desfila con una creación de Josep Font
Una modelo desfila con una creación de Josep FontJavier Lizon (EFE)

Con la última luz de una tarde de verano se escenificó ayer en el parque de El Capricho la primera gran sucesión en la moda española. No es fácil continuar ningún empeño en el lugar de una persona que ya no está. Especialmente, si uno admira el trabajo que ejecutó su antecesor. Por eso, Josep Font (Barcelona, 1964) tardó un mes en sentirse cómodo en el despacho de Jesús del Pozo en las oficinas de la compañía. Entraba, dejaba la bolsa y salía corriendo hacia cualquier otra parte del taller. Jesús del Pozo (Madrid, 1946-2011) fue el hombre que “enseñó a todos los demás que la moda es además industria”, según recordaba en este periódico la entonces ministra de cultura Ángeles González-Sinde al día siguiente de su muerte, de la que acaba de cumplirse un año.

Por eso resulta tan pertinente que su nombre sea el encargado de dar un paso necesario para que madure la industria española. La sucesión de un diseñador tras su muerte o retirada es habitual en París, como demuestran los casos de Dior, Chanel, Givenchy… En España nadie había hecho algo semejante hasta que en febrero de este año Perfumes y Diseño adquirió la marca Jesús del Pozo, cuyas fragancias produce desde 1992. Enseguida, llamaron a Josep Font para ofrecerle la dirección creativa de una firma que había presentado dos colecciones con el equipo que dejó de Del Pozo.

La expectación despertada explica que se ampliara el aforo para acomodar a casi 400 invitados

El diseñador catalán estaba en China cuando empezaron a buscarle, pero la negociación debió ser breve ya que en marzo se anunció el nombramiento. En ese momento, Font estaba disfrutando de un año sabático tras romper en 2010 con su socia, Carmen Ayats. Como resultado de su desencuentro, él no puede diseñar con su nombre porque ella es dueña de la firma Josep Font. Pero su disputa legal todavía no ha sido resuelta. “Ese tiempo libre me sirvió para cargarme de energía y aceptar la realidad. No es agradable recordar lo que sucedió, pero yo trato de olvidar el pasado y centrarme en el presente”, explicaba Font horas antes de presentar la primera colección para su nueva casa.

La expectación despertada explica que se ampliara el aforo para acomodar a casi 400 invitados. El montaje era sencillo y elegante, con sillas doradas distribuidas en círculos alrededor de una fuente de El Capricho. El jardín del Romanticismo fue el bucólico escenario para el nacimiento de un proyecto que inauguró la temporada primavera/verano 2013 de la pasarela Mercedes-Benz Fashion Week Madrid.

Josep Font en el estudio de Delpozo en Ronda de Atocha en Madrid
Josep Font en el estudio de Delpozo en Ronda de Atocha en MadridÁlvaro García

Se ofició una suerte de bautismo completo ya que la marca incluso ha cambiado de nombre. Ahora se llama solamente Delpozo. La supresión del nombre propio coincide con la decisión que Hedi Slimane ha tomado en Saint Laurent y se debe, según Font, a la voluntad internacional y al obstáculo que Jesús podría suponer en los países árabes. En todo caso, la primera encarnación de Delpozo se presentó con luz natural y en un formato que permitía apreciar las prendas a poca distancia. Dos detalles en los que insistió Font, conocido por su afán perfeccionista, para que se apreciara la meticulosa ejecución de las prendas y sus colores sin distorsiones lumínicas.

Es verdad que la cercanía favorece al trabajo de Font. Inspirado en las técnicas de la alta costura que tanto venera y los trajes de las menonitas, ofrece un producto de una factura infrecuente en España. El ensamblaje creativo de la marca y el hombre necesitarán más tiempo, pero este primer ejercicio destaca por su ejecución. De alguna forma, Font —que ha eliminado todas las licencias y también tendrá responsabilidad sobre los perfumes— quiere empezar de cero.

Legado del pionero

Jesús del Pozo empezó en una tienda de la calle Almirante, en Madrid, en el año 1974. Su estilo austero y moderno, junto al de Antonio Miró y Adolfo Domínguez, se convirtió en el emblema de un país que despertaba a la democracia.

Se enorgullecía de haber contribuido a "profesionalizar el sector". Impulsor de la Asociación Creadores de Moda de España ACME), fue su presidente hasta 2004.

Fue el primer diseñador de moda que recibió la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, en 1998.

A pesar de eso, el equipo que Jesús formó se ha mantenido y solo se ha incorporado a dos personas nuevas. “Las primeras cuatro semanas fueron de mucho diálogo y terapia. He intentado dar una oportunidad a todo el mundo y descubrir qué es lo mejor que pueden aportar”, asegura Font. Seguramente, la adaptación de las piezas no ha sido fácil, pero no hay muescas en las impolutas prendas. “Jesús estaría contento”, opinaba Ainhoa García, gerente de la marca. “Por tres razones: por la continuidad, por la permanencia de su equipo y porque se prosiga con tanta sensibilidad”.

Los dos hombres nunca se encontraron en vida y, en cierta forma, tampoco lo hacen en la colección que ayer se vio. A pesar de que Font admiraba a Del Pozo desde los años ochenta y afirma “conocer de memoria su legado”, ha optado por “buscar nuevos códigos y lenguajes”. Tonos flúor y volúmenes armados y sujetados por crinolinas son algunos de los versos de una canción que mira más a las creaciones contemporáneas de Valentino o Lanvin que al archivo de la casa. “A Jesús le hubiera gustado porque era un hombre muy abierto”, decía Consuelo Rivas, una modista que lleva 16 años en el taller de Delpozo. Como varias de sus compañeras, pudo sentarse en el desfile debido a una ausencia de última hora, y admiró con orgullo el resultado de tantas horas de trabajo.

Asegura Josep Font que al llegar tuvo muchas dudas sobre cómo afrontar la tarea de la sucesión y que, tras las largas conversaciones con el equipo, llegaron a una conclusión: “Jesús y yo compartíamos unos valores, quizá más allá de lo estético. A partir de aquí, podíamos mirar hacia atrás o hacia delante y hemos optado por evolucionar. Todos lo teníamos claro porque el principal objetivo de este proyecto es que sea más joven e internacional”.

Escapar a los límites de España ha sido una de las fijaciones de Font. En 2008, y durante tres temporadas, participó en la semana de la alta costura de París y ahora acaricia la idea de que su próximo desfile para Delpozo se celebre en Nueva York. De momento, la colección que ayer se vio en Madrid viajará a la ciudad estadounidense. Según la compañía, medios y compradores extranjeros asistieron a la presentación. Aun así, será en Madrid donde Delpozo abra, en marzo, la primera tienda propia de la nueva era. De momento, Josep Font disfruta de unas vacaciones a las que pensaba entregarse apenas terminara el desfile.

 

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