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“Barbie, soy gay”

Ken, el famoso muñeco, sale del armario en una serie de fotografías de Dina Goldstein que habla del abismo entre las apariencias y la realidad

Silvia Hernando
dina goldstein

Lo que ocurre en una casa de puertas adentro es casi siempre un misterio para los ajenos. De cara a la galería, uno puede ser el más exquisitamente educado, el que va vestido más impoluto, el que suelta los chascarrillos más graciosos. Pero una vez en el hogar, la situación puede convertirse en algo diametralmente opuesto. O al menos diferente. Una evidente razón para explicar esta transformación de Dr. Jekyll a Mr. Hyde es la presión social. La preocupación por el qué dirán. De eso precisamente trata la última serie de fotografías de Dina Goldstein: In the dollhouse (En la casa de muñecas). B. y K. (sosias de carne y hueso de Barbie y Ken) forman el tándem perfecto a los ojos de la gente. Pero en realidad, K. guarda un secreto irreconciliable con su intachable vida marital: es gay.

“B. es la mujer idealizada. Más que ningún otro constructo infantil, ella encapsula el concepto de que la belleza es poder y por lo tanto la clave para llevar una vida feliz. Sin embargo, cuando K., el novio guapo pero emasculado de B., persigue la felicidad expresando su propia individualidad, el valor de la belleza como rasgo personal se revela como la imitación barata y plástica que es”, explica la artista canadiense a través de email.

En diez fotografías que tomó directamente en un estudio, y que posteriormente retocó parcialmente, Goldstein, que comenzó su carrera como fotoperiodista y posteriormente fotógrafa de publicidad, narra el proceso de desmoronamiento de la relación. Empezando por los pequeños detalles, como las revistas que lee Ken, pasan a las cenas en soledad y los sueños eróticos compartidos hasta que, finalmente, B. caza a K. con otro hombre. “K. revela su verdadero yo. Ha sido esclavizado por las expectativas de la sociedad, y no encuentra el valor para salir del armario y mostrar quién es de verdad al resto del mundo”.

Inspirada por sus hijas, Goldstein no es la primera en utilizar a Barbie, nacida en 1959, como icono de la sociedad contemporánea. Desde aquel noventero Barbie Girl de los noruego-daneses Aqua, una edulcorada canción-broma, hasta Los Simpson y la Stacy Malibú con la que juega Lisa, pasando por la Barbie nigeriana o el Ken afeminado de Toy Story 3, la mítica muñeca de Mattel ha visto ir y venir en su más de medio siglo de vida infinidad de parodias, versiones, y burlas. La mayoría llevan un mensaje implícito, y las fotos de Goldstein no son excepción: “El mundo es extremadamente complejo, y cada cual tiene sus propios retos con los que lidiar. Pero lo que puede parecer perfecto por fuera, probablemente no lo sea por dentro”.

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Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

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