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Y Chukri desenmascaró el Tánger mítico de Bowles

Aparece en español la ácida crítica del escritor marroquí al autor de ‘El cielo protector’

Carles Geli
Paul Bowles, en su casa de Tánger en enero de 1989.
Paul Bowles, en su casa de Tánger en enero de 1989. BERNARDO PÉREZ

“Cualquiera puede pasar aquí unas semanas y escribir un librito”. El escritor Mohamed Chukri (Beni Chiker, 1935-Rabat, 2003), autor de la frase, lamentaba la superficialidad con la que algunos literatos abordaron el retrato de Tánger. Y lo que es más grave: “El odio, el racismo y el desprecio con que se trata al humilde pueblo”. Las reflexiones forman parte de Paul Bowles, el recluso de Tánger, recuerdos recogidos en 1996 y que publica en español Cabaret Voltaire.

Virginia Woolf, Capote, Ginsberg, Kerouac, Gore Vidal, Tennessee Williams o Paul y Jane Bowles fueron algunos de los ilustres que hicieron parada y escribieron sobre el cuadrilátero vital de Chukri. “Defiendo mi clase, a los marginados y ejerzo mi venganza contra una época determinada, humillante y miserable”, se justificó una vez el autor de El pan desnudo, una de las autobiografías más crudas, por lo sincera, que se conocen.

La extraña pareja formada por los Bowles, instalada en la ciudad desde 1947, es el epicentro de un universo literario que Chukri retrata con ácida sinceridad. Al primero le conoce muy bien tras 25 años de trato. A él le dicta por las tardes, frase por frase, en español, las páginas que escribía por las mañanas de su autobiografía, entonces titulada Por un trozo de pan, y que Bowles traducía al inglés. Será un foco de tensión entre ambos.

Con descarnada naturalidad retrata al personaje, consumidor de kif para escribir, pero que en la calle solo fuma cigarrillos. Homosexual de discreción proverbial, “acordó con Jane no ocultarse nada”. Chukri lo trata de elitista y racista (“Le gustaba Marruecos, pero no los marroquíes”) y concluye que necesita aislarse del mundo.

'Memorias de un nómada' es, en su opinión, “una sucesión de monótonos y aburridos interludios para pagar los gastos de hospitalización de Jane”

Aún es más sagaz Chukri cuando disecciona la vida literaria de Bowles y la coteja con la real. Critica una de sus obras clásicas (Memorias de un nómada es, en su opinión, “una sucesión de monótonos y aburridos interludios para pagar los gastos de hospitalización de Jane”) y se fija en que el sexo es la causa de las desgracias de sus protagonistas: “La sexualidad siempre va ligada al crimen o al desenfreno. Paul Bowles es un criminal sexual en potencia”. Unos personajes, en consecuencia, “destinados a la autodestrucción o a un doloroso final”, en el contexto de una obra que “envejeció mucho” con la enfermedad de Jane, que hizo que Bowles se volcara en las traducciones de autores árabes, concediendo entrevistas o iniciando el diario personal…

Ese esquivar la ficción de Paul molestaba a una Jane que, señala Chukri, no podía reprochar gran cosa a su marido: “Lo que le faltaba a ella no eran aptitudes sino perseverancia”. Amargada por la indiferencia o inquina con que se recibió su Dos damas muy serias (Anaïs Nin se le presentó con una lista inmensa de errores ortográficos), Jane se ahogó no tanto en alcohol como en su ambición, que no cuajó. A partir de los 50 se alejó de la escritura. Eso reforzó su componente autodestructivo canalizado, en parte, con aventuras homosexuales intensas y pasajeras. Paul desviaba fobias hacia sus personajes; ella, hacia sí misma.

El libro disgustó sobremanera a Bowles, según Miguel Lázaro, editor de Cabaret Voltaire. Pero menos que a Jean Genet ver publicadas las confidencias que le había hecho a Chukri en otro inédito en castellano que costó la amistad entre ambos. La editorial lo publicará en la primavera de 2013, añadiendo al volumen un opúsculo, también de Chukri, sobre Tennessee Williams en el volumen Jean Genet y Tennessee Williams en Tánger.

La recuperación de su obra es fruto del acercamiento de Lázaro y de la traductora Rajae Boumediane El Metni al hermano de Chukri, Abdelaziz. El escritor no dejó testamento formal,pero el heredero guarda en un garaje, no en las mejores condiciones, su biblioteca personal y otros legados. Mientras, Cabaret Voltaire recuperará Rostros, amores, maldiciones y Tiempo de errores (sobre su sacrificio para aprender a leer). Y en octubre se atreve con su famosísima El pan desnudo, que se titulará El pan, por imposición de Juan Goytisolo, autor del prólogo del libro sobre Bowles y conocedor, como pocos, de esos paraísos del norte de África.

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Sobre la firma

Carles Geli
Es periodista de la sección de Cultura en Barcelona, especializado en el sector editorial. Coordina el suplemento ‘Quadern’ del diario. Es coautor de los libros ‘Las tres vidas de Destino’, ‘Mirador, la Catalunya impossible’ y ‘El mundo según Manuel Vázquez Montalbán’. Profesor de periodismo, trabajó en ‘Diari de Barcelona’ y ‘El Periódico’.

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