La copla como pretexto dadaísta
La compañía El Curro recupera en su sala madrileña un divertido montaje exploratorio del revés de la canción española
La compañía Curro DT vuelve a la carga con su desenfado y su poder de convocatoria. Para este verano que se anuncia caluroso y movido, han rescatado de hace 10 años la producción que quizás definió en parte su estética y que les sitió en el marco de la danza madrileña y española: La decalogía de la copla. Pero que nadie se llame a engaño: no es una revista ni un paseo por el cancionero vernáculo, sino una ácida visión de las cosas llevadas adelante en el lenguaje más contemporáneo de la danza experimental.
Con el sugerente subtítulo de Diez culebrones urbano-folklóricos para cinco peinetas y cinco monteras, verdadero hallazgo de título dadaísta, la obra se explica a sí misma: Diez escenas coreográficas; diez colas escogidas; diez auténticos mitos en su género que enlazan pasado, presente y futuro, sumergiéndonos en un pantano de emoción, desgarro y pasiones desenfrenadas; diez historias que invitan al espectador a mirar de forma poética, divertida, desenfadada y hasta descarada la tremebunda realidad de quienes habitan la jungla de asfalto que indiferentes transitamos; diez escenarios no convencionales para el drama de la vida urbana; diez canciones, diez personajes y diez espacios trenzándose en un espectáculo errante, un viaje por dentro y por fuera de los teatros, un viaje a los tiempos desmemoriados de la música, un vistazo a los anónimos héroes de la tragedia metropolitana, un viaje por la cruel ironía de cada una de nuestras propias carcajadas”.
La Decalogía de la Copla es una apuesta por la ironía del género más popular dentro de la canción española. El Curro DT la escoge “como opción para la comunicación directa con el público, y como sólido sustento estructural para un lenguaje coreográfico de vanguardia; una exploración por sitios aparentemente no aptos para llevar a cabo representaciones; un ejercicio de humor; un guiño a la complicidad de los desdichados; la sátira de nuestras miserias; pero sobre todo, un modesto y respetuoso homenaje a los habitualmente olvidados residentes de las calles de la gran ciudad”.
Cuentan los gestores de El Curro DT que en octubre de 2000 idearon este espectáculo y decidieron usarlo para investigar el manejo de espacios no convencionales. Y apuntan: “nunca creímos que cumpliríamos con tanta variedad nuestras expectativas. Las rejas de una ventana, la barra de un bar, el portal de un edificio, una furgoneta, la plaza de toros del pueblo, muchas calles, andamios, varios vestíbulos de teatros y un sinfín de patios de butacas han sido escenarios para esta extraña aventura, quizá más parecida a una verbena que a una función de danza, en la que hemos visto involucrarse a un público heterodoxo: señores desconcertados de tener que abandonar su silla habitual, viejitas cantando conmovidas las canciones de su época, jóvenes alucinados descubriendo lo modernas que son las coplas de sus madres, niños divertidos jugando entre los bailarines, y, por qué no confesarlo, hasta alguna que otra abuela indignada con nuestra poca seriedad marchándose a media representación con aquello de “Mari vamos, que ya hemos visto bastante”.
Alberto García, uno de los animadores de la compañía y su cerebro conductor, por fin explica a EL PAÍS que, tras el estreno oficial en 2001 en la Sala Triángulo y recorrer la geografía española, “la pieza conlleva un pasacalles que estuvo rondando por Madrid y decidimos sacarla del baúl para llevarla a Extremadura a localidades pequeñas y poder hacer una gira a lo "saltimbanqui", con la furgoneta y todo. Al final tampoco haremos tantas funciones extremeñas (por ahora llevamos concretados 5 pueblos) pero nos pusimos a ello y decidimos remontarla”.
En la parte de la veta social, Alberto puntualiza: “El trabajo sí que es muy crítico a la par que humorístico, la verdad es que queda un collage muy particular e irónico. Lo interesante es que no haya perdido vigencia. No hay danza española, la combinación es, por un lado material de movimiento más "contemporáneo" con trozos más humorísticos y por el otro un uso de espacio no convencional. Y el juego de estereotipos se da en los personajes que tratamos (esto lo vez en los textos) a través de una analogía entre los que habitan la calle con una copla de toda la vida desde prostitutas a un travesti, varios yonkis, barrenderos, una procesión, un guardia civil, borrachos de botellón, chinas que venden rosas, de todo”.
Tipical Ispanis, La decalogía de la copla. Compañía Curro DT.
Del 12 al 28 de julio, de jueves a sábado. A las 20:30.
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