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Los yihadistas siguen destruyendo los mausoleos sagrados de Tombuctú

El Gobierno de Mali pide ayuda a la ONU ante el recrudecimiento de los ataques contra los santuarios

Una mezquita de barro en Tombuctú, norte de Mali, antes de ser destruida por los islamistas pertenecientes al grupo extremista Ansar al Din.
Una mezquita de barro en Tombuctú, norte de Mali, antes de ser destruida por los islamistas pertenecientes al grupo extremista Ansar al Din.ULRIKE KOLTERMANN (EFE)

Al grito de ‘Allah Akbar’ (Alá es grande), los islamistas radicales que controlan Tombuctú, norte de Mali, siguen destruyendo los históricos mausoleos que dan fama a la ciudad de los 333 santos. Situada 1.000 kilómetros al norte de la capital Bamako, Tombuctú fue inscrita el jueves en la lista de bienes culturales en peligro por la UNESCO a petición del Gobierno de Mali, que teme que los cientos de santuarios de barro como los gigantescos Budas de Bamiyán, en Afganistán, que fueron destrozados en 2001 por los talibanes y sus secuaces de Al Qaeda.

Tombuctú forma desde 1988 parte del patrimonio mundial protegido por la UNESCO y es uno de los destinos turísticos más populares de África. La ciudad cayó el 1 de abril en manos de distintas milicias islamistas que intentan derrocar al Gobierno e imponer la ley islámica. Entre esos combatientes hay miembros del grupo terrorista Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI).

El sábado, los guerreros de Ansar Eddine, uno de los grupos armados que controla Tombuctú, se atribuyeron la destrucción de tres mausoleos situados en la zona norte de la ciudad. Según relató un testigo a la Agencia France Presse (AFP), “un grupo de una treintena de soldados armados se acercaron al mausoleo de Sidi Mahmoud, lo rodearon, empezaron a gritar Allah Akbar, y con picos y azadas empezaron a golpearlo. Cuando el mausoleo cayó sobre la tumba, se dirigieron hacia otro cercano e hicieron lo mismo”.

Varios testigos afirmaron a AFP que los islamistas destruyeron los sepulcros de Sidi Mahmoud, Alpha Moya y Sidi Moctar, y que el domingo prosiguieron los ataques y destrozaron otros cuatro santuarios situados en el cementerio de Djingareyber, al sur de la ciudad.

Mali exhortó este domingo a las Naciones Unidas a tomar medidas ante estas demoliciones que define como “criminales”. Durante una reunión de la UNESCO celebrada en San Petersburgo, el ministro de Cultura y Turismo, Diallo Fadima, pidió a la ONU que ponga fin “a los crímenes contra la herencia cultural de la población”.

Según se lee en la web de la UNESCO, Tombuctú fue fundada entre los siglos XI y XII por las tribus tuareg, y los mausoleos son la gran atracción turística y religiosa de la ciudad. Dos de los destruidos el sábado están entre los más visitados. Un portavoz de las milicias de Ansar Eddine afirmó el domingo 1 julio 2012 que la demolición de estos lugares sagrados “continuará sin excepción”.

Los expertos temen además por la suerte de miles de manuscritos pre-islámicos y medievales guardados en la ciudad, muchos de los cuales están en manos de las familias locales más tradicionales. Antes de la caída de Tombuctú, 30.000 de estos manuscritos depositados en un centro de estudios local fueron transportados a un lugar seguro por las autoridades. Los textos, que se consideran tesoros de sabiduría, hablan de Islam, pero también de astronomía, música, anatomía o botánica, asuntos que Al Qaeda y los yihadistas desprecian por impíos.

El 18 de junio, las bibliotecas de la ciudad emitieron una nota que afirmaba que ningún poseedor de manuscritos había sido amenazado, pero subrayaban que la presencia de los grupos armados los ponía en peligro.

Además de Tombuctú, la UNESCO, que tiene su sede central en París, inscribió el jueves en la lista de bienes en peligro la Tumba de los Askia, un lugar construido en 1495 en la región de Gao, también controlada por tropas armadas. El miércoles hubo combates en Gao entre tuaregs e islamistas que dejaron 20 muertos, y según diversos testigos estos últimos han tomado el control absoluto de la localidad.

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