Fotos que el cerebro no entiende
El vasco Omar Ayyashi expone en PhotoEspaña t3rcera Dimensión, una serie de imágenes en 3D que se publicó en ‘El País Semanal’
En Sierra Leona mueren 78 niños de cada 1000. Es decir, casi uno de cada 10. Y la niña que fotografío Omar Ayyashi estaba a punto de ser ese uno. Tumbada sobre un banco de piedra, la bebé se había desmayado. Dos monjas acudieron a intentar reanimarla. “Estaban todos asustados porque la estaban perdiendo”, cuenta el fotógrafo vasco. Lo sabe porque estaba ahí delante. Y porque le dio al botón de su cámara. La imagen que sacó fue su tarjeta de acceso al mundo de la fotografía profesional.
La foto, que acompaña este artículo, forma parte de un proyecto llamado Actionaid, en el que Ayyashi estuvo colaborando con la ONG Ayuda en acción. Se trata de una serie de imágenes en blanco y negro que el vasco inmortalizó en África y que considera uno de sus mejores trabajos. Otro de sus reportajes más logrados, t3rcera Dimensión, de sujeto totalmente distinto y más vanguardista, se expone desde el miércoles en el local madrileño Ramses, en el marco del festival PhotoEspaña. Y allí estará hasta el próximo 22 de julio.
Como sugiere el propio nombre, el proyecto va de fotos en 3D. En concreto, son imágenes de promesas del arte y el deporte español, que ya pudieron verse en El País Semanal. De la capitana de la selección española de natación sincronizada, Andrea Fuentes, al compositor Javier Perianes, pasando por la actriz Blanca Suárez, algunos talentos prometedores de este país salen de la pared para acercarse al asistente que lleve las gafas apropiadas. “Con el auge del 3D, sobre todo en el cine con Avatar, pensé que había que hacer algo también en la fotografía”, relata el origen del proyecto Ayyashi.
Lo que hizo fue emplear un soporte llamado RIG, que permite colocar dos cámaras a la misma distancia que corre entre los ojos, entre 4 y 6 centímetros. Así, cada cámara simula una retina humana y el resultado de sus disparos acaba engañando al cerebro del espectador. Una propuesta innovadora, aunque hasta cierto punto. “El 3D tuvo tres momentos de auge. A principios del siglo XX, en los años cincuenta y en los ochenta. Pero jamás triunfó por deficiencias técnicas. Había gente que salía del cine mareada o incluso vomitando”, asegura Ayyashi. Para esquivar el fracaso, el cuarto intento cuenta con una ventaja llamada innovación: “Con el progreso actual es probable que esta vez el 3D se quede”.
Menos probable es que Ayyashi permanezca mucho tiempo en España. De Bali a París, de Londres a Los Ángeles, el fotógrafo ha inmortalizado rincones de medio planeta. “En Madrid lo tengo todo muy visto. Cuando viajo, intento no conocer demasiado el lugar al que voy para que mi retina se sorprenda”, cuenta el vasco. En su mapa aun faltan unas cuantas banderitas, aunque su GPS ya tiene dos destinos puestos. “Me fascina la India. Y también tengo ganas de ir a hacer un reportaje sobre el muro que ha construido Israel en los territorios palestinos”, relata Ayyashi.
En sus viajes por el mundo el vasco ha retratado, a menudo, celebridades y estrellas emergentes y del deporte, como Elsa Pataky y Víctor Valdés, Raúl Arévalo y Sergio Canales. Extremadamente diplomático, Ayyashi asegura que con “todos” la experiencia ha sido “muy agradable”. Pero preguntado por alguna complicación sí suelta unos centímetros de prenda: “Fui a Los Ángeles para fotografiar a Pau Gasol pero coincidió que justo ese día Scariolo [entrenador de la selección de baloncesto] fue a decirle que le quería para la Eurocopa. Así que nos comunicaron que solo había media hora para el reportaje. Fuimos corriendo a Miami Beach, aunque al final estuvimos una hora”.
Mucho tiempo estuvo Ayyashi lejos del que ahora es su camino. A la espera de que el destino le citara con la fotografía, el vasco se sacó dos carreras: Ciencias Empresariales y Dirección y Administración de Empresas Turísticas. “Pero la fotografía siempre fue mi pasión”, añade Ayyashi. Hasta que un día una amiga, directora de una revista, fue a su casa y vio las imágenes que había sacado en Sierra Leona. Y le dijo que quería publicarlas. Su sueño cobraba vida. La que esa niña, por suerte, no perdió.
Babelia
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