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CRÍTICA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Verdades como puños

La depuración conseguida, la factura impecable, la entrega de los artistas, hacen de esta obra potente un hallazgo obligado

Un momento de la representación de 'Can we talk about this?'
Un momento de la representación de 'Can we talk about this?'

Cuando ya había transcurrido casi una hora de espectáculo, un indignado espectador se alzó de su butaca gritando, en un juego que se antojó en los límites entre lo preparado y lo espontáneo: “¡Esto es islamofóbico!”. Por un momento, pareció que podía ser parte de la obra. El único en protestar se encargó de ratificar su condición de irritado al chillar otras frases ya rumbo a la salida. El teatro estaba lleno. Nadie le hizo caso y le mandaron a casa. No tenía razón.

La obra Can we talk about this? (¿Podemos hablar sobre esto?) es un alegato desgarrado que nos debe hacer pensar a todos. Es un espectáculo político, que asume su compromiso y su carácter de denuncia documental. La frase “La búsqueda de igualdad es un impulso humano” que se cita cobra una rotundidad lacerante. Es ejemplar. El ritmo, cercano al documental técnico, es lineal y puede valorarse frío: la intensidad está contenida y va explayando hasta convertirse en losa. Probablemente no podía ser contado de otra forma.

También se fustiga a los políticos, de derechas o de izquierdas, que han tomado posturas inaceptables, acomodaticias y de ventaja partidista. Y se habla de cosas terribles, muertes, censura, extremismos, terrorismo, ablación, matrimonios forzosos, fanatismo, furia antisemita. Y hay algo claro: habla de sitios concretos en el Reino Unido, pero es fácilmente de transponer, extrapolar a nuestro patio de vecinos. Nada de lo que se dice en esa hora y 20 minutos nos es ajeno.

Sucede que este coreógrafo es un hombre de verdad progresista, fuera de toda sospecha; él mismo se reconoce de izquierdas, pero no ha podido callar ante tantas vilezas escudadas en unas lecturas e interpretaciones demenciales del Corán. Y la alerta surge: nunca es tarde para señalar la banalización del mal, tenemos demasiados tristes ejemplos alrededor.

El movimiento coreográfico propiamente dicho no es secundario, aunque a primera vista pueda parecer plano y establecido como una textura accesoria al discurso hablado, a la intensidad argumental de lo que se expone en esa catarata incontrovertible. Se trata de una sucesión muy armónicamente dispuesta de pantomima, de aire recurrente y hasta irónico, pero reglado al milímetro, expandiendo una tensión paralela, colocando al espectador en una disyuntiva compleja de seguir lo que se plantea a la vez de lo que se dibuja, una gráfica corporal donde no hay signos expresamente realistas o descriptivos, sino que, de una manera distante y puede calificarse de reflexiva, acentúa la gravedad argumental.

'Can we talk about this?'

Coreografía: Lloyd Newson y bailarines;

Escenografía y vestuario: Anna Fieischle;

Luces: Beky Stoddart;

Vídeo: Tim Reid;

Música: René Aubry, Ludovico Einaudi y otros.

Teatros del Canal. Hasta el 3 de junio.

El suelo, los posicionamientos de grupo, la dinámica tensada con una clara intención de no facilitar las cosas, sino incidir en la parte más espinosa de los asuntos del multiculturalismo (entre otros temas) redondea la propuesta de Newson, que sin duda desde hace años tiene un estilo propio muy marcado. La depuración conseguida, la factura impecable, la entrega de los artistas, que son bailarines muy entrenados que a la vez dominan la escena y la palabra teatral, hacen de esta obra potente un hallazgo y una obligación. Si el título propone aquello de ¿Podemos hablar de esto? habría que decir que debemos hablar de ello muchas veces todavía, y no tener miedo de hacerlo. DV8 se expresa con valentía y claridad. Eso los hace trascender y justifica los muchos aplausos, los bravos entusiastas y esa sensación de verdad que toda creación artística debe contener en su esencia y en su exposición.

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