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CRÍTICA: 'PROFESOR LAZHAR'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pedagogía en 35 mm

Javier Ocaña

Siempre es difícil entender por qué una joven maestra de aspecto angelical resuelve poner fin a su vida, pero aún resulta menos comprensible que decida ahorcarse en una viga de la clase para que la encuentren sus alumnos de siete años a primera hora de la mañana. Un hecho atroz sobre el que pulula una película preciosa: la canadiense Profesor Lazhar, dirigida por Philippe Falardeau, en la que la tragedia, expuesta en los primeros minutos, ejerce de punto de ebullición para hablar de muchas otras cosas relacionadas con la educación, y en la que destaca el espectacular trabajo de interpretación con los críos.

PROFESOR LAZHAR

Dirección: Philippe Falardeau.

Intérpretes: Mohamed Fellag, Sophie Nélisse, Émilen Néron, Danielle Proulx, Seddik Benslimane.

Género: drama. Canadá, 2011.

Duración: 94 minutos.

La tolerancia religiosa, el aprecio por otras culturas, la consigna del esfuerzo, el exilio político, la necesidad (o no) de hablar de la muerte y el conocimiento del Otro están en la esencia de Profesor Lazhar, premio al guión y de la crítica en la Seminci, además de candidata al Oscar a la mejor película de habla no inglesa en 2011, un tanto en la línea de las francesas Hoy empieza todo y La clase, pero con un tono menos documental y más sentimental (en el buen sentido), más emocionante. Un trabajo que no da respuestas, pero que se hace continuas preguntas, como esa que trata de diferenciar entre enseñar (transmisión de conocimientos, al parecer tarea del profesor) y educar en un modo de vida (tarea de la familia), tal y como reclama al maestro un padre no demasiado comprensivo. Desde luego, algo hemos debido hacer mal para llegar a situaciones tan sangrantes como las que se muestran, a través de una puesta en escena cargada de sutilezas. Si un profesor no le puede dar un abrazo a un alumno (tampoco una colleja), en pos de la distancia, es que algo falla, no tanto en el castigo como, sobre todo, en el abrigo. ¿La culpa? Quizá de todos: políticos, educadores, inspectores, pedagogos, padres y alumnos. Profesor Lazhar, pedagogía cinematográfica.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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