Yolanda Ríos, una actriz para todos los escenarios
Tras ganar fama en el concurso ‘Un, dos, tres...’ colaboró con los mejores directores de teatro
Encima de buena actriz era alegre, generosa, bellísima y siempre con proyectos interesantes en su cabeza. La actriz Yolanda Ciscar Mateu, que conoció la popularidad artística con el nombre de Yolanda Ríos, falleció ayer en Madrid a los 60 años. Aunque nació en Caracas (Venezuela) en 1951, vino tan joven a España que siempre se la consideró una profesional española.
De hecho, tan solo tenía 19 años cuando el cineasta Javier Aguirre contó con ella como actriz en Pierna creciente, falda menguante (1970). Su participación en un título clásico de la era del destape no presagiaba la gran carrera de la entonces alumna de Arte Dramático en Valencia, donde participó en el montaje que de El adefesio, de Alberti, puso en pie Antonio Díaz-Zamora, con el que cosechó un gran éxito.
Después se trasladó a Madrid donde, a las órdenes de algunos de los directores teatrales más relevantes para participar en algunos de los montajes más importantes de las siguientes décadas. Cabe recordar, entre otros, los de José Osuna (La llegada de los dioses y El concierto de San Ovidio, de Buero Vallejo; Fuenteovejuna y El Caballero de Olmedo, de Lope); José Luis Gómez (Lisístrata, de Aristófanes); Gustavo Pérez Puig (Los peces rojos, de Anouilh); Manuel Collado (Equus, de Shaffer; La hija del capitán y Las galas del difunto, de Valle); Fernando Fernán-Gómez (El alcalde de Zalamea, de Calderón); Ventura Pons (Lo que vio el mayordomo, de Joe Orton); Manuel Canseco (La vieja señorita del paraíso, de Antonio Gala); Pedro Gil Paradela (El afán de cada noche) o Adolfo Marsillach (La Gran Vía). A las órdenes de este último participaría en numerosas obras del repertorio clásico tras su incorporación, en 1986, a la Compañía Nacional de Teatro Clásico, dirigida por Marsillach.
Durante más de tres décadas desarrolló una amplia actividad profesional en cine, televisión y, sobre todo, en los escenarios, donde trabajó dirigida por su marido, Juan Calot —con el que tuvo dos hijos, Alicia y Edgar— en El malentendido, de Albert Camus, donde compartió cartel con su madre política, Encarna Paso.
En los años setenta se hizo muy popular en el concurso televisivo de Chicho Ibáñez Serrador Un, dos, tres… Responda otra vez, donde interpretaba a una de las azafatas del programa de entretenimiento estrella de la entonces televisión única. Pocos meses después de la finalización del espacio, se produjo una renovación en la dirección y presentación del espacio dominical Tarde para todos, que conducía Juan Antonio Fernández Abajo, y Yolanda Ríos se puso al frente del programa de variedades junto al actor Nicolás Romero. En años posteriores participa en varias series, como La señora García se confiesa, Los libros, Este es mi barrio, Petra Delicado o El comisario.
También trabajó en diversos proyectos cinematográficos, entre ellos Sesión continua, de José Luis Garci. En los últimos años también se dedicó a la escenografía de montajes teatrales como Yo Leonor (2006), protagonizada por María Luisa Merlo.
Como recordaba ayer la actriz Amparo Climent: “Este día de lluvia no le hace justicia a una mujer tan alegre y extraordinaria como era ella, pocas veces se encuentra una compañera tan excepcional”. Sus últimos desempeños como actriz se desarrollaron en La montería, una zarzuela dirigida por Emilio Sagi, y La casa de los siete balcones, de Casona, con Mary Carrillo. En años recientes estudió escenografía y vestuario con Elena Kriukova y trabajó de ayudante con profesionales del espacio escénico como Julio Galán, Toni Cortés y Alfonso Barajas. En su última etapa, también volcó su enorme energía en la producción, faceta que desplegó en el festival teatral madrileño Los Veranos de la Villa y en varios musicales, como Grease y Spamalot.
Babelia
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