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Ricardo Lucia, testigo imprescindible del teatro español del siglo XX

El actor, director y pedagogo falleció el pasado viernes en Madrid tras una gran trayectoria profesional

Ricardo Lucia, director teatral y actor.
Ricardo Lucia, director teatral y actor. RAMON PILACES

Ricardo Lucia falleció el pasado viernes. Fue uno de esos profesionales a los que la condición efímera del teatro hace que las nuevas generaciones no le conozcan, aunque durante la segunda mitad del siglo XX fue un actor y director escénico de reconocido prestigio por sus numerosos y acertados trabajos. Era de esos hombres cuyo oficio se forjaba en un cierto silencio, aunque sus compañeros siempre destacaban la certera forma de trabajar, y el afinado olfato para elegir textos, de este profesional que también destacó en cine. Y como docente, ya que no hay que olvidar sus cursos de interpretación, locución y presentación en la Comunidad de Madrid en los años noventa del pasado siglo; su etapa de director del Aula de Teatro de la Universidad Autónoma de Madrid, donde además puso en pie varios montajes con sus alumnos en la década de los ochenta, así como su trabajo como profesor de interpretación en la Real Escuela de Arte Dramático de Madrid en los setenta.

Sus primeros pasos teatrales los hizo en la Compañía de Cipriano Rivas Cherif (cuñado de Manuel Azaña, director del Teatro Español y de Margarita Xirgu durante la II República y preso durante años), participando en el montaje La costumbre. Continuó después en los años cuarenta del siglo XX en la compañía del Teatro Nacional María Guerrero, cuando estaban al frente de este coliseo Luis Escobar y Huberto Pérez de la Osa, quienes le incorporaron a montajes basados en textos de Tirso de Molina, Calderón de la Barca, Valdivielso, Lope de Vega, Vier, Buero Vallejo y Dickens, además de participar en otras compañías que estrenaban en este teatro.

Fue en 1951 cuando su carrera cinematográfica, apenas comenzada, da un importante salto por todo lo alto participando en el film Surcos de J.A. Nieves Conde y hoy considerada una de las diez mejores películas de la Historia del Cine Español.

Pero nunca se apartó del teatro donde continuó la década de los cincuenta con el Teatro de Cámara, formación de Cayetano Luca de Tena en la que también estaba el escenógrafo Vicente Viudes y durante varios años forma parte de las compañías titulares de los Teatros de Madrid simultaneando este trabajo con interpretaciones cinematográficas bajo las órdenes de directores como Monleón, Pedro Costa, Forqué y Camus.

Al final de su vida son más de cien montajes en los que participó Ricardo Lucia, pero muchos de ellos se representaron en el Teatro María Guerrero, ya fuera con la compañía titular o con producciones de otras compañías que estrenaban en este teatro nacional. Fueron años en los que compartió escenario con grandes como Carmen Seco, Miguel Narros (cuando era actor), José María Rodero, José Luis López Vázquez, Guillermo Marín, Elvira Noriega, Ricardo Calvo, Cándida Losada, Luis Prendes, Mayrata O'Wisiedo, Fernando Guillén, Adolfo Marsillach, Rafael Alonso, Enrique Diosdado, Amelia de la Torre. Años en los que Lucia transitaba por todo tipo de autores como José María Pemán, Julio Alejandro, José Zorrilla, Vicente Escribá, Dostoievski, Calvo Sotelo, Agustín de Foxa, Dickens, Josep Maria de Sagarra, Víctor Ruiz Iriarte, Buero Vallejo, Lope de Vega.

Fue en los albores de su carrera, en 1949, cuando trabaja por primera vez junto a una joven llamada Berta Riaza en Historias de una casa, de Joaquín Calvo Sotelo. Desde entonces la trayectoria de estos dos actores corre casi en paralelo. Primero porque les convocan simultáneamente para muchos montajes y luego porque nace entre ellos una unión profesional que se mantendrá durante años con la compañía que crearon. En ella Lucia no sólo participaba como actor, sino también como director, oficio que ejerció hasta el final de su trayectoria profesional con actores como María Luisa Ponte, Lola Cardona, Antonio Medina, Julieta Serrano y con muchos de los compañeros con los que había coincidido en repartos y con los que mantuvo una gran amistad hasta el final de su vida como Julia Gutiérrez Caba, Ana María Ventura, María José Alfonso, Emilio Gutiérrez Caba, José Sacristán y tantos otros, ya que una característica suya fue la de rodearse de grandes cómicos, entre los que además encontramos a Mary Carrillo, Marisa de Leza, Carola Fernán Gómez (la madre de Fernando), Félix Dafauce, Juan José Otegui, Julia Martínez, María Dolores Pradera, Agustín González, Alicia Agut, Carmen Vázquez Vigo, Antonio Canal, Mónica Cano…, sin olvidar el montaje que hizo con texto del recientemente desaparecido Antonio Mingote, con actores como Maruja Díaz y María Elena Flores.

Es de destacar en la trayectoria de Lucia que desde los años cincuenta, y en las etapas más duras del franquismo, tanto los títulos que elegía él, como para los que le llamaban directores como José Luis Alonso y el propio Escobar, traían aires nuevos a los escenarios españoles de la mano de Eugene O'Neill, Arthur Miller, Buero Vallejo, García Lorca, Jean Anouilh, Strindberg, Agatha Christie, Emlyn Williams, George Feydau, Terence Rattigan, John Osborne, Valle-Inclán, Max Frisch y, de hecho, una de las producciones más sonadas de la compañía de Lucia y Riaza fue la puesta en escena de Todos eran mis hijos, de Arthur Miller en 1963.

Su trabajo en televisión no fue pequeño participando en los añorados Estudio 1, y en algunos capítulos de Miguel Servet, La sangre y la ceniza, La batalla del cielo, Matar al Nani o Redondela,  y dentro de Teatro de siempre dirigió e interpretó obras en los años 60 de Aristófanes, Plauto, Lope de Vega, Shakespeare, Ibsen, Chejov, Molière, Giraudoux y Jardiel, entre otros.

Aunque muchos sitúan su último trabajo en 1991 en la valleinclaniana Voces de gesta, con dirección de Emilio Hernández y compañeros de reparto como Magüi Mira, Juan Gea, Antonio Dechent y Joaquín Climent, entre otros, hay que recordar que posteriormente a esa fecha trabajo en 1996 en el montaje que Gustavo Pérez Puig hizo de la novela de Vargas Llosa Pantaleón y las visitadoras.

Lucia, coqueto y atractivo, nunca desveló su edad.

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