Bayreuth regresa al Liceo medio siglo después
La gran cita de la música alemana llevará a Barcelona tres óperas en versión concierto
El Festival de Bayreuth vuelve a Barcelona casi medio siglo después de que revolucionara la escena catalana rompiendo el velo gris de la posguerra. Y lo hace con la orquesta y el coro de los festivales, que entre el 1 y el 6 del próximo mes de septiembre representarán, en versión de concierto, El holandés errante, Lohengrin y Tristán e Isolda, las dos primeras dirigidas por Sebastian Weigle y la última por Peter Schneider, y con el mismo reparto que las representará este verano.
La propia Katharina Wagner, directora del festival y biznieta del compositor alemán, estuvo ayer en la capital catalana para presentar esta programación especial del Gran Teatro del Liceo, que será el disparo de salida del año Wagner de 2013, cuando se conmemoran los 200 años del nacimiento del músico que revolucionó la ópera llevándola hasta el espectáculo total.
¿Por qué Barcelona? En primer lugar porque se trata de "una ciudad wagneriana", aunque las óperas del compositor alemán tardaran un poco en abrise camino entre el belcantismo imperante. Lohengrin se estrenó en el Liceo en 1883 y fue un acontecimiento extraordinario, no solo artístico. Esta obra romántica por excelencia, llena de simbolismos fue el punto de enganche de los intelectuales catalanes que la leyeron en función de hechos claves de la historia de Cataluña. En lo social, Wagner fue revulsivo. El director musical del Liceo, Joan Matabosch, recordaba ayer que fue durante una representación de La Valquiria, que por primera vez se apagaron las luces de la sala durante una representación, como exigía el compositor alemán.
No es de extrañar que en 1951, cuando el Festival de Bayreuth renacía de sus cenizas y buscaba el eco internacional para sacarse de encima la maldición que le había supuesto el abrazo del nazismo, encontrara en barcelona la salida ideal. El Liceo acogió los montajes de Wieland Wagner de Parsifal, Tristán e Isolda y La valquiria, aunque con la Orquesta Sinfónica de Bamberg y el Coro del Festival, dirigidas por Joseph Keilberth y Eugen Jochum.
Esta ciudad es muy wagneriana
Katharina Wagner garantizó ayer que serán los mismos músicos y cantantes del coro que hayan actuado en verano quienes lleguen a Barcelona. Serán 110 cantantes y 100 músicos. El Festival, explicó, no tiene orquesta ni coro fijo, sino que cada año contrata "lo mejor de cada casa". La programación se ha realizado gracias a el patrocinio de tres grandes empresas sin recurrir al presupuesto. El director del Liceo, Joan Francesc Marco, explicó ayer que las 11.460 entradas disponibles ya ha vendido el 60%.
Bayreuth tiene preparada una programación especial para el año Wagner, que incluye una colaboración especial con la ópera de Leipzig y la orquesta de la Gewandhaus de esta ciudad, donde nació el compositor. Además de la programación tradicional del festival, cuyas entradas siguen siendo tan imposibles de conseguir, pese a la crisis —"Se venden mejor las más baratas", se limitó a señalar ayer Katharina— se representarán tres óperas de la primera época de Wagner, anteriores a 1842, que se sitúan fuera de las que el compositor especificó para Bayreuth: Rienzi, Las hadas y La prohibición de amar, que se verán fuera del teatro de los festivales, porque, como precisó ayer su biznieta, están obligados a ceñirse a lo dispuesto por el creador de Parsifal, que especificó que solo las óperas realizadas después de Lohengrin podrían representarse en el teatro de los festivales.
Para Katharina, la obra de su bisabuelo ahora ya trasciende las connotaciones políticas que tuvo y está más allá de las polémicas sociales que en su momento generó. Debe ser vista, dijo, "como una aportación interesante para el espectador", y siempre lo será, aseguró, porque Wagner habla de temas eternos que nos conciernen como seres humanos: el amor, el odio, el poder, la ira... "que acompañan al hombre, y siempre lo harán".
Babelia
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