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Danny DeVito, una tarde en EL PAÍS

El actor estadounidense visita la redacción madrileña del periódico "Es grandioso, se parece al rodaje de una película. Es muy romántico", asegura

Aparece por la calle una furgoneta negra y, justo detrás, un Mercedes del mismo color. En cuanto se paran, bajan de ambos vehículos dos guardaespaldas. Parece un traslado de dinero, o una secuencia de alguna película de Hollywood, pero el tesoro que lleva el coche no es una caja llena de lingotes. Del Mercedes se asoma uno de los patrimonios de la comicidad, con unos rasgos y estatura (1,52 metros) inconfundibles.

Daniel Michael DeVito Jr., más conocido como Danny DeVito, está risueño. Enfundado en unas gafas de sol negras y una chaqueta azul oscuro, el actor estadounidense (Netpune, Nueva Jersey, 1944) ha acudido a la sede madrileña de EL PAÍS para protagonizar un encuentro digital con los lectores. Así que DeVito saluda con amabilidad y sigue a su pequeña caravana de agentes, traductores y maquilladores hasta el interior de la redacción. Eso sí, el esfuerzo para se encontrara el torno que da acceso al periódico ya bajado es en balde. El actor intenta pasar por el de al lado, cerrado.

Hi everybody, what’s going on?” (Hola todo el mundo, ¿qué pasa?), saluda DeVito, ya en la redacción. Unas poses, con y sin gafas, un par de consejos al fotógrafo, el tiempo de pedir una Coca-Cola con hielo, y el actor ya está listo para sentarse a contestar a las preguntas de los lectores. Acostumbrado a escenarios bastante más impresionantes, DeVito no parece preocuparse del revuelo a base de móviles que sacan fotos y curiosos que se acercan que causa su presencia en el periódico.

El actor presta su voz en el filme de animación Lorax

“Me encanta. Ves a toda esta gente moviéndose a toda velocidad, tomándole el pulso al planeta... En el fondo tiene algo parecido al rodaje de una película: se trata de la colaboración de varios elementos distintos para un objetivo común, es muy romántico”, asegura DeVito. Y lo dice un hombre que lleva más de 30 años delante y detrás de las cámaras.

El pingüino de Batman, el gemelo de Schwarzenegger, el director del circo de Big Fish y, ahora, la voz detrás de Lorax, la bigotuda criatura que protagoniza el filme de animación homónimo que DeVito promociona en España. Por si no fuera suficiente, el estadounidense fue también el productor de Pulp Fiction. ¿Hay algo que todavía le pide a su carrera? “Ahora me estoy centrando en el teatro. A partir de abril actúo en The sunshine boys en el Savoy de Londres”.

Antes, el actor se ha venido a Europa por Lorax, "un filme muy divertido pero con un mensaje concienzudo: la sostenibilidad del planeta, del medioambiente, está en peligro. Hay que actuar ya". Es lo que intenta trasmitir su personaje, al que DeVito ha doblado en inglés, pero también en español e italiano. Aunque, más que de talento por los idiomas, parece tratarse de lectura del guion. "Bueno, chicos", es todo lo que DeVito suelta en un castellano que define como "not good".

Aun así, el actor se hizo entender cuando, en una anterior visita a España, dejó su huella en un Madrid repleto de obras y excavaciones. "¿Habéis encontrado ya el tesoro?", preguntó a la sazón. La frase acabó por convertirse en una leyenda urbana, pero el actor, años después, la devuelve a la realidad. “Sí, es cierto que lo dije. Aunque sigo esperando a qué me hagan saber dónde está”.

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