Javier Gomá recomienda: 'Obras completas' de María Zambrano

Hace unos días fuimos a ver The artist y, a la salida, vagabundeamos hambrientos por las calles hasta parar en el restaurante Dantxari (Ventura Rodríguez, 8) donde, pese a ser medianoche, nos sirvieron unos platos suculentos. Una película encantadora, en eso estábamos todos de acuerdo, pero, en mi opinión, había algo más. Porque no sólo se trataba de cine mudo ‒lo cual ya es original‒ sino un mudo arqueológico, uno que asume por voluntad propia los presupuestos estéticos y técnicos de los años veinte, no los actuales, y eso hace de la película una amable pero también sofisticada parodia.

Todo lo cual viene a cuento de Le Havre, la película de Aki Kaurismäki, que hemos visto este último fin de semana y cuya aparente facilidad es también engañosa. Por razones de organización familiar, esta vez no había tiempo para una cena, y el cinefórum se suscitó entre los amigos recogiendo abrigos y caminando hacia el parking. Con ese guion tan lineal al servicio del triunfo de la bondad humana, la película tiene algo de piadosa parábola moral destinada a la edificación del espectador: un limpiabotas ayuda a un niño africano, inmigrante clandestino, a reunirse con su familia al otro lado del canal de la Mancha. Pero, ¿cómo decirlo? ¡resulta todo tan antinatural! La fotografía produce el efecto de un blanco y negro coloreado; los diálogos son teatrales, hieráticos; la exagerada bonhomía de los protagonistas y ese apoteosis final tan artificioso no acaban de ser creíbles. Uno sospecha si no será todo un sarcasmo, idea sugerida además por ciertos chistes leves que rompen el hechizo de seriedad. Llegué a casa y me sumergí en la lectura del tomo III de las Obras completas de María Zambrano que acaba de publicar Galaxia Gutenberg, en modélica edición de Jesús Moreno Sanz, mientras por Internet me conectaba a Naxos Music Library (más de 65.000 discos de música clásica a disposición del suscriptor). Las dos películas mencionadas las recomiendo bajo ciertas condiciones, el libro y el portal, en cambio, incondicionalmente.