Tàpies, en negro y rojo
La galería Elvira González exhibe obra clave del artista de las décadas de los sesenta y setenta
Antoni Tàpies (Barcelona, 1923) pintó Qué fem en 1974, un tríptico de gran formato (196 por 391 centímetros) en el que sobre fondo arena se ven los restos de nueve folios que han sido arrancados de la pared. Quedan las chinchetas y restos de papel en los que aún se pueden leer palabras sueltas escritas a máquina. Una hebilla pegada en el centro del cuadro, marca la perspectiva. En la parte inferior se puede leer una cita del poeta Joan Brossa: Que fem? On amen? Dón venim?/Però aquí tenim una caixa de llapis de colors (¿Qué hacemos?, ¿dónde vamos?, ¿De dónde venimos?. Pero aquí tenemos una caja de lápices de colores)
Ese tríptico es la obra que preside la exposición que esta tarde se inaugura en la galería Elvira González de Madrid, una pieza especialmente representativa de la evolución de la obra del artista catalán durante la década de los años sesenta y setenta, el período en el que se centra la decena de cuadros que integran la exposición madrileña. Es una muestra que coincide en el tiempo con varias exposiciones en diferentes lugares del mundo (Lelong en París, Toni Tàpìes en Barcelona….) . Hace ya muchos años que el coleccionismo y el interés por la obra de Tàpies no paran de crecer y su nombre ocupa siempre los primeros lugares en las subastas de las principales firmas mundiales, mientras que su cotización crece de manera imparable. El número de exposiciones que se le dedican crece en función de ese interés.
La década de los 60 marca el momento en el que Tàpies empieza a trabajar como un alquimista. Fascinado e influido por la filosofía Zen, se dedica a transformar los materiales perecederos (objetos de la vida cotidiana) insuflándoles una nueva vida en un momento en el que el arte Povera se extiende en Europa y los artistas estadounidenses se vuelcan ante el arte conceptual. Son también los años en los que el artista define una forma de trabajar y unos temas en los que, a sus 89 años, y pese a su delicada salud, sigue trabajando.
En el recorrido por la galería madrileña predomina la técnica mixta sobre madera, cartón o telas, sus materiales más recurrentes. Son, en general, composiciones geométricas de diferentes tamaños en los que mandan el negro, el marrón y el rojo. Huellas de la mano del propio artista, junto a objetos manipulados por él, constituyen el núcleo central de cada uno de los cuadros.
Babelia
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