Argentina sigue impidiendo las importaciones de libros y coleccionables
Ningún organismo oficial reconoce el cierre de la aduana.- España es el principal exportador de publicaciones
Nueva vuelta de tuerca en las importaciones argentinas de libros, folletos y coleccionables. Cuando parecía que la situación había mejorado y que finalmente se había autorizado la entrada del cerca de un millón de ejemplares detenidos en las aduanas, la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP) ha difundido un comunicado en el que lamenta una nueva paralización y denuncia la progresiva acumulación de libros y coleccionables en los depósitos. "El sector editorial manifiesta su sorpresa por la prolongación de una medida que afecta al derecho básico de los ciudadanos a acceder al libro como vehículo de educación y cultura", asegura.
Oficialmente ningún organismo estatal, ni la Secretaria de Comercio ni la subsecretaria de Industria, ambas relacionadas con las normas de importación, han admitido el cierre de la aduana a esos productos. Fuentes cercanas a la distribución de material impreso aseguran que las revistas y periódicos extranjeros no están afectados y llegan libremente al mercado, al contrario que los libros, folletos y coleccionables, de los que puede haber más de 400 embarques paralizados, tanto en el puerto de Buenos Aires como en los pasos de Chile y Uruguay.
Según datos oficiales, en Argentina se comercializaron, en 2010, 95 millones de ejemplares de libros, de los cuales 65 millones (el 68%) son libros editados e impresos en Argentina y 30 millones, libros importados. De esos 30 millones, unos 19 millones corresponden a libros argentinos impresos en el exterior y unos 11 millones a libros "extranjeros".
España es el país del que se importa mayor número de libros, folletos y coleccionables, aproximadamente el 37% del total en 2010. El 10% de los libros importados procede de China, el 8% de Uruguay, el 7% de Estados Unidos y el 6%, de Chile. El mayor incremento se está experimentado en las importaciones procedentes de Chile (un 123% más en lo que va de año), China (83% más) y Uruguay (30%).
Las empresas afectadas por las restricciones (entre las que se encuentran varias que son del Grupo PRISA, editor EL PAÍS), aseguran que no han recibido notificación previa. Aunque no existe tampoco una explicación oficial, consta que el Gobierno argentino está desarrollando una fuerte política proteccionista de su industria y que ha cerrado también la frontera inesperadamente a la importación de otros productos, para obligar a negociaciones que beneficien a las empresas nacionales.
En este caso, y siempre según versiones no reconocidas por el Gobierno, se trataría de obligar a las empresas a que impriman en Argentina todos los libros y coleccionables que se vendan en el país, lo que estas consideran imposible, por falta de capacidad del sector y porque en muchas ocasiones se importan solo pequeñas cantidades de libros o coleccionables que no estaría justificado imprimir en varios lugares a la vez. En cualquier caso, lo que los empleados de la aduana preguntan insistentemente es por qué esos libros o folletos no han sido impresos dentro de Argentina, y, especialmente, porque han sido importados desde Chile o Uruguay.
La importación de libros no está gravada en Argentina por ningún tipo de arancel, lo que hace todavía más arbitraria la paralización a juicio de los afectados. "Todos los envíos de libros, que antes entraban por el llamado "canal verde" están siendo derivados en aduana directamente al "canal rojo", que impone un control exhaustivo de la mercancía. Pero incluso cuando se supera ese trámite, los envíos siguen paralizados como "sujetos a investigación", explicó a El País un importante distribuidor del sector. "La situación es grave porque esa paralización afecta a todo el trabajo editorial y a las ventas en kioscos y librerías. Además hay muchos ciudadanos que han comenzado ya una colección y que se encuentran con que no pueden proseguirla", se queja.
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