Ráfagas imprevisibles de novela negra
La intriga policíaca 'Voces para un blues negro' propone 15 capítulos, cada uno con un autor diferente escogido entre las decenas de usuarios que enviaron sus propuestas literarias
Ser un personaje de una novela negra debe de ser un oficio complicado. Entre asesinatos y bandas criminales, es perfectamente posible (y hasta probable) que a la vuelta de la página se esconda la muerte de uno mismo. Aún así, a los protagonistas les quedan algunos recursos para saber qué les espera: si el autor de la novela es de esos que tienen claro desde el principio cómo arrancar y cómo terminar, el personaje cuenta por lo menos con unos indicios. Y si se cumple la profecía típica de que la obra toma vida propia y acaba decidiendo su desarrollo, los protagonistas ya se convierten en artífices de sus destinos. En el caso de Voces para un blues negro (Rocaeditorial), sin embargo, ninguno de ellos tenía manera de saber cuánta arena quedaba en su clepsidra: los 15 capítulos de esta intriga policíaca están escritos por 15 autores diferentes y fueron escogidos sobre la marcha entre las decenas de propuestas que escritores aficionados enviaban a la página web del proyecto tobecontinued.
"Dejamos a los autores una libertad prácticamente total", explica en la Casa de América de Madrid Xavi Bru, el auténtico titiritero de este proyecto pionero. El 14 de enero apareció online la primera entrega de Voces para un blues negro, realizada por el escritor peruano Santiago Roncagliolo (uno de los tres profesionales del proyecto, juntos con Agustín Fernández Mallo y Cristina Fallarás). Un cadáver en la Gran Vía madrileña, una niña como único testigo, un inspector algo friki y su pasado que vuelve en forma de una misteriosa figura femenina completaban el legado abierto, con nueve páginas, que Roncagliolo dejaba a la siguiente pluma.
Bru detalla las únicas normas del juego: "Desde que se publicaba un capítulo, había cinco días para enviar propuestas de entre cinco y 15 páginas. Un grupo de lectores elegidos hacía una criba y luego un comité editorial tenía tres días para escoger el ganador". Y así durante tres meses, hasta que la historia llegara a su imprevisible final. Lo mismo sucede con las ilustraciones que pueblan Voces para un blues negro y sus autores. Los vencedores de ambas categorías se llevaban 100 euros, un e-reader y el 1% de los derechos de autor.
En el fondo, la organización del proyecto no hizo más que echar a rodar el balón y dejar que empezara el partido. Nada de porterías ni fueras de juego: apenas había reglas. "No queríamos que fuera un dictado", sostiene Bru. No obstante, algunos jugadores se fueron cansando. El director del proyecto encuentra en la dificultad del reto la razón principal de que poco a poco el número de propuestas enviadas descendiera. De los 100 posibles capítulos dos se pasó a los cerca de 38 finales. Aún así, en total hubo 1.031 envíos, desde 15 países (España, EE UU, China, Colombia, México y Argentina entre ellos). Más de 13.000 comentarios que cualquier lector podía dejar debajo de las propuestas de capítulos que se iban colgando completan los datos del proyecto tobecontinued.
La suma de estos números dio luz a un conjunto que engancha y en el que "cada capítulo tiene mucha tensión", asegura Fallarás. Pero Bru reconoce que "seguramente sea mejor cada entrega singularmente que el resultado final". Y es que el precio de una hornada de ideas nuevas cada cinco días es la confusión en la que a veces se pierden los hilos de la trama.
El cocktail de libertad total y fantasía de los escritores aficionados produjo muertes repentinas, rastros de metaliteratura y cambios de estilo que acaban desubicando. "El personaje que mato en mi parte me lo había cargado en tres propuestas anteriores que no habían sido aceptadas", cuenta Fernando Lorente, autor del capítulo 12. Para Bru, es esta una de las lecciones aprendidas con tobecontinued: "Tal vez se puede establecer más control sobre la trama por parte del profesional que escribe la primera entrega. Sería el único que tendría la autoridad moral para opinar sobre los personajes".
A una trama que ya tenía problemas de equilibrio Agustín Fernández Mallo soltó un bombazo en su capítulo 5: de repente, nacía una segunda dimensión donde acaban los dobles de los cuerpos que sufriesen un daño especialmente grave. "La novela llevaba una línea muy buena de trama policíaca y me apetecía darle otra dimensión fantástica", asegura uno de los protagonistas del movimiento afterpop y de la llamada Generación Nocilla. Fernández Mallo hace hincapié en la novedad y la dificultad de un proyecto de este tipo: "Es un reto muy extraño al que no estás acostumbrado. Aumenta la complejidad. Siempre puedes hacer capítulo solo para cumplir pero si lo tomas con responsabilidad y te implicas, tienes que darlo todo en pocas páginas y teniendo en cuenta lo que ha pasado antes".
Al mundo doble de Fernández Mallo se fue acercando otro planeta que nació a raíz del proyecto. "Lo mejor de todo esto es la comunidad que ha surgido entre los autores y, online, con los usuarios que comentaban y se recomendaban obras y escritores", tercia Bru. Algunos de los participantes en el proyecto, reunidos en torno a una mesa, enumeran otras ventajas de Voces para un blues negro. "Sacar todo esto de la nada", "poder leer tantas propuestas interesantes", "la transformación en directo de la literatura", se escuchan en una larga lista de aspectos positivos.
El otro lado de la medalla choca con dos escollos. "Todas las entregas muy buenas que se han quedado fuera", resume el primero Bru. Fuera se quedó también el color de las ilustraciones, que en la versión impresa del libro salen en blanco y negro. Es esta polémica el caballo de batalla que Olga Simón, autora del dibujo del capítulo 9, repite una y otra vez, respaldada por otros de los ilustradores: "Estaban pensadas en color. Se ha perjudicado el arte". La diplomacia de Javier Gimer, editor jefe del proyecto, quien achaca la medida a razones económicas y explica que se adhiere a la queja pero "Roma no se construye en un día" no consuela a la ilustradora. "Podríais haber sido aún más pioneros", responde Simón.
Sea como sea, el balance que hace el coro de autores es positivo. Además, al menos según Fallarás, hay que tener en cuenta que la versión verdadera de la obra no son las 173 páginas de libro impreso sino que hay que añadir el despliegue de escritos e ilustraciones en la página web de tobecontinued, en su blog y en las redes sociales, donde siguen apareciendo comentarios sobre el proyecto. Al menos en Internet el blues sigue sonando y la clepsidra de los personajes tiene arena para rato.
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