Edmond Baudoin describe en el cómic ¡Viva la vida! la convulsa Ciudad Juárez
El historietista de Niza, poco conocido en España, publica un cuaderno de viaje sobre el horror que vive la ciudad mexicana.- EL PAÍS adelanta un fragmento de esta obra, que se presentará en el Salón del Cómic de Barcelona el 14 de abril
Dice Edmond Baudoin (Niza, 1942) que cuando llegó a la historieta, ya peinando algo de canas, apenas sabía de tebeos, que solo tenía como bagaje los poemas de Neruda y Rimbaud. Un equipaje aparente, ligero y poco adecuado para una escena francesa de la bande dessinée que en ese momento, a principios de los ochenta, se revolvía con violencia al ritmo de los dibujantes transgresores de Los Humanoides Asociados, que a través de la mítica revista Métal Hurlant desarrollaban una nueva forma de entender el cómic adulto desde la ciencia ficción más agresiva y reflexiva.
La propuesta de Baudoin, intimista y de poso autobiográfico, de trazo sencillo pero elegante, pasaba aparentemente desapercibida entre la comercialidad de los tebeos de siempre para jóvenes y el nuevo escenario de cómic adulto, pero marcaba una impronta indeleble en aquellos jóvenes que comenzaban a leer tebeos y querían labrarse un futuro en ese campo. Baudoin dejaba de lado las aventuras y los héroes para surcar los mismos caminos de los poetas, para hablar del amor y sus penas, de aquellas pequeñas cosas cotidianas que le emocionaban. Sus viñetas eran versos, sus historietas, poemas visuales donde el dibujo y la palabra se entrecruzaban formando un discurso único de línea que deambula entre la delgadez extrema y la mancha emborronada, dotando a su trazo de una vitalidad orgánica que alimenta esa omnipresencia del amor y del enamoramiento. Rompía los códigos no escritos del noveno arte para abrir camino nuevo a toda una generación de autores que luego recibirían el nombre genérico de Nouvelle BD. Los Joann Sfar, David B., Marjane Satrapi o Christophe Blain que hoy tanto éxito tienen en el mercado francés son, en cierta medida, el feliz corolario del atrevimiento de Baudoin.
Podría pensarse que un lugar con decenas de asesinatos diarios no es lugar para la delicada de Baudoin, pero el error sería mayúsculo
Poco conocido en España
Pero sigue siendo, por desgracia, un autor poco conocido en España. Pese a lo prolífico de su obra, en nuestro país apenas ha llegado un puñado selecto de sus obras, como la exótica aventura japonesa que fue El viaje o su tan atípica como sorprendentemente eficaz incursión en el polar de la mano de Fred Vargas con Los cuatro ríos. Sin embargo, de esa obra más íntima y personal, apenas unas muestras como Arlerí, Piero o el bello homenaje a su ciudad natal que es Ensalada de Niza.
Para que la espera -que se antoja larga- sea más llevadera, llega ahora otra de esas obras aparentemente extrañas dentro de la bibliografía del autor, ¡Viva la Vida!, (144 páginas y publicada en Astiberri), un cuaderno de viaje realizado junto al también dibujante y habitual de este género Troubs, que se adentra en el ojo del huracán: la convulsa Ciudad Juárez mexicana. Podría pensarse que un lugar con decenas de asesinatos diarios no es lugar para la delicada exquisitez de Baudoin, pero el error sería mayúsculo.
Las cuatro manos trabajan en profundo equilibrio, aprovechando al máximo las potencialidades de cada uno. Si Troubs es el encargado de dar una visión más periodística de la grave situación de la ciudad fronteriza, por su parte Baudoin consigue transmitir con su habitual destreza los sentimientos y emociones que le causaba ver en directo el horror, la ausencia de futuro, el dolor y la necesidad de vida que clamaba la gente. Su trazo libre se domestica para acoplarse a la realidad, pero su pulsión vital sigue intacta y conecta directamente a lector y víctimas de la violencia para casi, casi, ser testigos de primera línea. Una obra de hondo calado en el ánimo que demuestra que la sencillez y pasión de Baudoin por el dibujo son un lenguaje universal que derriba toda frontera.
Babelia
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