Madrid a la luz de la bohemia
Centenares de admiradores de Valle-Inclán celebran la Noche de Max Estrella
Varios centenares de bohemios se reunieron ayer a las siete de la tarde frente a Casa Ciriaco en el número 84 de la calle Mayor, para unirse en "procesión laica" a través de la ciudad y del tiempo, hasta la época en que Don Ramón María del Valle-Inclán escribió su más célebre obra: Luces de Bohemia. La Noche de Max Estrella fue por decimo cuarto año consecutivo un remake del peregrinaje nocturno del poeta ciego Max Estrella y su acompañante Don Latino de Hispalis, protagonistas de la obra.
"Valle-Inclán es un autor que se está fosilizando por la enseñanza y por la escena española. No se profundiza en su verdadera esencia que es su heterodoxia. Hay que profundizar en Valle y traerlo a la calle", explica Ignacio Amestoy, dramaturgo y periodista, promotor del evento. Guiaron la expedición Amestoy y Rosana Torres, periodista de EL PAÍS, miembros de la recién creada "Irreal Academia del Esperpento", agitando una campana y seguidos por un equipo de sonido móvil. Personalidades del mundo del teatro y la cultura hablaron, encaramados a una escalera, de la obra de Valle, de Madrid y del mundo en los lugares donde transcurre la obra: la plaza Mayor, la plaza de San Miguel, la puerta del Sol, la chocolatería San Ginés... sobre todo, en el Callejón del Gato, cuyos espejos curvos inspiraron a Valle el concepto de esperpento.
La escritora Almudena Grandes, la fotógrafa Ouka Leele, el actor Manuel de Blas, el escritor Ramón Irigoyen o el catedrático Jorge Urrutia tomaron la palabra, entre otros. Las callejuelas del centro se abarrotaron de público y luz amarilla, ante la sorpresa de los turistas y transeúntes.
"Hace falta la mirada crítica, irónica, sarcástica, ecléctica de Valle. Es mucho más que libro o unas grandes obras de teatro, es una manera de pensamiento, una manera de vivir la vida intensamente" explicó Torres. 75 años después de su muerte, Valle-Inclán, el manco, volvió a recorrer las calles de Madrid.