Blanco y negro con pedigrí
La fotografía clásica se posiciona como un valor seguro en Arco
Hay quien dice que en esta edición de Arco ha habido menos fotografía. Posiblemente sea así, pero referido principalmente a las sofisticadas y enormes fotografías de los artistas contemporáneos que tanto proliferaron hace unos años. Por lo que se refiere a los clásicos, siguen allí. El blanco y negro como valor seguro tanto de autores históricos como de fotógrafos que se han ganado su plaza en el arte sin renunciar a los elementos básicos de la disciplina.
En la galería Jorge Mara-La Ruche, de Buenos Aires, destacan las fotografías de Grete Stern (Alemania, 1904-Argentina, 1999) y del que fuera su marido en los años treinta, Horacio Coppola, (Buenos Aires, 1906), longevo fotógrafo del que hace unos años pudo verse una amplia retrospectiva en España. De la primera se exhibe una amplia selección de los fotomontajes que realizó entre 1948 y 1951 para una revista femenina y que tituló Los sueños (son edición moderna y valen unos 1.800 euros). De él, diversas copias de época de los años treinta de Buenos Aires de gran poder evocador (12.000 euros).
En la Elvira González se presentan fotografías de Mapplethorpe, del que tendrá una exposición este verano en su sala madrileña, y que es uno de los artistas más omnipresentes en la feria. En La Fábrica pueden verse obras de Diane Arbus y Francesca Woodman y en la galería Levy destaca un apartado dedicado al surrealismo con obras de Man Ray y otros artistas de la época. En Guillermo de Osma se presentan fotografías de los años treinta y cuarenta de Josep Alemany (1895-1951), cuyo archivo ha adquirido la galería, y en la sala Elba Benítez pueden comprarse por unos 5.500 euros fotografías del sudafricano David Goldblatt realizadas en 1975. O, más actual, en la Juana de Aizpuru, como siempre, no faltan las fotografías de Alberto García-Alix y Cristina García Rodero.
Clasicismo
Son casi todas ellas obras que atraen la mirada por su clasicismo en una feria que, aunque muy moderada en esta edición, suele estar plagada de estridencias coloristas. Lo que ya no es tan sencillo es saber exactamente el origen y la técnica de estas fotografías. Pep Belloch, que ha dejado la dirección de la histórica galería Visor después de 28 años para dedicarse al estudio de la fotografía desde la Universidad Politécnica de Valencia, es muy crítico con la manera de presentar la fotografía en Arco. Aunque podría decirse lo mismo del resto de formatos ya que si algo no abunda en esta feria es la información clara al visitante. "Es importante que se daten las obras, que se explique bien la técnica y si es copia de época o no", señala Belloch. "Tanto si es para el visitante como para el comprador, que tiene derecho a saber exactamente lo que adquiere". En opinión de Belloch, hay fotografías de autores históricos de los que no se informa que son copias actuales. "Son cosas importantes para clarificar la situación de la fotografía", afirma.
Belloch confirma la abundancia de fotografía histórica en la feria y lo considera un dato importante de la normalización de la disciplina, que en subastas está adquiriendo cada vez más cotización. "Son valores seguros que los coleccionistas conocen bien, pero insisto en que falta más información sobre lo que se vende. Es un vacío que tenemos en España, en donde no abundan los estudios sobre nuestros autores y tampoco hay una producción teórica importante", señala. Desde la universidad, indica, ha creado un máster de investigación y puesto en marcha un trabajo para crear una base de datos de colecciones y fondos de fotografía española, aunque, señala, el problema como siempre es la falta de fondos. "Estamos elaborando la historia de la fotografía española a base de voluntarismo, y esto no puede ser", comenta.
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