Imágenes contra la pobreza en Latinoamérica
Tres proyectos usan la fotografía para la inclusión social de niños marginados
¿Qué hace un niño con una cámara de fotos en un basurero? El acceso al arte y a la cultura está considerado por UNICEF como un derecho, igual que la alimentación, el vestido o la vivienda, porque contribuye a que niños y jóvenes obtengan respuestas ante situaciones de desigualdad, de violencia y de pobreza.
Simon Rattle, director de la Orquesta Filarmónica de Berlín, hace una declaración de principios vitales en la película Esto es ritmo (2007): "La música no es un lujo, es una necesidad, como el aire que respiramos, como el agua que bebemos". La música, el teatro, el circo, la fotografía... convierten a los niños en protagonistas, los "desestigmatizan" como dijo en Madrid la fotógrafa argentina Moira Rubio.
Después de cuatro meses de actividades en América Latina, se clausuró en la capital de España la II edición de Trasatlántica PHotoEspaña con un seminario sobre la fotografía como vínculo social, que reunió en la sede de CaixaForum a Nancy McGirr, de Fotokids (Guatemala/ Honduras); Vicent Rosenblatt, de la Agencia Olhares do Morro (Brasil) y Moira Patricia Rubio de la Fundación ph15 (Argentina), entre otros.
Out of the Dump (Saliendo del basurero) fue el nombre con el que Nancy McGirr, ex reportera gráfica de la agencia Reuters, fundó Fotokids/Fundación de Niños Artistas hace 20 años en Guatemala. "Quería dejar de documentar situaciones y empezar a trabajar activamente para solucionarlas" declara la fotógrafa a EL PAÍS. "Fui a tomar unas fotos a un basurero en Guatemala para una revista y ver allí a aquellos niños fue definitivo". El proyecto comenzó dando cámaras a seis niños que vivían y trabajaban en el inmenso basurero municipal de la capital guatemalteca. "Empezamos con niños de 5 años y continuamos, en algunos casos, hasta que cumplen los 26. Si quieren ir a la universidad van." Y añade: "No a todos les gusta hacer de la fotografía su profesión y por eso tenemos a un chico que estudia arquitectura; otro, administración de empresas; dos periodismo, y una chica indígena que estudia Derecho." Hoy el proyecto incluye a más de cien jóvenes de áreas rurales y urbanas, amenazadas por la violencia de las maras y la desesperanza de la pobreza.
McGirr ha sido reconocida internacionalmente como una de las primeras en usar la fotografía para estimular el pensamiento crítico, la creatividad y dar una oportunidad de crecimiento y empleo a los jóvenes marginados. La fotógrafa se considera una privilegiada, porque los ve crecer, es testigo de sus cambios. Al entrar en el programa, cada estudiante recibe una cámara y empieza a aprender las técnicas básicas de la fotografía. A medida que los alumnos progresan, las áreas de estudio se amplían. Los estudiantes mayores se involucran en la enseñanza de los menores. "A los 12 o 13 años empiezan a enseñar a los pequeños". McGirr califica de "espantoso" el problema de las maras, aunque a ellos (y toca madera) no los han amenazado demasiado. "La gente pobre sufre mucho la violencia de las maras". Otro problema es el narcotráfico: "El 40% del país está bajo control de los narcos ¿cómo se puede pelear contra eso? Esta es una de las razones por las que empezamos con niños tan pequeños, para evitar que caigan en sus manos".
La Fundación ph15 surgió en agosto de 2000 por un encuentro entre un fotógrafo que estaba realizando tomas en Villa 15 o Ciudad Oculta, como es conocido este barrio bonaerense, y un grupo de chicos que estaba muy interesado en realizar alguna actividad artística. En ese momento con un grupo de 10 chicos se inició un taller de expresión fotográfica que dio a los jóvenes la oportunidad de "contar sus historias a una sociedad que normalmente los discrimina", comenta la fotógrafa argentina Moira Rubio (Buenos Aires, 1976). Los chicos que acuden a estos talleres proceden en muchos casos de familias desestructuradas y entre ellos hay bastantes madres adolescentes, que asisten a clase con sus bebés. "Los que se dedican a la fotografía son ahora talleristas de ph15 [unos ocho] que ya han dejado de vivir en este barrio pero vuelven a impartir los talleres. Existe en ellos un interés en devolver la enseñanza recibida, lo que es muy gratificante." Algunos quieren salir del barrio, otros no: "tienen un sentimiento muy arraigado de pertenencia y quieren hacer algo por mejorarlo". No todo es negativo, "sus imágenes son bastante felices", dice Rubio. ¿Y el dinero? "Esta es la parte triste" afirma la fotógrafa. "Con los Gobiernos no nos hemos llevado bien porque nuestro proyecto es muy reducido".
En que estos programas son demasiado pequeños para interesar a los Gobiernos coincide Vicent Rosenblatt de la Agencia Olhares do Morro en Brasil, evolución de la asociación Olhares do Morro, cuyo proyecto se inició en la favela Santa Marta de Río de Janeiro, en 2002. Como la imagen del barrio se limitaba a imágenes de violencia, Olhares abrió las favelas para que el público pudiera conocer la riqueza, la complejidad y la energía de los jóvenes que allí viven.
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