"En 'Animal kingdom' hice lo que me dio la gana"
El realizador australiano estrena en España una de las sorpresas de la temporada después de triunfar en el Festival de Sundance 2010 y de convencer a la crítica mundial
Desde Sundance llegó el rumor que la película que se llevó su máximo galardón en su edición de 2010 era, en efecto, muy buena y, haciendo honor a la marca del certamen, independiente. Una rareza que llega este viernes a España después de conocer el beneplácito de la crítica internacional con la bendición incluida de Quentin Tarantino. Animal kingdom es la áspera, por terrorífica y negrísima, ópera prima del australiano David Michôd. Un australiano que retrata sobriamente la progresiva desestructuración de la familia de criminales Cody por culpa (o gracias) a la inoculación en su seno de un inesperado nuevo miembro. O, también, la peculiar educación sentimental de un joven con el crimen de fondo que logra lo indecible en el actual cine negro: ser diferente. El País habló con el director de este brillante y sorprendente película.
Pregunta: Después de seis años trabajando de redactor jefe en una revista de cine, ¿qué aprendió sobre el cine?
Respuesta: Al ser una revista orientada hacia la industria cinematográfica aprendí mucho sobre marketing y sobre todo lo que hay detrás de las estrellas. Aunque, claro, antes había estudiado cine en Sidney.
P: ¿Alguna diferencia significativa entre la teoría y la práctica?
R.: No. Sabía desde el principio la película que quería hacer.
P: Desde Quentin Tarantino a Sundance pasando por media Europa, 'Animal Kingdom' está siendo muy bien acogida por público y crítica. ¿Alguna teoría al respecto?
R.: Es verdad que está siendo muy sorprendente. Y, sobre todo, lo que la gente parece saber sobre Melbourne y su pasado criminal. Pero, claro, el crimen es solo uno de los temas. La película habla sobre todo de la familia con un lenguaje al que los espectadores están ya acostumbrados, el del cine negro, y que en este caso, por su emplazamiento geográfico, encuentran fresco, inusual y exótico.
P: ¿No le molesta el término exótico para referirse a su película?
R.: No. Todo lo que pueda dar una visión distinta de algo que conoces es exótico. Recuerdo la primera vez que vi Taxi Driver de Martin Scorsese y Nueva York me pareció tan exótica. Pero, también, muy cercana porque la película utilizaba un lenguaje que conocía, el del cine que me gustaba.
P: ¿Cómo situaría esta película en la historia del cine criminal?
R.: Para mí era muy importante hacer algo diferente. Que tuviera un continuo sentido de amenaza. De riesgo. Quería hacer una película de crímenes que fuera a la vez como una película de terror.
P: El primer borrador del guión lo escribió hace ocho años y, desde entonces, ha hecho varios borradores más. ¿Qué le hizo decidirse por esta versión?
R.: Hacer cortometrajes. Es lo mejor que te puede pasar. Ver en repetidas ocasiones como se pasa de la escritura al cine.
P: En relación a la trama de la película, ¿de verdad cree que la gente es tan egoísta?
R.: La película habla sobre cómo la gente construye su identidad. Las formas de diferenciar entre lo bueno y lo malo. Moralmente creo que hay algo de esperanzador en ver a un joven formarse y asumir que hay algo que tiene que hacer porque, simplemente, está bien. Aunque eso puede que, en realidad, esté mal. Ese es el mundo en el que vivimos.
P: ¿Cómo es el mundo en el que vivimos?
R.: Toda generación cree que es especial. Pero la nuestra es mucho más sensible de lo moralmente problemática que es nuestra era. Totalmente alejada de ese deje infantil de los sesenta. Antes tenían un sentido mucho más claro de que el futuro era brillante. Hoy, somos conscientes de la complejidad y contradictorio de lo político, lo social, lo económico...
P: Le habrán llovido ofertas de Hollywood, ¿no?
R.: Sí. Justo después de Sundance no he parado de hablar con productoras sobre la próxima película. Y de cómo hacerla sin pensar que la hago solo porque me la ofrecen en Hollywood. Es difícil. Sobre todo cuando en Animal Kingdom hice lo que me dio la gana.
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