El musical maldito vuelve a Nueva York
'The Capeman', el musical de Paul Simon que fracasó en Broadway hace 12 años, se reestrena mañana en Central Park
Paul Simon busca la redención con tres funciones de su musical The Capeman en el Central Park de Nueva York. Desde que el musical manchó su exitosa carrera en 1998, la maldición de la obra que trata sobre un adolescente llamado Salvador Agrón que asesinó a dos chicos irlandeses en 1959 al confundirlos con miembros de la banda rival, ha perseguido a Simon. 11 millones de dólares en pérdidas y una crítica que hablaba de "argumento demasiado embrollado y un protagonista carente de atractivo" fue lo que le quedó a Simon tras el cierre.
A pesar de que años después el cantante lo intentó sacando un CD con las canciones de The Capeman interpretadas por él mismo, y aunque gozó entonces del apoyo de la crítica, la grabación no triunfó.
Con un estreno caótico con abucheos entre el público, críticas por parte de los familiares de las víctimas de Agrón y tan solo 68 funciones, The Capeman, cuyo libreto escribió el dramaturgo y Premio Nobel en 1992 Derek Walcott, desapareció de los escenarios. Las principales quejas fueron porque se acusó a Simon de dulcificar la imagen de un asesino y de mitificar su figura, a pesar de que Agrón, al que daba vida en el escenario el cantante Marc Anthony, se rehabilitó en la cárcel y llegó a tener estudios universitarios.
El Teatro Delacorte ha sido el escenario elegido para representar el polémico musical del integrante de Simon & Garfunkel. Un anfiteatro al aire libre en el corazón de Central Park. Paul Simon confesaba lo acertado del recinto para el reestreno: "Creo que el Delacorte es un lugar ideal para escuchar la música de The Capeman. Va a ser una velada de buena música", explica el cantante.
Con este nuevo montaje del Public Theater del musical, se eliminarán elementos que propiciaron la ruina del montaje. Se suprimirán los vídeos que se proyectaban para ayudar a contar la historia, y se potenciará el personaje de la madre de Salvador Agrón, con la que el público empatizó mucho más que con el delincuente juvenil.
Babelia
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