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Salvados de la polilla cuatro magnos tapices de la colegiata de Pastrana

Las piezas de gran formato, del siglo XV, glosan la conquista de las ciudades de Arzila y Tánger

Cuatro espléndidos tapices del siglo XV con enigmática historia y a punto de perderse para siempre comidos por las polillas en la colegiata de Pastrana (Guadalajara) han vuelto a la vida tras un año de gravosa restauración curativa en la Real Manufactura de Tapices De Wit de Malinas. Las piezas de gran formato (11 por 4 metros) glosan la conquista de las ciudades de Arzila y Tánger por Alfonso V de Portugal en 1471 y son coetáneas de aquella campaña. Lo que las pollillas dejaron como un cielo estrellado cuando se veían al contraluz brilla ahora con luz propia hasta el extremo de ser propuesto para el premio Europa Nostra de restauración.

Uno de los cuatro tapices, La toma de Tánger, iba a formar parte de la magna exposición Tapices flamencos para los duques de Borgoña, el emperador Carlos V y el rey Felipe II de ahora hace un año en Gante, cuna del emperador. Fernando Checa, comisario de aquella muestra, tenía especial empeño en esa pieza y quedó aterrado al ver el estado de abandono en que se encontraba en la colegiata alcarreña, al igual que la serie de tres tapices dedicada al desembarco, asedio y conquista de Arzila, la otra localidad ganada por Alfonso el Africano en el mismo golpe.

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Fruto inesperado de aquella exposición fue la alarma y plan de salvación de las cuatro obras, que ahora se muestran durante dos meses en el bruselense Museo del Cincuentenario antes de viajar al Museo de Santa Cruz en Toledo y a la Fundación Carlos de Amberes de Madrid para ser expuestas mientras se ultima su retorno en condiciones dignas al lugar de origen, la colegiata de Pastrana.

El misterio y la especulación envuelve a las cuatro piezas, que pasan por ser uno de los más conseguidos conjuntos de tapices del último cuatro del siglo XV y de las que sólo se sabe con certeza que fueron elaboradas en Tournai, en su momento el lugar por antonomasia para la fabricación de tapices en Flandes. Ni quién encargó la serie, ni quién dibujó los cartones, ni en qué taller fue tejida, ni cómo llegó a España, ni cómo acabó en manos de la casa de los Mendoza. En la neblina de la historia se mezclan y confunden Alfonso V, el artista luso Nuño Gonzalves, el taller de Passchier Grenier, la batalla de Toro, que Alfonso perdió ante Fernando de Aragón, marido de Isabel la Católica, Felipe el Hermoso... Lo única certidumbre es que muestran grandiosa y propagandísticamente el éxito de Alfonso en 1471 al otro lado del estrecho de Gibraltar, que los cuatro tapices fueron ofrecidos por el duque de Pastrana a la colegiata en 1667 y que allí han estado pudriéndose en la antesala al túmulo de la princesa de Éboli hasta ser restaurados en Malinas.

"En 30 años no habíamos visto algo de este tamaño en tan mal estado", dice Yvan Maes de Wit, presidente del la manufactura De Wit. Las polillas habían hecho tanto agujero que "parecía un cielo estrellado al verlos a contraluz". Y no sólo las polillas, la luz había atacados la seda y los tapices habían sido recortados a una treintena de centímetros lo largo, dos por arriba y dos por abajo.

Los tapices han sido salvados en una operación que ha durado de enero a noviembre de 2009 en Malinas, con ocho restauradores trabajando simultáneamente a razón de dos sobre cada una de las cuatro piezas. El total ha supuesto un desembolso de unos 300.000 euros (en los que se incluye todo el ciclo, desde su salida de Pastrana a su definitiva vuelta a la colegiata) de los que la mitad serán abonados por la Junta de Castilla La Mancha. "La titularidad es de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara y van a volver a Pastrana", asegura Soledad Herrero, consejera manchega de Cultura, pero sólo lo harán si la colegiata adecua el lugar de debida conservación del tesoro. La última palabra la tiene el Instituto del Patrimonio Cultural de España, que "debe decir si el lugar en que se vuelvan a colgar es homologable", según fuentes de la Fundación Carlos de Amberes.

Detalle de uno de los tapices de la colegiata de Pastrana, tras su restauración
Detalle de uno de los tapices de la colegiata de Pastrana, tras su restauraciónEFE

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