Espido Freire prepara una novela histórica
La autora, que participa en los Martes Literarios de la UIMP, critica que las grandes editoriales no apuesten por los jóvenes
Espido Freire, que con 25 años se convirtió en la ganadora más joven del premio Planeta en 1999 - con su libro Melocotones helados - cree en el trabajo duro. Asegura que por primera vez en 11 años está apunto de tomarse tres semanas de vacaciones y hoy pone fin a un año de trabajo con su participación en los Martes Literarios de la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. "Me encuentro casi al límite de mis fuerzas, he publicado tres libros este año, creo que me he pasado un poco", ha dicho esta tarde en la Universidad.
Con todo, aún no sabe si se llevará consigo el ordenador, pues está apunto de terminar una nueva obra, que será su primera incursión en el tema histórico. En concreto se centra en la época medieval: "Me está suponiendo bastante esfuerzo, porque casi siempre me he basado en la fabulación y no en la documentación", ha explicado la autora, que lleva tiempo buceando en archivos, lo que considera peligroso por "miedo a no ser fiel y porque acaba enganchando".
La escritora, que ha publicado 20 obras en 11 años, se siente afortunada al lado de las nuevas generaciones: "Tuve la suerte de ser la última apuesta editorial decidida que se hacía por una persona joven en mucho tiempo", y critica "el escaso relevo literario" de los últimos años. Cree que hay buenos autores jóvenes pero las grandes editoriales "están apostando muy poco por ellos".
Freire también ha hablado sobre las mujeres. Preguntada por la afirmación de Laura Freixas de que existe "un techo de cristal que impide publicar a muchas mujeres" que se debe "a un mecanismo o filtro inconsciente que privilegia lo masculino, la escritora bilbaína asegura que está "eminentemente de acuerdo", no sólo por la publicación sino, por ejemplo, por el trato de los medios de comunicación. "Ha habido titulares de entrevistas que jamás se le hubieran dado a un varón, en medios serios", ha criticado, "y por desgracia no tiene pinta de cambiar". Freire no lo achaca al machismo, "tiene más que ver con la misoginia". A juicio de la escritora, "cuando algo es propiedad o patrimonio principalmente de las mujeres tiende a perder seriedad".
Babelia
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