"No quiero imponerme como coreógrafo"

Afirma que es su sueño convertido en realidad y resulta difícil no creer a Ángel Corella (Madrid, 1975) cuando habla de su propia compañía de danza en su camerino del Teatro del Liceo de Barcelona, donde a partir de hoy y hasta el sábado ofrecerá cinco funciones de La bayadère. Su aniñado rostro, que ni la barba de una semana consigue endurecer, se ilumina cuando explica, desbordante de entusiasmo, sus proyectos con la Corella Ballet Castilla León, las actuaciones que con su compañía hará el año próximo en Nueva York, la gira de un mes que tienen en Brasil, la preparación de su versión del gran clásico de Petipa El lago de los cisnes y de su debut como coreógrafo.

Pregunta. ¿Ha sido como había pensado este primer año al frente de su propia compañía?

"La mía no es una compañía de autor, es una compañía de bailarines"

"Sé que hay gente que me quiere jubilar, pero estoy fuerte técnicamente"

Respuesta. La gente era escéptica. Me dijeron que no podría hacerlo, que no tendría dinero. Pero las cuentas me salen y tenemos más propuestas de actuaciones de las que podemos hacer. Este primer año ha sido de demostrar. Hemos demostrado que es posible, que en España puede existir una compañía de danza clásica de calidad, como las de los grandes teatros de ópera en Europa, pero sin que forme parte de un teatro.

P. ¿Y ahora?

R. Ahora que todos han visto que la Corella Ballet es la compañía de danza que había anunciado que sería, que la gente tiene ganas de verla, que se ha creado expectación, que nos han llamado para actuar en Nueva York el año próximo, nos gustaría que el Ministerio de Cultura, otras instituciones y los patrocinadores privados se implicaran más.

P. El próximo 30 de julio debuta como coreógrafo con su compañía en el Festival de Peralada. ¿Es el inicio de una nueva faceta?

R. Nunca me lo había planteado y no sé si volveré a hacerlo, pero escuché el septeto de cuerda Souvenir de Florencia, de Chaikovski, y empecé a ver al cuerpo de baile girando y saltando, entrando y saliendo. No me lo quitaba de la cabeza y me puse a escribir la coreografía. En sólo una semana y media. ¡Casi 40 minutos de coreografía! Ha quedado una obra impactante.

P. ¿Por qué dice que no sabe si volverá a hacer coreografías?

R. Porque en España se suele dar importancia a los directores coreógrafos. La Corella Ballet no es una compañía de autor, es una compañía de bailarines, de grandes bailarines y de danza clásica. Quiero que la gente venga a vernos y conozca a los grandes bailarines, a Adiarys Almeida, a Natalia Tapia, a Carmen Corella, y que la compañía tenga las mejores coreografías y los mejores coreógrafos para disfrutar. No quiero imponerme como coreógrafo. No sé si me lo plantearé de nuevo. Por el momento, bastante tengo con bailar y dirigir una compañía.

P. La de los directores de compañías de danza no, pero la vida profesional de un bailarín tiene fecha de caducidad. ¿Ve la suya cerca?

R. Barishnikov llegó a América cuando tenía 28 años y su mejor época, la de mayor fama, fue entre los 30 y los 40 años. Julio Boca se ha retirado a los 40, cuando todavía seguía bailando quijotes y corsarios. Sé que hay gente que ya me quiere jubilar, pero me siento bien y técnicamente fuerte. Puedo seguir girando y saltando como cuando tenía 20 o 25 años. Incluso mejor, porque ahora tengo más experiencia y mi control del cuerpo es mayor. Me veo cuatro o cinco años más sobre el escenario. Cuando la danza sea un suplicio para mí, cuando el esfuerzo sea mayor que el disfrute, lo dejaré.

P. ¿Se pasará a la danza contemporánea?

R. He bailado danza contemporánea, neoclásica y clásica, pero si se refiere a si acabaré haciendo lo que hace Barishnikov, no lo creo. Dirigir la compañía me llena tanto como bailar.

P. ¿Cuál es ahora su relación con el American Ballet?

R. Hace sólo unos días que he regresado de Nueva York de bailar El lago de los cisnes y Giselle. Seguiré en la compañía como artista invitado. Quiero pasar la mayor parte del tiempo en España. Es importante que los bailarines asocien al director con una cara.