Bardem dedica el Premio de Cinematografía a los compañeros de profesión

El actor Javier Bardem, que consiguió el Oscar al mejor actor de reparto por No es país para viejos, ha recibido esta mañana el Premio Nacional de Cinematografía, que le ha sido entregado por el ministro de Cultura, César Antonio Molina, en el 56º Festival de Cine de San Sebastián. Minutos antes de recoger el galardón, Bardem ha señalado: "[lo] tomo para entregárselo a toda la gente de la profesión a la que debo tanto y rindo pleitesía". En el acto de entrega, ha trasladado este reconocimiento a la gente de la profesión de los que ha aprendido su oficio, ante la mirada de su madre, Pilar Bardem -sentada junto al actor Juan Diego-, de Antonio Banderas, del cineasta Jonathan Demme -presidente del jurado de la sección oficial de esta 56ª edición del certamen- y la presidenta de la Academia de Cine, Ángeles González-Sinde. El galardón reconoce la trayectoria del primer actor español que ha conseguido una estatuilla de la Academia de Hollywood y cuya última película, Vicky Cristina Barcelona, dirigida por Woody Allen, se estrena hoy en las pantallas españolas.

El actor también ha anunciado que la dotación económica de 30.000 euros que acompaña al premio irá destinada al pueblo saharaui, "con el que se tiene una deuda de memoria histórica"; al fondo asistencial de la Fundación AISGE, "para honrar a nuestros mayores en esta profesión" ha apuntado, y al proyecto de investigación y desarrollo del arte interpretativo que prepara con Juan Carlos Corazza. El titular de Cultura ha destacado también la proyección interncional del actor, además de recordar algunos de sus papeles más memorables en el cine -en cintas como Jamón, jamón, Mar adentro, Antes que anochezca o No es país para viejos-, además de los galardones que ya ha recibido, entre ellos el Oscar, el Goya, el Globo de Oro o la Concha de Oro en San Sebastián.

"Los premios pueden sacar lo peor de uno"

"Es un premio que me llega como representante, en este momento concreto, de un oficio que amo y por el que le debo mucho a mucha gente", ha explicado el actor en una entrevista con los medios anterior a la entrega del galardón. "No me gusta verme en pantalla, como a casi ningún actor, y todas las veces que lo he hecho he pensado en algún momento que fallé a la hora de interpretar a mi personaje", ha apuntado. "Los premios pueden sacar lo peor de uno mismo, y además lo peor de otros hacia uno mismo", ha asegurado el intérprete, "cansado polémicas que no merecen la pena" en torno a sus declaraciones públicas.

"Tuve la suerte de recibir el guión completo de la película, algo que parece ser poco común viniendo de Allen, y leyéndolo me reí y reflexioné a la vez", recuerda Bardem acerca de esta comedia, que hoy llega a las salas españolas. Conoció al cineasta neoyorquino un día antes de empezar a rodar, algo que agradece, ya que "su forma de trabajar, en la que no hay tiempo para intelectualizar nada, da al rodaje una permanente sensación de alerta" y, aunque no sea un director que dé muchas direcciones, sí ofreció al español "su cariño y apoyo en momentos de inseguridades y miedos", poseedor como es de "una extraordinaria experiencia de vida e incuestionable trayectoria cinematográfica".

El Premio Nacional de Cinematografía 2008, concedido por el Ministerio de Cultura, reconoce la labor profesional de Bardem, que pertenece a una estirpe de grandes actores que basan su profesión en "un duro trabajo, que nace del rigor y del entrenamiento y de la preparación a fondo del personaje", ha apuntado Molina durante su intervención.

El actor ha sido entrevistado poco antes en la Cadena Ser y no ha querido abundar en la polémica suscitada por sus declaraciones al periódico The New York Times, en las que opinaba sobre el carácter del público español. Bardem ha pedido poner punto final a la controversia y ha lamentado: "haga lo que haga, siempre me va a criticar un sector".

Allen apuesta por Obama

Precisamente el director de la película, Woody Allen, ha abierto la veda sobre los pronósticos de las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos, que se celebran el 4 de noviembre. El cineasta neoyorquino apuesta, como es habitual en él, por la opción demócrata. Y lo hace sin ambages. Ha afirmado hoy que sería "terrible para Estados Unidos" en muchos aspectos que el candidato demócrata a la presidencia, Barack Obama, no ganara las próximas elecciones tras "ocho años catastróficos, incompetentes y deshonestos". Allen ha hecho estas declaraciones en un encuentro con un reducido grupo de periodistas españoles, en el Festival de San Sebastián, donde se encuentra para presentar su película Vicky Cristina Barcelona.

Preguntado por sus expectativas ante las elecciones presidenciales en su país, que se celebrarán en noviembre y enfrentarán a Obama con John McCain, por el lado republicano, Allen se mostró claramente a favor del candidato demócrata. En su opinión sería "una humillación y una vergüenza" si Obama no gana. Primero porque "es mucho mejor que su oponente" y además porque sería la única forma de "dar un paso adelante" y alejarse de los últimos ocho años -con el Gobierno de George W. Bush- de malas decisiones.

"Sería terrible si el público norteamericano no se moviliza para votarle (a Obama)", porque, en su opinión, eso querría decir que "prefieren más de lo mismo".